Cuando el archivo de Gabriel García Márquez fue vendido
a la Universidad de Texas en 2014, algunos criticaron el hecho de que
los restos literarios de uno de los novelistas más destacados de América
Latina –quien era un crítico feroz del imperialismo estadounidense–
habían terminado en Estados Unidos.
habían terminado en Estados Unidos.
Pero
ahora, el Centro Harry Ransom de la universidad ha digitalizado y ha
puesto a disposición alrededor de la mitad de la colección de manera
gratuita, con lo que unas 27.000 páginas e imágenes escaneadas están
disponibles para cualquier persona del mundo que tenga conexión a
internet.
El archivo en línea, que está catalogado tanto en inglés como en español, incluye borradores y otros materiales relacionados con los principales libros de García Márquez, incluido Cien años de soledad, que convirtió al escritor colombiano en una figura global. También hay fotografías, cuadernos, álbumes de recortes, guiones y artículos personales que nunca antes se habían visto, como una colección de sus pasaportes.
El archivo en línea, que está catalogado tanto en inglés como en español, incluye borradores y otros materiales relacionados con los principales libros de García Márquez, incluido Cien años de soledad, que convirtió al escritor colombiano en una figura global. También hay fotografías, cuadernos, álbumes de recortes, guiones y artículos personales que nunca antes se habían visto, como una colección de sus pasaportes.
Muchos
archivos de diversos sitios han comenzado a digitalizar los contenidos.
Sin embargo, es inusual volver disponible en línea tanto material de un
escritor cuyo trabajo todavía está sujeto a derechos de autor.
“A menudo, los albaceas tienen una visión restrictiva de su propiedad
intelectual, creyendo que el uso académico amenaza o disminuye los
intereses comerciales”, dijo Steve Enniss, director del Centro Harry
Ransom. “Agradecemos a la familia de Gabo por liberar su archivo y
reconocer este trabajo como otra forma de servicio a sus lectores de
todas partes”.
Para consultar algunos de los artículos del archivo, que el Centro Ransom compró por 2,2 millones de dólares, aún será necesario viajar a Texas para hacerlo de manera presencial.
La colección digital, por ejemplo, no incluye ninguno de los diez borradores de la última novela inédita de García Márquez, En agosto nos vemos. Un capítulo de la novela fue compartido
en el diario español La Vanguardia en 2014, poco después de la muerte
de García Márquez a los 87 años, pero los familiares dijeron a través de
un correo electrónico que no tienen planes de publicarla.
Sin embargo, los lectores en línea pueden acceder a un borrador de 32 páginas de lo que iba a ser el segundo volumen de las memorias de García Márquez, que cubriría los años posteriores a su mudanza a París y luego a Ciudad de México, donde escribió Cien años de soledad y vivió hasta su fallecimiento. También pueden usar un visor especial para hacer comparaciones simultáneas de diferentes borradores de varias obras y así apreciar la evolución de esos libros.
Sin embargo, los lectores en línea pueden acceder a un borrador de 32 páginas de lo que iba a ser el segundo volumen de las memorias de García Márquez, que cubriría los años posteriores a su mudanza a París y luego a Ciudad de México, donde escribió Cien años de soledad y vivió hasta su fallecimiento. También pueden usar un visor especial para hacer comparaciones simultáneas de diferentes borradores de varias obras y así apreciar la evolución de esos libros.
Álvaro Santana Acuña, un sociólogo del Whitman College que está trabajando en un libro sobre la historia de Cien años de soledad,
dijo que el archivo ya estaba ayudando a contrarrestar algunas de las
leyendas que surgieron sobre la novela y el proceso de su escritura,
muchas de las cuales fueron cuidadosamente elaboradas por el propio
García Márquez.
El
novelista, que ganó el Nobel de Literatura en 1982, había hablado a
menudo del libro como una especie de trance mágico. “No dejé de escribir
ni un solo día durante dieciocho meses hasta que terminé el libro”, declaró
alguna vez. Pero, según Santana Acuña, la correspondencia disponible en
el archivo muestra que regularmente le enviaba secciones del texto a
diversos amigos y críticos literarios y que también publicó alrededor de
un tercio de los capítulos en periódicos de todo el mundo antes de que
saliera el libro entero; algunas veces hizo cambios a partir de la
reacción de la audiencia, dijo Santana Acuña, al igual que lo hicieron
escritores del siglo XIX como Charles Dickens.
“Publicó
los capítulos más importantes para asegurarse de que sabía lo que
pensaban las diferentes audiencias: los lectores comunes, los críticos
literarios, la intelligentsia“, dijo Santana Acuña.
García Márquez, como muchos escritores, decía que no lo afectaban mucho las reseñas, especialmente las negativas. Pero el archivo incluye una serie de álbumes de recortes en los que se compila cuidadosamente las reseñas de su trabajo en muchos idiomas diferentes; para algunas hay respuestas que no fueron compartidas.
García Márquez, como muchos escritores, decía que no lo afectaban mucho las reseñas, especialmente las negativas. Pero el archivo incluye una serie de álbumes de recortes en los que se compila cuidadosamente las reseñas de su trabajo en muchos idiomas diferentes; para algunas hay respuestas que no fueron compartidas.
Santana Acuña dijo que le divirtió especialmente una anotación sobre la segunda reseña de Cien años de soledad
que apareció en el periódico colombiano El Tiempo, el cual inicialmente
descartó la novela como una propaganda izquierdista mal escrita.
García
Márquez, quien en la década de 1950 trabajó en el diario El Espectador,
competencia de El Tiempo, escribió al respecto: “¡Al menos por larga y
entusiasta!”.
CADENA DE CITAS