lunes, 31 de agosto de 2020

Podcast A Ciencia Cierta: Alfred Wegener. La Deriva Continental

 

 

El astrónomo y meteorólogo alemán Alfred Wegener publicó en 1915 el libro "El origen de los Continentes y los Océanos" donde exponía su teoría de la deriva continental, lo que le convirtió con el tiempo en el padre de la Geología moderna. Aunque no fue el primero en exponer esta idea de que los Continentes se mueven, sí que fue el primero en aportar pruebas que iban más allá de la similar forma de la costa de los continentes que parecían encajar. En el programa de esta semana analizamos en profundidad la vida y obra de Wegener, y sobre todo la gran oposición que la comunidad científica tuvo hacia sus ideas. Esto último sirve como ejemplo para estudiar cómo funciona la Ciencia y lo difícil que es en muchas ocasiones que las ideas nuevas y revolucionarias acaben por aceptarse. Todo ello de la mano de Ignacio Crespo, Eder Amayuelas y Luis Cortés Briñol.

Podcast: A Ciencia Cierta

 

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P. Adolfo Franco, SJ: Comentario para el domingo 30 de Agosto

DOMINGO XXII DEL Tiempo Ordinario
Mateo 16, 21-27

Jesús anuncia su muerte

21 Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día.

22 Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirle, diciendo: Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca.

23 Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: !!Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres.

24 Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.

25 Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará.

26 Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?

27 Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras.


Jesús manifiesta a sus apóstoles el plan de la Redención; les dice todo lo que le va a suceder en su Pasión. Y ellos reaccionan, y Pedro reacciona con un vigor excesivo y dice a Jesús: ¡eso no te va a pasar! Y Jesús responde a Pedro, como pocas veces lo hizo: ¡Apártate de mí Satanás! Y tomando pie de esta situación añade además varias afirmaciones fundamentales sobre el camino que se debe tomar para seguirlo: cargar con la propia cruz y perder la vida.

¿Y qué hacemos con esta página del Evangelio? ¿La borramos? Evidentemente que es muy central esta enseñanza de Jesús. Sabemos que es muy central para la Redención que Cristo padeciese lo que padeció. Pero de todas formas resulta complicado. Y más complicado aún es aplicarse a uno mismo la enseñanza referente al cargar la cruz y al perder la vida.

Esta enseñanza de Cristo para nuestra vida nos resulta chocante e incomprensible; pero, en contra de nuestro sentido común todo esto que Jesús nos dice es la mayor verdad que nos puede presentar para guiarnos en la vida.  Aquí nos movemos en un terreno completamente desconocido, porque desafía de manera radical nuestra lógica, y el sentido común.

Después de muchos años de fe, después de dos mil años  la Pasión de Cristo se ha hecho lejana y la hemos dulcificado, y por eso fácilmente la aceptamos en Cristo. Aunque deberíamos devolver a esta enseñanza su realismo y recuperar la crudeza de los hechos. Y Cristo afirma, y es la verdad, que ahí está la salvación, que ahí se encuentra el amor, y que para eso valió la pena su vida.

La plenitud, la realización ¿cómo puede estar dónde aparece el sacrificio, una aparente destrucción?

¿Cómo puede ganar la vida el que la pierde? Pienso que aquí se encuentra la más hermosa lección sobre la vida, que Cristo podía darnos. Al entregarse a la Pasión, a la suya, Jesús no sólo cumplió la voluntad del Padre, sino que nos enseñó el camino de nuestra propia vida.

Hay que darlo todo, dárselo todo, sin condiciones y sin límites. Sin tener previsiones, sin que se nos dé un adelanto de cómo será el resultado, y cómo será el camino. Fiarse plenamente y a ciegas, aunque las cosas parezcan diferentes, aunque todo lo veamos al revés: permitirle que El me tome de la mano y me lleve por caminos que ignoro, por sitios que parecen oscuros, por situaciones de abandono. Y esto sin temores, sin titubeos, creyendo, sobre toda apariencia, que El sabe lo que hace y que lo que hace es lo mejor que me puede pasar.

Firmar así un cheque en blanco no es fácil y sin embargo es el reto que nos plantea la Pasión del Señor, y el camino que Jesús en este pasaje nos indica: de seguirle con nuestra cruz, y perder la vida. Y ciertamente es la pura verdad que uno alcanza el tope de la vida, cuando descubre que hay Alguien al que podemos darle todo, y mejor aún, Alguien al que permitirle que tome todo: como quien pone a sus pies el baúl de nuestra vida abierto completamente, para que se lleve todo, de la manera que El decida, sabiendo que esto es el tope y la plenitud de la existencia: así se experimenta (no sólo se sabe) que el que pierda la vida por El, la encontrará.

Cuando se acepta eso, la entrega total sin límites, el corazón a la vez encuentra que todo es amor, y que eso es el significado hondo de la vida y nos llega a envolver una paz, como nunca habíamos sentido. Es verdad: solamente es capaz de amar de verdad el que da la vida entera. Y realmente si uno vive para amar, entonces descubre que la vida que aparentemente se había perdido, se la encuentra de la mejor manera.

El problema es cuando uno se queda a mitad de camino en la entrega, porque entonces no se llega a la luz, y la entrega se convierte más que en muerte, en tormento, y en absurdo.

Paradojas que nos desafían, y que nos invitan: por eso El toma la delantera, para que nosotros simplemente carguemos cada uno la propia cruz y sigamos sus huellas.

Adolfo Franco, SJ

 

domingo, 30 de agosto de 2020

Video 509: Corrupción y deuda externa peruana | Histeria Del Perú

 

 

El origen de la corrupción en el Perú tiene un vínculo muy particular con el origen de la deuda pública de la prematura república. Descúbrelo en este video.

 

Fuente: Histeria Del Perú

 

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Letra 402: Las seis esposas de Enrique VIII de Rick Wakeman

RICK WAKEMAN

Rick Wakeman, nacido Richard Christopher Wakeman (Londres, 18 de mayo de 1949), es un compositor e intérprete británico, famoso por ser integrante del grupo de rock progresivo Yes y por su prolífica carrera solista. Empezó siendo un pianista entrenado en música clásica, y se hizo célebre por el empleo de multitud de teclados electrónicos que fueron en su momento de última generación, y el uso de orquestas y coros como acompañamiento de una banda de rock. Compró su primer teclado electrónico (un sintetizador Minimoog) del actor Jack Wild. Wakeman pudo comprarlo a mitad de su precio de venta ya que Wild creía que no funcionaba bien porque solo ejecutaba una nota a la vez (no sabía que se trataba de un sintetizador monofónico). Actualmente tiene un programa en la radio Planet Rock. Es considerado por la crítica musical y los aficionados como uno de los más destacados tecladistas de rock de todos los tiempos. Por ejemplo, el 26 de septiembre de 2014, el guitarrista de Queen, Brian May, declaró públicamente, en el concierto Starmus de Tenerife: "probablemente el tecladista más grande del rock es Rick Wakeman..., de hecho ni siquiera probablemente.

 

LAS SEIS ESPOSAS DE ENRIQUE VIII

The Six Wives of Henry VIII (Las seis esposas de Enrique VIII) es el título de un álbum de música de 1973 del teclista de rock progresivo Rick Wakeman. Fue su primer álbum como solista y fue lanzado en los Estados Unidos. Otros componentes del grupo Yes, al que pertenecía Wakeman por entonces, aparecían en varias piezas. Aunque la música no tiene mucha relación con las seis esposas de Enrique VIII, el álbum tuvo bastante éxito, y es visto como uno de los trabajos solistas más sólidos de Wakeman. Wakeman explica el título y el tema visual con las siguientes palabras: « Este álbum está basado en mi interpretación de las características musicales de las esposas de Enrique VIII. Aunque el sonido puede que no coincida con sus historias individuales, es mi concepción personal de los personajes a través de los instrumentos de teclado ». Durante las actuaciones en vivo de Yes, cada miembro interpretaba un solo, y Wakeman, para el suyo, solía elegir piezas de este álbum. Partes de esta obra (principalmente Catherine of Aragon) aparecen en una pista del álbum triple registrado en directo Yessongs, complementadas con piezas de otros trabajos, como el número coral Aleluya del Mesías de Händel. En el vídeo de Yessongs se añade una versión jazzística de "Jingle Bells". Al igual que con Yes, Wakeman toca una gran variedad de instrumentos de teclado en el álbum. 

 

Parte 1: Catherine of Aragon (0:00) / Anne of Cleves (3:47) / Catherine Howard (11:42)

 

 

Parte 2: Jane Seymour (0:00) / Anne Boleyn 'The Day Thou Gavest Lord Hath Ended' (4:50) / Rick Wakeman - Catherine Parr (11:26)

 

 

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CADENA DE LETRAS



Olafo el Amargado (30-Agosto-2020)

 

 

Fuente: Hagar the Horrible | By Chris Browne 

Hägar the Horrible —rebautizado en español como Olaf el vikingo u Olafo el Amargado— es una tira cómica creada por Dik Browne. Debutó en 136 periódicos de Estados Unidos el 4 de febrero de 1973. Dos años más tarde, el número de periódicos en los que aparecía había aumentado a 600. Su circulación siguió en aumento y en 2010 la tira apareció en 1900 periódicos de 58 países y en 13 idioma.

Dilbert (30-Agosto-2020)

 

 

Fuente: The official Dilbert website with Scott Adam

Dilbert es el nombre de una tira satírica creada por Scott Adams que ha aparecido en los periódicos desde 1989, dando lugar a varios libros, una serie animada de TV y numerosos productos relacionados que van desde muñecos rellenos hasta helados. La trama de este cómic se desarrolla en el contexto de lo cotidiano para millones de empleados y oficinistas: políticas de oficina, jefes incompetentes, compañeros de trabajo molestos, asuntos sin sentido, juntas eternas, etc. El mismo tipo de cosas que la gente odia en su trabajo diario son las que provocan las carcajadas en Dilbert.

sábado, 29 de agosto de 2020

Diccionario CDXXX: Flexo

Alisó el papel, enfocó el flexo y leyó los nombres, Kramer, Lehmann, Heider, Volkenrath, Grese... Doce en total, tres mujeres y nueve hombres. Estudió los datos de peso y estatura de todos ellos e introdujo las anotaciones precisas. Le llevó un buen ratos, pues era hombre exhaustivo, y no dejó el boligrafo hasta pasada la una y media.

Página 11. El retorno del profesor de baile. Henning  Mankell. Tusquets. Buenos Aires, Argentina - 2008.


Flexo 

 

Del lat. flexus 'curvado'.

1. m. Lámpara de mesa con brazo flexible que permite concentrar la luz en un espacio determinado.

Fuente: Diccionario de la Lengua Española. Vigésima segunda edición. 

 

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LA CADENA DEL DICCIONARIO

 

Boletín de Cultura Peruana [PDF]: Quipu Virtual 12 y 13

BOLETÍN DE CULTURA PERUANA
EMBAJADA DEL PERÚ EN ESPAÑA

 

Boletín de Cultura Peruana Quipu Virtual 12 [PDF]


 
 

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viernes, 28 de agosto de 2020

Cuento agosto 2020: La viudita

TRADICIONES PERUANAS DE RICARDO PALMA

 

Muy popular es en Arequipa la historieta contemporánea que vas a leer; y para no dejar resquicio a críticos de calderilla y de escaleras abajo, te prevengo que bautizaré a los dos principales personajes con nombre distinto del que tuvieron.  

I

Por los años de 1834 no se hablaba en Arequipa de otra cosa que de la Viudita, y contábanse acerca de ella cuentos espeluznadores. La viudita era la pesadilla de la ciudad entera.

Era el caso que, vecino al hospital de San Juan de Dios, había un chiribitil conocido por el de profundis o sitio donde se exponían por doce horas los cadáveres de los fallecidos en el santo asilo.

Desde tiempo inmemorial veíase allí siempre un ataúd alumbrado por cuatro cirios, y los transeuntes nocturnos echaban una limosna en el cepillo, o murmuraban un padre nuestro y una avemaría por el alma del difunto.

Pero en 1834 empezó a correr el rumor de que después de las diez de la noche salía del cuartito de los muertos un bulto vestido de negro, el cual bulto, que tenía forma femenina, se presentaba armado con una linterna sorda cada vez que sentía pasos varoniles por la calle. Añadían que, como quien practica un reconocimiento, hacía reflejar la luz sobre el rostro del transeúnte, y luego volvía muy tranquilamente a esconderse en el de profundis.

Con esta noticia, confirmada por el testimonio de varios ciudadanos a quienes la viuda hiciera el coco, nadie se sentía ya con hígados para pasar por San Juan de Dios después del toque de queda.

Hubo más. Un buen hombre, llamado D. Valentín Quesada, con agravio de su nombre de pila que lo comprometía a ser valiente, casi murió del susto. ¡Ayúdenmela a querer!

En vano la autoridad dispuso la captura del fantasma, pues no encontró subalternos con coraje para dar cumplimiento al superior mandato.

Los de la ronda no se aproximaban ni a la esquina del hospital, y cada mañana inventaban una mentira para disculparse ante su jefe, como la de que la viuda se les había vuelto humo entre las manos a otra paparrucha semejante. Y con esto el terror del vecindario iba en aumento.

Al fin, el general D. Antonio Gutiérrez de La Fuente, que era el prefecto del departamento, decidió no valerse de policíacos embusteros y cobardones, sino habérselas personalmente con la viuda. Embozose una noche en su capa y se encaminó a San Juan de Dios. Faltábanle pocos pasos para llegar al umbral del mortuorio cuando se le presentó el fantasma y le inundó el rostro con la luz de la linterna.

El general La Fuente amartilló una pistola, y avanzando sobre la viuda le gritó:

-¡Ríndete o hago fuego!

El alma en pena se atortoló, y corrió a refugiarse en el ataúd alumbrado por los cuatro cirios.

Su señoría penetró en el mortuorio y echó la zarpa al fantasma, quien cayó de rodillas, y arrojando un rebocillo que le servía de antifaz, exclamó:

-¡Por Dios, señor general! ¡Sálveme usted!

El general La Fuente, que tuvo en poco al alma del otro mundo, tuvo en mucho al alma de este mundo sublunar. ¡La viudita era... era... una lindísima muchacha!

-¡Caramba! -dijo para sí La Fuente-. Si tan preciosas como ésta son todas las ánimas benditas del purgatorio, mándeme Dios allá de guarnición por el tiempo que sea servido. -Y luego añadió alzando la voz:- Tranquilícese, niña; apóyese en mi brazo, y véngase conmigo a la prefectura. 

II

Por los años de 1834 no se hablaba en Arequipa de otra cosa que de la Viudita, y contábanse acerca de ella cuentos espeluznadores. La viudita era la pesadilla de la ciudad entera.

Era el caso que, vecino al hospital de San Juan de Dios, había un chiribitil conocido por el de profundis o sitio donde se exponían por doce horas los cadáveres de los fallecidos en el santo asilo.

Desde tiempo inmemorial veíase allí siempre un ataúd alumbrado por cuatro cirios, y los transeuntes nocturnos echaban una limosna en el cepillo, o murmuraban un padre nuestro y una avemaría por el alma del difunto.

Pero en 1834 empezó a correr el rumor de que después de las diez de la noche salía del cuartito de los muertos un bulto vestido de negro, el cual bulto, que tenía forma femenina, se presentaba armado con una linterna sorda cada vez que sentía pasos varoniles por la calle. Añadían que, como quien practica un reconocimiento, hacía reflejar la luz sobre el rostro del transeúnte, y luego volvía muy tranquilamente a esconderse en el de profundis.

Con esta noticia, confirmada por el testimonio de varios ciudadanos a quienes la viuda hiciera el coco, nadie se sentía ya con hígados para pasar por San Juan de Dios después del toque de queda.

Hubo más. Un buen hombre, llamado D. Valentín Quesada, con agravio de su nombre de pila que lo comprometía a ser valiente, casi murió del susto. ¡Ayúdenmela a querer!

En vano la autoridad dispuso la captura del fantasma, pues no encontró subalternos con coraje para dar cumplimiento al superior mandato.

Los de la ronda no se aproximaban ni a la esquina del hospital, y cada mañana inventaban una mentira para disculparse ante su jefe, como la de que la viuda se les había vuelto humo entre las manos a otra paparrucha semejante. Y con esto el terror del vecindario iba en aumento.

Al fin, el general D. Antonio Gutiérrez de La Fuente, que era el prefecto del departamento, decidió no valerse de policíacos embusteros y cobardones, sino habérselas personalmente con la viuda. Embozose una noche en su capa y se encaminó a San Juan de Dios. Faltábanle pocos pasos para llegar al umbral del mortuorio cuando se le presentó el fantasma y le inundó el rostro con la luz de la linterna.

El general La Fuente amartilló una pistola, y avanzando sobre la viuda le gritó:

-¡Ríndete o hago fuego!

El alma en pena se atortoló, y corrió a refugiarse en el ataúd alumbrado por los cuatro cirios.

Su señoría penetró en el mortuorio y echó la zarpa al fantasma, quien cayó de rodillas, y arrojando un rebocillo que le servía de antifaz, exclamó:

-¡Por Dios, señor general! ¡Sálveme usted!

El general La Fuente, que tuvo en poco al alma del otro mundo, tuvo en mucho al alma de este mundo sublunar. ¡La viudita era... era... una lindísima muchacha!

-¡Caramba! -dijo para sí La Fuente-. Si tan preciosas como ésta son todas las ánimas benditas del purgatorio, mándeme Dios allá de guarnición por el tiempo que sea servido. -Y luego añadió alzando la voz:- Tranquilícese, niña; apóyese en mi brazo, y véngase conmigo a la prefectura. 


Tradiciones peruanas es el título con el que se conoce el conjunto de textos escritos por el peruano Ricardo Palma, que fue publicando a lo largo de varios años en periódicos y revistas. Se trata de relatos cortos de ficción histórica que narran, de forma entretenida y con el lenguaje propio de la época, sucesos basados en hechos históricos de mayor o menor importancia, propios de la vida de las diferentes etapas que pasó la historia del Perú, sea como leyenda o explicando costumbres existentes. Aunque su valor como fuente histórica es limitado y no confiable, su valor literario es enorme. Las Tradiciones peruanas surgieron en el ambiente periodístico donde se movió su autor. Las primeras se publicaron como artículos en diarios o revistas de la época. La forma, en un inicio, no estaba ni pensada ni definida. La idea de narrar un suceso llevaba al autor a ponerle nombres como «articulito», «reminiscencia fiel», «cuento», etcétera. 
 
Ricardo Palma (Lima, 7 de febrero de 1833 - Miraflores, Lima, 6 de octubre de 1919) fue un escritor romántico, costumbrista, tradicionalista, periodista y político peruano, famoso principalmente por sus relatos cortos de ficción histórica reunidos en el libro Tradiciones peruanas. Cultivó prácticamente todos los géneros: poesía, novela, drama, sátira, crítica, crónicas y ensayos de diversa índole. Sus hijos Clemente y Angélica siguieron sus pasos como escritores. 
 
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Podcast La ContraHistoria: Así se hizo el Metro

 

 

 Lo conocemos como Metro, un apócope de ferrocarril metropolitano, y es lo que permite a las grandes ciudades no colapsar cada mañana y cada tarde en hora punta. El Metro fue una de las grandes aplicaciones que, a finales del siglo XIX, encontraron para el ferrocarril. Reducido a su expresión más básica el Metro es una red de ferrocarriles que circulan por el centro de las ciudades haciendo la mayor parte de su recorrido bajo tierra. Esa es la razón por la que en Argentina al Metro se le conoce como Subterráneo o "Subte". Buenos Aires fue, de hecho, una de las primeras ciudades del mundo en contar con una red de Metro, abrió sus puertas en 1913 y en aquel momento los ferrocarriles metropolitanos eran una rareza que sólo podía verse en grandes urbes como Londres, Nueva York, París o Berlín. Construir una red de Metro era (y sigue siendo) algo muy costoso y que entraña cierta complejidad técnica. Hasta 1950 sólo había 17 ciudades en todo el mundo que tenían Metro. Entre ellas se encontraban Madrid y Barcelona que inauguraron su primera línea en 1919 y 1924 respectivamente. Hoy, cien años después, ambas ciudades disfrutan de sistemas de Metro muy extensos. La de Madrid, por ejemplo, es la tercera más extensa de Europa tras la de Londres y la de Moscú. Pero para llegar hasta aquí ha hecho falta más de siglo y medio. La primera línea de Metro fue la de Londres que empezó a operar en 1863 aunque con locomotoras de vapor, se electrificaría en 1890 y en eso también sería la primera. La ciudad crecía a mucha velocidad y era demasiado lento atravesarla en superficie. No tardaron en seguir su ejemplo otras grandes ciudades en Europa y América. La modernidad llegaba en Metro. Sin él el crecimiento urbano era mucho más complicado. Pero el Metro no hubiese sido posible sin la invención previa del tranvía, que es su humilde pariente que circula a ras de suelo. Hoy en La ContraHistoria vamos a descubrir la historia de un medio de transporte que millones de personas de todo el mundo usan a diario, una herramienta fundamenta en la vida de mucha gente que parece que siempre estuvo ahí, pero no, antes hubo que inventarlo y construirlo.

 

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Cita DXXVI: ¿Quién era Mercedes Barcha, la musa de Gabriel García Márquez?

 


Mercedes Barcha y su esposo, el novelista colombiano Gabriel García Márquez,

en 2007. “Mercedes impregna todos mis libros”, dijo una vez García Márquez.

 

Mercedes Barcha, la viuda, musa y guardiana del ganador del Premio Nobel, Gabriel García Márquez, quien tuvo una participación fundamental en la publicación de su innovadora novela Cien años de soledad, murió el 15 de agosto en su casa de Ciudad de México. Tenía 87 años.

Su muerte fue confirmada por su hijo Rodrigo García, quien señaló que durante muchos años había padecido problemas respiratorios.

Mercedes y Gabo, como se le conocía a la pareja, vivían en Ciudad de México cuando García Márquez comenzó a trabajar en Cien años de soledad, el relato hipnótico que salta de una época a otra acerca del pueblo mítico de Macondo, inspirado en la región de Colombia donde ambos se habían criado.

Durante más de una década, García Márquez se ganó la vida como periodista —como persona de izquierda apasionada, pasó un año en la oficina de Prensa Latina, la agencia de prensa cubana, en Nueva York— mientras escribía cuentos y novelas cortas. Durante dieciocho meses, se había confinado en la oficina que tenía en su casa mientras Barcha mantenía a raya al casero y al resto del mundo. Cuando salió a fines de 1966, relató después, Barcha le preguntó: “¿En verdad ya la terminaste? Debemos 12.000 dólares”.

Luego empeñó su secadora de cabello y la licuadora para poder pagar el envío del manuscrito a su editor en Argentina. El libro —una génesis sudamericana— como muchos lo llamarían, o “un intrincado frangollo de verdades y espejismos”, como escribió García Márquez, en el cual levitaban los sacerdotes y llovían flores del cielo, vendería cerca de 50 millones de ejemplares.

Cien años de soledad y muchas de las demás novelas y colecciones de García Márquez publicadas en las décadas siguientes se enmarcarían entre los excepcionales trabajos literarios que alcanzaron el éxito tanto a nivel popular como de la crítica.

En todos sus libros se arremolinaban su temática y sus personajes: una violencia política brutal, pasiones románticas y de otro tipo, fantasmas, secretos familiares, aventureros locos e idealistas y, siempre, las mujeres prácticas pero místicas que los hacían poner los pies en la tierra: personificaciones de mujeres que de una u otra manera estaban inspiradas en Barcha, una belleza delicada que lo cautivó cuando eran niños.

Hacia el final de Cien años de soledad, cuando la historia de Macondo comienza a desentrañarse, García Márquez escribió: “La anciana que le abrió la puerta con una lámpara en la mano se compadeció de su desvarío, e insistió que no, que allí no había habido nunca una botica, ni había conocido jamás una mujer de cuello esbelto y ojos adormecidos que se llamara Mercedes”.

“Mercedes impregna todos mis libros”, dijo una vez. “Hay rastros de ella en todas partes”.

“La llamaba la encargada del departamento de crisis”, dijo su hijo Rodrigo García, “a veces sin que él supiera siquiera cuál era la crisis”.

Mercedes Barcha Pardo nació el 6 de noviembre de 1932 en Magangué, Colombia. Su padre, Demetrio Barcha, era farmacéutico; su madre, Rachel Pardo, era ama de casa. Mercedes, la mayor de siete hijos, creció en Sucre y luego en Barranquilla, en la costa caribeña de Colombia, a donde se mudó su familia para escapar de la violencia política que convulsionaba esa región a mediados del siglo pasado.

Una vez que regresó a casa durante unas vacaciones de la escuela de monjas, se reencontró con García Márquez, quien escribía para un periódico local. Cuenta la historia que este le había propuesto matrimonio en el momento en que la vio de regreso en Sucre, cuando ella tenía nueve años y él catorce. Desde el principio, le pareció bella y enigmática, con “un talento de ilusionista para escabullirse de preguntas”, como escribió en sus memorias de 2003, Vivir para contarla.

Cuando García Márquez fue enviado a Europa como corresponsal extranjero, le escribía a Barcha con regularidad. Luego de que cerraron su periódico, se quedó sin dinero en París, viviendo en una habitación de hotel y trabajando en un manuscrito. Entre sus pocas pertenencias había una fotografía de Barcha en la pared y una máquina de escribir Olivetti roja.

Al regresar a Sudamérica en 1957, le pagó a Barcha 500 pesos (el equivalente a aproximadamente 130 dólares, o cerca de 1200 de ahora) para que le devolviera sus cartas —ella no se desprendería de ellas sin una recompensa— y las destruyó de inmediato. “Le faltaban años para ser famoso”, señaló Rodrigo García, “pero siempre tuvo mucho cuidado de que su vida fuera privada. No quería dejar rastros documentales”.

Se casaron en 1958. El día de la boda, Barcha esperó hasta que él llegó para ponerse el vestido de novia. “No es que dudara de él”, comentó García, “sino que tenía las supersticiones y el pragmatismo de las personas de un determinado mundo que decían: ‘Existe una probabilidad en un millón de que el novio no se presente a la boda’. Así que lo hizo solo por si acaso”.

Gabriel García Márquez ganó el Premio Nobel de Literatura en 1982, y a medida que aumentó su fama, con las consiguientes exigencias de tiempo, también lo hizo el papel de su esposa como gestora de crisis y jefa de personal.

Su amigo Jorge Eduardo Ritter, quien había sido embajador de Panamá en Colombia, describió a Barcha como parecida a una asesora presidencial. “Ella le hacía saber lo que él necesitaba saber”, dijo. “Ella estaba más informada que él, habiendo leído todos los periódicos mientras él trabajaba cada mañana”.

Si ella no le hubiera dado dinero para el almuerzo, continuó Ritter, “él diría: ‘Mercedes no me dio dinero, así que te toca pagar’”.

Cuando su novela El amor en los tiempos del cólera fue publicada en inglés en 1988, García Márquez le dijo a Pete Hamill, quien escribió sobre él para Vanity Fair: “Escribes mejor con todos tus problemas resueltos. Escribes mejor con buena salud. Escribes mejor sin preocupaciones. Escribes mejor cuando tienes amor en tu vida. Hay una idea romántica de que el sufrimiento y la adversidad son muy buenos, muy útiles para el escritor. No estoy de acuerdo en absoluto”.

La pareja tenía casa en Ciudad de México y Cuernavaca, México; en Barcelona, España; en París; en Cartagena y Barranquilla, Colombia; y, con bastantes problemas, en La Habana, una casa de protocolo que les prestaba Fidel Castro, de quien García Márquez seguía siendo un amigo fiel, lo que desconcertaba a casi todos. Por esta amistad, el gobierno de Estados Unidos le negó la visa a García Márquez hasta que el presidente Bill Clinton, su admirador, lo invitó a Martha’s Vineyard en 1995.

Incluso en esa amistad, Barcha tenía las de ganar. Como le dijo García Márquez a Jon Lee Anderson de The New Yorker, quien escribió un perfil suyo en 1999, “Fidel confía en Mercedes más de lo que confía en mí”.

“Fue uno de esos matrimonios épicos”, señaló Anderson en una entrevista telefónica. “Mercedes se hacía cargo de los aspectos prácticos. Ella lo relevaba de las exigencias de la vida cotidiana”. Cada una de sus casas, recordó, estaba decorada de forma idéntica, con muebles y alfombras blancas, arte moderno, la misma ropa en el armario y la misma computadora Apple.

“Hay una frase en español: ‘polo a tierra’”, dijo Anderson. “Ella era su polo a tierra”.

“Ella también tenía una insaciable curiosidad por el mundo y sus acontecimientos; ambos eran así”, añadió, “y eran sabios de una manera muy intrínseca. Venían de una parte similar de Colombia, de estos pequeños pueblos ribereños donde la violencia era un hecho de la vida cotidiana”.

García dijo que sus padres “tenían esta idea de matrimonio que también era una especie de complicidad. No era solo el amor, sino de las cosas que tenían solo entre los dos”.

“La gente dice que era la guardiana de la puerta”, continuó. “Creo que eso es un poco fácil. Hay un guardián cuando hay una puerta que cuidar. Ella se sentía cómoda haciendo de mala persona, pero si mi padre no contestaba el teléfono, no era porque ella lo mantuviera alejado de él. Era porque no iba a coger tu llamada hoy”.

Además de Rodrigo García, escritor y director de cine y televisión, a Barcha le sobrevive otro hijo, Gonzalo García Barcha, artista y diseñador gráfico; y un hermano, Eduardo Barcha.

Gabriel García Márquez, quien murió en 2014, a menudo decía: “Si Mercedes muere primero, me voy a mudar a un hotel”.

La pareja conocida como Mercedes y Gabo, dijo su hijo Rodrigo, “eran una divertida combinación de lo privado y lo gregario”, con amigos de todas las generaciones y estratos sociales, y a lo largo de las décadas permanecieron socialmente infatigables. Para sus 80 años, Barcha se regaló un par de zapatos de gamuza azul y bailó toda la noche.

“Me fui de la fiesta a las dos de la mañana”, recuerda García, “y ella seguía”.

 

Fuente: https://www.nytimes.com

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Poeta 540: No hay como Rosa de Lima de Jacinto Verdaguer

JACINTO VERDAGUER

Jacinto Verdaguer y Santaló (Folgarolas, 17 de mayo de 1845-Vallvidrera, 10 de junio de 1902) fue un poeta y sacerdote español que escribió su obra en lengua catalana, en cuya literatura influyó especialmente el obispo Torras i Bages que lo calificó de «Príncipe de los poetas catalanes». También se lo conoce como «Mossèn Cinto Verdaguer» por su condición de clérigo. 


NO HAY COMO ROSA DE LIMA

No hay como Rosa de Lima,
si es para amar al buen Dios:
al rezar, un incensario
parece su corazón,
y el alma, una llamarada
que al cielo sube, de amor.
Para holgar, cándido lirio
en un tiesto ella plantó,
como una amorosa imagen
de Cristo Nuestro Señor.
Con sus delicados dedos
cava alrededor,
con agua la sed le apaga
que de sus manos en flor
derrama, cual mansa lluvia
que de los cielos bajó.
Yendo a regarlo así un día,
roto su lirio encontró
y la maceta en pedazos
por los suelos... Da una voz:
“¡Mi Jesús! -muy sorprendida-
¡Mi Jesús! ¿Qué veo yo?
¿Quién de este modo ha pisado
mi queridísima flor?”.
Jesús responde: “Yo soy
quien tu lirio ha destrozado,
pues, Rosa mía, otro amor
fuera del mío no quiero
que anide en tu corazón”


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martes, 25 de agosto de 2020

Video 508: Consecuencias insólitas de que Bolivia no tenga salida al mar | Un Mundo Inmenso

 

 

Desde hace más de cien años Bolivia reclama a Chile que le corresponde una salida soberana al mar ¿Cuáles son los aspectos más curiosos de esta demanda? ¿Qué cambiaría hoy si Bolivia hubiese recuperado esos territorios?

 

Fuente: Un Mundo Inmenso

 

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Libro de viejo: Testimonio parlamentario. Labor Legislativa del Senador Róger Cáceres Velásquez 1956-1990

 

 

OTROS LIBROS

 

Autor(es): Róger Cáceres Velásquez
Editorial: Róger Cáceres Velásquez
Páginas: 164
Tamaño: 14 x 20 cm.
Año: 1990

Libro: Los inicios de la república peruana

 

 

En este momento en que el Perú se ve una vez más envuelto en una vorágine de corrupción e inestabilidad política y ad portas de conmemorar el bicentenario del inicio de la república se hace necesario reflexionar sobre las experiencias políticas de los inicios que marcaron muchas de las pautas de camino que habríamos de seguir. Después de las guerras de independencia, durante casi todo el siglo XIX, siguió un largo proceso de consolidación en lo político, lo económico y lo social. Las guerras civiles y los enfrentamientos por cómo se debía organizar el Estado mostraron divisiones ideológicas y regionales que se mantuvieron vigentes aún después de la llegada de los recursos de guano que, si bien permitieron una cierta estabilidad, llevaron a unos niveles de corrupción nunca antes vistos y a un nuevo ciclo de conflicto.

"En este valioso libro, la historiadora Natalia Sobrevilla rompe con la visión negativa y estereotipada del siglo XIX, y trata temas claves para comprender la historia del Perú de este periodo. Sus estudios sobre diversos fenómenos como el caudillismo, el clientelismo, las constituciones y las elecciones nos permiten ver las dinámicas de la política peruana. Su análisis del impacto de las revoluciones europeas de 1830 y 1848 en la opinión pública, la radicalización ideológica, la revolución castillista de 1854 y la actividad de los emigrados latinoamericanos nos muestra qué sucedió en la esfera de las ideas políticas. Sus ensayos sobre la conformación social de las milicias, el papel del Estado y el nacimiento de las fuerzas armadas tratan aspectos esenciales ligados a la guerra y al poder. Sin lugar a dudas, la lectura de esta obra resulta imprescindible para entender la construcción de la nación y del Estado republicano durante el complejo siglo XIX peruano". 

Claudia Rosas Lauro 

"Desde su tesis doctoral (2005), Natalia Sobrevilla nos ha aportado innovadores estudios sobre temas esenciales del siglo XIX: la militarización y el caudillismo, los flujos ideológicos y el papel de diferentes grupos sociales —incluso las mitificadas clases populares— en la formación del Perú republicano. Su trabajo se caracteriza por la aguda investigación del archivo, la relectura de obras clásicas, una admirable aproximación a diferentes debates historiográficos y teóricos, y una mirada a la vez local y global. Por fin tenemos estos textos, muchos de ellos publicados originalmente en inglés, juntos, en una fina edición". 

Charles Walker

 

OTROS LIBROS

 

Autor(es): Natalia Sobrevilla
Editorial: Fondo Editorial PUCP
Páginas: 457
Tamaño: 17 x 24 cm.
Año: 2019