lunes, 30 de julio de 2018

Podcast HistoCast 138: Batalla de Kiev 1941





Esto es HistoCast. No es Esparta pero casi. Hoy nos acercamos a una de las batallas más ignoradas de la II Guerra Mundial y que nos revelará la verdadera naturaleza del ejercito alemán durante el conflicto. Para ello entrevistaremos a David Stahel, autor del libro Kiev 1941, y Hugo Cañete (@HugoACanete www.gehm.es) nos relatará la batalla acompañado por Goyix (@goyix_salduero www.elguaridadegoyix.com). Os recordamos que nos podéis seguir a través de nuestra cuenta de twitter @histocast y en facebook. Lo podéis escuchar aquí o si tenéis apple aquí. Si queréis descargarlo pinchad aquí.


Cita CCCXCIV: Bajo sospecha. Algunos hechos de nuestro pasado que no necesariamente son reales o que no sucedieron tal y como nos contaron




Una de las pinturas más icónicas de la guerra con Chile:
Alfonso Ugarte lanzándose del morro. Sin embargo,
no hay evidencias de que el héroe haya saltado


A veces en la historia no todo es lo que parece (o parecía). Muchos acontecimientos o ciertas teorías del pasado comienzan a cambiar tras el hallazgo de nuevas fuentes documentales o producto de investigaciones o interpretaciones contemporáneas. En otros casos, los mitos están tan bien elaborados que pasan por ciertos. Hace poco, el lingüista Rodolfo Cerrón Palomino demostró que el quechua no se originó en el Cusco ni tampoco fue la lengua originaria de los incas, como se pensaba hasta ahora, sino que estos hablaban en realidad una lengua altiplánica —ya extinta— conocida como puquina, y que adoptaron el runa simi en etapas posteriores.

La etnohistoria ha venido a cambiar muchas ideas acerca del Perú prehispánico. Esa hipótesis de que fueron 13 o 14 los incas que gobernaron el Tahuantinsuyo no era tan exacta como parecía. Desde los sesenta, investigadores como María Rostworowski, Franklin Pease y Tom Zuidema demostraron que en la sociedad andina existía una dualidad marcada no solo en lo religioso y social, sino también en lo político. Por ello, no descartaron que pudiera haber existido un correinado en muchos momentos de la historia inca. Más aun —eso creía Zuidema—, los nombres que nos enseñaron en el colegio como Manco Cápac, Sinchi Roca, Lloque Yupanqui, etc. no se referían a personas de carne y hueso, sino a dinastías o tótems que representaban a familias del ayllu real.

A propósito de las Fiestas Patrias —momento propicio para reflexionar sobre las características de nuestra peruanidad— resumimos algunos hechos de nuestra Independencia y de la época republicana que no sucedieron tal y como nos han contado o, en todo caso, son mucho más complejos de lo que solemos creer.

—¿La independencia se dio el 28 de julio de 1821?—
 
El debate ha sido intenso desde los setenta. Es evidente que en esa fecha José de San Martín pronunció en la Plaza Mayor de Lima la famosa proclama: “El Perú es desde este momento libre e independiente…”, pero la verdad es que esta fue solo una de las tantas declaraciones que hubo en nuestro territorio en aquel tiempo. Nuestra independencia, en realidad, no se produjo en 1821, sino que fue todo un proceso que se inició —aunque no hay un acuerdo cronológico entre los historiadores— en el último tercio del siglo XVIII con las rebeliones indígenas, y tuvo episodios locales como las rebeliones de Tacna de 1811, de Huánuco en 1812 y del Cusco en 1814 y 1815. Esta fase terminó con las batallas de Junín y Ayacucho, en 1824, aunque recién en 1826 se produjo la rendición del último fortín realista, el Real Felipe.

“Lo del 28 de julio fue solo un acto simbólico”, dice la historiadora Claudia Rosas, coeditora del libro El Perú en revolución, que reconstruye esta época de guerras y revoluciones. “En 1821 muchas regiones continuaban bajo el poder español —añade— y no hay que olvidar que después de la llegada de San Martín a Lima, el virrey La Serna se trasladó al Cusco y desde ahí siguió luchando contra los ejércitos independentistas”.

Aunque todos tenemos en la mente la solemne pintura de Juan Lepiani, en la que se ve a San Martín ante una jubilosa multitud, lo cierto es que este hecho no fue tan apoteósico. Además, las primeras proclamaciones no se produjeron en la capital, sino en el norte del país, en la inmensa intendencia de Trujillo, que abarcaba ciudades como Piura, Trujillo, Cajamarca y Maynas, entre diciembre de 1820 y enero de 1821, como explica la historiadora Elizabeth Hernández en la mencionada publicación.

—¿Nuestra bandera surgió a partir de un sueño de San Martín?—
 
A lo largo del tiempo algunas ficciones han pasado por ciertas, tal vez porque contienen imágenes tan sugerentes que resulta difícil o hasta penoso desmentir. Y resulta idílico creer que nuestra rojiblanca fue ideada por San Martín a partir de un sueño que tuvo en la bahía de Paracas, abanicado por la sombra de una palmera. La verdad es que esto nunca sucedió en la realidad, sino solo es un bello cuento de Abraham Valdelomar. En el relato, el Libertador soñó —ironías del presente— con “un gran país, ordenado, libre, laborioso y patriota”, sobre el que se elevaba una hermosa bandera. Cuando abrió los ojos, una bandada de parihuanas, de pecho blanco y alas rojas, volaba sobre el cielo azul. San Martín no lo pensó más y le dijo a sus generales que esa iba a ser la bandera del Perú.

Como explicó Fred Rohner en su entretenido libro Historia secreta del Perú —acaba de aparecer el segundo volumen—, este relato es lectura obligada en los colegios y la mayoría de profesores —con muy buena fe— ha evitado decir que es una invención literaria. La verdad es mucho más simple. La primera bandera sanmartiniana (la de los colores rojos y blancos en franjas diagonales) fue la adaptación de un emblema colonial muy difundido en el Virreinato que se llamaba la Cruz de Borgoña, el cual se adaptó para las campañas en el Perú.

—¿Fue Simón Bolívar el causante de la desmembración de nuestro territorio?—
 
Una de las acusaciones históricas que se le hace al libertador venezolano es la de ser el responsable de la mutilación de nuestro territorio debido a sus apetitos políticos y personales. Esto no es del todo cierto. Antes de la llegada de Simón Bolívar al Perú —en setiembre de 1823— el proceso de independencia estaba en punto muerto. Bolívar, con el ejército de la Gran Colombia, revitalizó la guerra contra los fidelistas y realistas, y puso fin a la dominación española. La otra cara de la moneda es que a lo largo de 36 meses se convirtió en el dictador del Perú, e hizo y deshizo en nuestra incipiente república. No solo redactó constituciones a su medida y persiguió hasta la muerte a sus opositores, sino también consolidó la separación del Alto Perú.

Pero ¿fue el causante de esta desmembración? La historiadora Natalia Sobrevilla dice que no. “La verdad es que estos territorios ya eran autónomos desde 1809, cuando se crearon las juntas de gobierno de Quito, en el norte, y de La Paz y Chuquisaca (actual Sucre), en Bolivia”, explica.

Desde esa época, estas juntas ya buscaban ser autónomas de Lima y también de los virreinatos de Nueva Granada (que después de la Independencia pasó a ser la Gran Colombia) y del Río de la Plata, cuya capital era Buenos Aires. “Culpar a Bolívar de estos hechos es una exageración histórica”, añade la investigadora.

—¿Ramón Castilla fue un liberal que abolió la esclavitud?—
 
Desde inicios de 1854, Ramón Castilla estaba enfrascado en una guerra civil con el gobierno de José Rufino Echenique, quien en un arrebato de populismo ofreció la libertad a todos los esclavos que se enrolaran en su ejército. Entonces, Castilla, que se había hecho nombrar presidente provisorio, fue más allá: el 3 de diciembre de 1854 anunció la abolición incondicional de la esclavitud en Huancayo. Pero en algún momento estuvo a punto de echarse para atrás y este Diario libró una campaña editorial para que cumpliera su palabra.

Se dice que alrededor de tres mil esclavizados se pasaron al ejército de Castilla y lograron vencer, en Las Palmas, a las tropas de Echenique.
 
“No fue un libertador por convicción sino por interés”, dice Natalia Sobrevilla. “Es más, durante su primer gobierno había permitido la importación de esclavos de Nueva Granada. No tenía intención de otorgar la libertad hasta la guerra civil con Echenique”.

El decreto de la manumisión se dio, además, en un tiempo en que los vientos soplaban ya en otra dirección en el mundo. A mediados del siglo XIX, la trata de esclavos era condenada por cada vez más países, y este sistema era un lastre para el naciente capitalismo surgido tras la revolución industrial. En el caso peruano, había un hecho adicional: el boom de la riqueza del guano le permitió al Estado tener los recursos suficientes para pagar a los propietarios por cada esclavo liberado. Esa buena economía fiscal facilitó también la abolición del tributo indígena que Castilla realizó en julio de 1854.

—¿Es verdadera la fotografía de Bolognesi y su estado mayor en Arica?—
 


La supuesta fotografía del momento retratado en la pintura, que empezó a
circular en los años 90. Se sospecha que se trata de una representación teatral


La historia es harto conocida: las fuerzas chilenas enviaron a un emisario, el mayor Juan de la Cruz Salvo, para pedir la rendición de las tropas peruanas en Arica; frente a ello, el jefe de la guarnición peruana, Francisco Bolognesi, respondió que “pelearía hasta quemar el último cartucho”. Existe una pintura de Juan Lepiani que retrata la escena conocida como “La respuesta”, en la que se ve al anciano militar con su estado mayor. Lo sorprendente es que en la década de 1990 —más de cien años después— comenzó a circular una fotografía en la que se veía a Bolognesi y los mandos de Arica en aquel histórico momento. La imagen fue hallada en Tacna y ofrecida a este Diario, pero se puso en duda su autenticidad. Se dice que Genaro Delgado Parker la adquirió luego y la mandó restaurar en los estudios Kodak, en Estados Unidos, donde le aseguraron que pertenecía al siglo XIX, y que no se trataba de ningún montaje.

Sin embargo, la duda persiste entre los especialistas, como el historiador argentino Julio Luqui-Lagleyze: algunos detalles —botones, botas, espadas— no corresponden a los usados por los peruanos en Arica, y como infiere la historiadora Sobrevilla se trataría más bien de la foto de una representación teatral realizada hacia fines de la década de 1890.

Un especialista en la fotografía de la Guerra del Pacífico, Renzo Babilonia, sostiene que, sin entrar en polémicas, la imagen es sospechosa. Sobre todo porque los rostros de los retratados no se parecen a las fotografías de la época tomadas por Courret ni tampoco a los del cuadro de Lepiani, quien era muy realista al pintar a sus personajes. “Pero, a favor de una supuesta autenticidad de la foto —afirma Babilonia—, te puedo decir que en el tiempo de la guerra sí había un estudio fotográfico en Arica, el Rodrigo. Ahí se tomaron fotos muchos de los combatientes”.

—¿Un militante aprista asesinó a Sánchez Cerro?—
 
Para unos, incómodo; para otros, insoportable. Esa era, para un fuerte sector del país, la situación del presidente Luis M. Sánchez Cerro la mañana del domingo 30 de abril de 1932, cuando un joven de filiación aprista, Abelardo Mendoza Leyva, apretó el gatillo de su Browning y cometió el último magnicidio de nuestra historia republicana. El escenario fue el hipódromo de Santa Beatriz, donde el entonces presidente terminaba de pasar revista a unos 30 000 efectivos dispuestos a ir a la frontera con Colombia y recuperar Leticia.

El último tramo de la vida política de Sánchez Cerro fue tormentoso. Había derrocado a Leguía y, en 1931, liderando la Unión Revolucionaria (partido de gran arraigo popular), venció a Haya de la Torre, jefe del otro movimiento de masas, el APRA. Un país polarizado vio cómo los seguidores de Haya denunciaban fraude electoral. Se desató la violencia política, una virtual guerra civil que tuvo su punto más dramático en la Revolución aprista de Trujillo, en 1932.

Nunca pudo comprobarse la responsabilidad de la cúpula aprista con el asesinato. Justamente, acaba de aparecer el libro Como matar a un presidente, de Rolando Rojas, en el que se detallan los pormenores del magnicidio de Sánchez Cerro y las pesquisas posteriores que, aunque concluyeron que se trataba de un complot, no pudieron encontrar responsables más allá del propio Mendoza Leyva. Se detuvo a 19 sospechosos, la mayoría personas humildes vinculadas con la militancia aprista, a quienes se sometió a interrogatorios que no condujeron a nada. Sin embargo, el informe final fue claro: “El perito de balística declaró que fueron por lo menos cuatro personas las que dispararon sobre el auto del presidente: “Es imposible que una persona o dos disparen de atrás, de adelante y de arriba”, precisa el documento.

Lo evidente es que el temor a que Sánchez Cerro pudiera articular un partido que lograra tener más éxito con las masas empujó al asesino, o a quienes lo instigaron, al crimen. La oligarquía, por su lado, ya no veía a Sánchez Cerro como garante del orden, sino más bien incapaz de controlar al APRA y resuelto a empujar al país a un conflicto internacional. Se habló de la complicidad de Estados Unidos, receloso de que se removiera el asunto de Leticia, ya zanjado en favor de Colombia. Basadre mismo dejó abierto el caso con estas palabras: “Si el automóvil presidencial fue blanco de ocho disparos hechos por varias manos, o sea si hubo un complot como afirmó perentoriamente la sentencia, no hay modo de encontrar hoy una comprobación”.
 
[Juan Luis Orrego]

CUATRO MITOS DE LA GUERRA DEL PACÍFICO

La muerte de Francisco Bolognesi
 
Existe la versión de que Francisco Bolognesi y unos pocos sobrevivientes, cuando casi concluía la batalla de Arica, el 7 de junio de 1880, se rindieron en el morro alzando una bandera blanca, considerando que habían dado todo por la defensa de la patria. Sin embargo, el corresponsal del diario chileno El Mercurio publicó, dos días después de la batalla, lo siguiente: “Solo More y Bolognesi continuaron haciendo fuego con su revólver hasta que un soldado tendió muerto instantáneamente a este de un balazo que le atravesó el cráneo”. Este testimonio, similar al de Roque Sáenz Peña, demostraría que Bolognesi murió combatiendo.

Bolivia nos abandonó
 
Es verdad que tras la derrota aliada en Tacna, el 26 de mayo de 1880, los restos del ejército boliviano volvieron a su país y no entraron más en combate. Lo que no se contempla es que dicha batalla prácticamente acabó con dicho ejército. Desde entonces, Narciso Campero —presidente de Bolivia— se trasladó a Oruro para formar uno nuevo. Mientras tanto, Bolivia continuó apoyando al Perú con armas y recursos económicos. Es más, durante 1882-1883, el canciller chileno Luis Aldunate escribió a su homólogo boliviano Antonio Quijarro hasta en cinco oportunidades para ofrecerle Tacna y Arica a cambio de pasarse al bando chileno. Bolivia rechazó siempre estas ofertas y mantuvo su alianza con el Perú.

La muerte de Alfonso Ugarte
 
Alfonso Ugarte se encontraba entre el grupo de oficiales que resistieron sin tregua en el morro de Arica hasta el final de la batalla. Su salto a la muerte en el morro, montado sobre su caballo blanco y blandiendo el pabellón nacional, es, en términos narrativos, muy propio del romanticismo literario que ha influido notablemente en los relatos épico-históricos de las naciones. Alfonso Ugarte sí murió en el morro y parte de sus restos fueron recuperados al pie del mismo y sepultados en el cementerio de Arica. Según el historiador Rubén Vargas Ugarte, en 1890, se exhumaron sus restos para ser repatriados. Estos cuentan además con la partida de defunción firmada por el vicario de Arica José Diego Chávez, y hoy descansan en la Cripta de los Héroes del cementerio Presbítero Maestro, junto con los de Grau, Bolognesi y Cáceres.

Arequipa se rindió sin disparar una bala
 
El 28 de octubre de 1883, el ejército chileno ingresó a Arequipa sin encontrar resistencia, pero las razones de esta situación son complejas. Ahí se instaló la sede del gobierno peruano de Lizardo Montero, quien, ante la cercanía de las fuerzas chilenas, acordó con Narciso Campero retirar las fuerzas nacionales hasta Puno, para allí sumarse a las bolivianas y continuar la resistencia. Montero cometió el error de refrendar en el pueblo la retirada del ejército de Arequipa a Puno. Esto motivó un levantamiento de la ciudadanía que mayoritariamente se inclinaba por dar batalla. En la algarada se dispersó el ejército, Montero logró escapar de la turba por una torrentera, y el alcalde Diego Butrón fue asesinado por apoyar el plan de retirada. Tras estos eventos, con la ciudad acéfala y desarmada, se produjo la ocupación ‘pacífica’ de Arequipa.

[Daniel Parodi, docente de la UL y la PUCP]



CADENA DE CITAS

P. Adolfo Franco, SJ: Comentario para el domingo 29 de julio


DOMINGO XVII del Tiempo Ordinario
Juan 6, 1-15
 

01 Después de esto, Jesús se fue a la otra orilla del lago de Galileaa (también llamado de Tiberias).
02 Mucha gente le seguía porque habían visto las señales milagrosas que hacía sanando a los enfermos.
03 Jesús subió a un monte y se sentó con sus discípulos.
04 Ya estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos.
05 Al levantar la vista y ver la mucha gente que le seguía, Jesús dijo a Felipe:

–¿Dónde vamos a comprar comida para toda esta gente?

06 Pero lo dijo por ver qué contestaría Felipe, porque Jesús mismo sabía bien lo que había de hacer.
07 Felipe le respondió:

–Ni siquiera doscientos denariosc de pan bastarían para que cada uno recibiese un poco.

08 Entonces otro de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo:

09 –Aquí hay un niño que tiene cinco panes de cebadad y dos peces, pero ¿qué es esto para tanta gente?

10 Jesús respondió:

–Haced que todos se sienten.

Había mucha hierba en aquel lugar, y se sentaron. Eran unos cinco mil hombres.

11 Jesús tomó en sus manos los panes, y después de dar gracias a Diose los repartió entre los que estaban sentados. Hizo lo mismo con los peces, dándoles todo lo que querían.
12 Cuando estuvieron satisfechos, Jesús dijo a sus discípulos:

–Recoged los trozos sobrantes, para que no se desperdicie nada.

13 Ellos los recogieron, y llenaron doce canastas con los trozos que habían sobrado de los cinco panes de cebada.
14 La gente, al ver esta señal milagrosa hecha por Jesús, decía:

–Verdaderamente este es el profeta que había de venir al mundo.f

15 Pero como Jesús se dio cuenta de que querían llevárselo a la fuerza para hacerle rey, se retiró otra vez a lo alto del monte, para estar solo


Tenemos narrado en estos versículos del Evangelio de San Juan el milagro de la multiplicación de los panes y de los peces. Y hay dos cosas que podríamos resaltar: el interés de Jesús por los problemas de la gente, por el problema del hambre, y su huida al monte El sólo cuando pretenden hacerlo rey.

El no quiere sacar provecho de la situación, y en particular no quiere sacar provecho político, porque El únicamente ha respondido a la necesidad de sus seguidores y sólo porque es una necesidad humana, y no está pensando en absoluto en el prestigio que puede sacar. Jesús no hace el bien para buscar prestigio personal; en ninguna situación Jesús buscará el beneficio propio.

Estas dos cosas que resalta el Evangelio de hoy, el interés sincero por preocuparse de los problemas humanos, y su rechazo al poder y al oportunismo, tienen mucho que decirnos en la actualidad, como lecciones de vida y como orientación a los que detentan el poder.

Estamos celebrando en estos días las Fiestas Patrias, y esta lección del Evangelio de este domingo nos viene muy a propósito. ¿Cuál es la razón por la que nos preocupamos por los demás? Jesucristo no quiso sacar provecho de la situación. El es muy diferente de algunos personajes que buscan obtener una porción del poder político, y por eso nos dicen que se van a preocupar de los niños, o de los ancianitos, o de las carreteras, que van a construir un coliseo, si es que les conceden sus votos. Si estos aspirantes a políticos hubieran estado en la multiplicación de los panes, hubieran querido que los cargaran en hombros y que los hicieran rey. El simple desinterés de hacer el bien porque el otro es un hermano necesitado no produce beneficios políticos, eso sólo lo hacen los buenos, los que aceptan seguir siendo “ingenuos”.
Pero sigamos con nuestra meditación sobre esta multiplicación de los panes, como lección de comportamiento. Jesucristo ¿pidió un porcentaje de cada uno de los panes repartidos? Realmente es una pregunta tonta y fuera de lugar. Jesús no tenía mucha idea de lo que es el “reino de este mundo”. Totalmente legítimo (dicen los inescrupulosos) que si uno hace un bien, si se logra un buen contrato derivado de los buenos oficios que yo interpongo, merezco ganarme un porcentaje suculento. Si no, no se puede vivir.

De la misma forma a alguno se le podría ocurrir que si hubiera ocurrido este hecho en los tiempos actuales, habría pelea por conseguir que Jesús pidiera los panes de una panadería o de la otra; los apóstoles habrían estado recibiendo ofertas, para que aceptasen los panes que yo les ofrezco, con tal de que después me asegurasen una buena propaganda. El estar cerca de los poderosos, para conseguir contratos, esto es parte de la llamada estrategia de una buena empresa, aunque para ganar esos contratos se tenga que recurrir a artimañas (o sea a malas mañas).

Otra cosa que observamos en este milagro es que Jesús no quiere hacerlo todo, hay un reparto de responsabilidades: uno es el que tiene los panes (un muchacho), otro es el que informa a Jesús, Jesús es el que hace la bendición milagrosa sobre estos panes y peces, los apóstoles son los que reparten el pan. Jesús no pretende acaparar el poder, lo importante es que la gente tenga que comer, y no importa si esto se lo pueden atribuir a El o a todos los demás que intervienen. Un “astuto político” habría repartido personalmente los panes, y hubiera “aprovechado” el hambre de la gente para sacar dividendos políticos.
Además Dios siempre quiere la colaboración del hombre. El podría hacerlo todo, pero no quiere hacer nada sin la participación de nosotros los hombres. El nos ayuda, pero no nos exime de nuestra responsabilidad y exige que pongamos lo que está de nuestra parte.
Cuántas lecciones nos da el Señor en este milagro, y que oportunas, para una reflexión en estos días de Fiestas Patrias. Que tengamos siempre una vida cristiana digna, para que podarnos decirnos: Feliz 28.

Adolfo Franco, SJ

domingo, 29 de julio de 2018

Video 346: ¿Cómo los perros "ven" con sus narices? - Alexandra Horowitz





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Cita CCCXCIII: Las gesta de Darío I en la inscripción de Behistún





“Yo soy Dario, rey de reyes, rey de los pueblos… Por voluntad de Ahura Mazda yo conseguí la realeza”. Así empieza la inscripción que grabo en la roca de Behistún, al oeste de Irán, el rey Persa Darío I (522-486 a.C.) para legitimar su realeza y dar fe de sus gestas militares. La inscripción (de 15 x 25 m) se halla a unos sesenta metros del suelo, en la pared de un acantilado. En la escena, Darío pisotea al mago (sabio) medo Gaumata, que se sublevo contra su poder. Pero no es el elemento figurativo lo más importante del relieve, sino las inscripciones, realizadas en las tres lenguas oficiales del imperio y grabadas en caracteres cuneiformes: persa antiguo, elamita y babilonio.

HENRY RAWLINSON

El descubrimiento de la inscripción en 1835 por Henry Rawlinson, un oficial del ejército británico, tuvo gran trascendencia, ya que su carácter trilingüe lo convirtió en una especie de “piedra de Rosetta”, que permitió descifrar las tres lenguas. Rawlinson copió la versión en persa antiguo en 1835, y pudo descifrarla en 1838. En 1847 acabó de copiar toda la inscripción y con la ayuda de la traducción del persa descifró el babilonio en 1849. Pero no pudo descifrar el elamita, tare que realizó Edwin Norris en 1851.

UN MENSAJE TRILINGUE

La mayor novedad de la inscripción de Behistún es que, por primera vez, aparece por escrito la lengua persa. Hasta entonces, las gestas y alabanzas de los reyes eran transmitidas oralmente en recitaciones y cantos. Aquí, Darío el Grande no sólo grabó sus hazañas en tres lenguas, sino que las mostró simbólicamente con figuras para los que no sabían leer. El rey controlaba, de esta forma, el mensaje que quería transmitir a las generaciones futuras, y su palabra venia avalada por la divinidad suprema del panteón persa, frente a quienes tenían la intención de destruirla.

Presentación del libro "Tentación de la Palabra": 31 de julio



https://www.facebook.com/events/441750636302101/





Dilbert (29-Julio-2018)



http://dilbert.com/strip/2018-07-29


Fuente: The official Dilbert website with Scott Adam.  

Dilbert es el nombre de una tira satírica creada por Scott Adams que ha aparecido en los periódicos desde 1989, dando lugar a varios libros, una serie animada de TV y numerosos productos relacionados que van desde muñecos rellenos hasta helados. La trama de este cómic se desarrolla en el contexto de lo cotidiano para millones de empleados y oficinistas: políticas de oficina, jefes incompetentes, compañeros de trabajo molestos, asuntos sin sentido, juntas eternas, etc. El mismo tipo de cosas que la gente odia en su trabajo diario son las que provocan las carcajadas en Dilbert.

Olafo el Amargado (29-Julio-2018)



http://hagarthehorrible.com/comics/july-29-2018/


Fuente: Hagar the Horrible | By Chris Browne

Hägar the Horrible —rebautizado en español como Olaf el vikingo u Olafo el Amargado— es una tira cómica creada por Dik Browne. Debutó en 136 periódicos de Estados Unidos el 4 de febrero de 1973. Dos años más tarde, el número de periódicos en los que aparecía había aumentado a 600. Su circulación siguió en aumento y en 2010 la tira apareció en 1900 periódicos de 58 países y en 13 idiomas.

sábado, 28 de julio de 2018

Podcast Divagación Científica: Diabetes y obesidad. Las epidemias del siglo XXI





En este programa hablaremos de la diabetes y de la obesidad, dos enfermedades relacionadas con la alimentación que se han expandido por todo el mundo. Daremos una perspectiva hormonal de ambas patologías, además de sus consecuencias en la salud. Además, en nuestra subsección, traemos algunos de los organismos transgénicos más curiosos.


Video 345: Las anomalías que ponen en jaque al Modelo Estándar





El Modelo Estándar de la física de partículas lleva más de cuarenta años siendo la referencia para entender el comportamiento de las partículas elementales. Durante todo ese tiempo ha acumulado éxito tras éxito y ha permitido predecir todo lo que se observa en los experimentos de altas energías. Pero eso podría estar cambiando: en los últimos años han aparecido una serie de "anomalías", resultados experimentales que el Modelo Estándar no parece ser capaz de explicar. En este vídeo os contamos en qué consisten. Este vídeo ha sido producido por Daniel Doménech, y constituyó su proyecto para la escuela de verano 2018 del IFIC. Para su realización contó con la ayuda de Alberto Aparici, Avelino Vicente y Joan Ruiz, y con el apoyo de todos sus compañeros de escuela.

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Cita CCCXCII: El instituto encargado de mantener vivo el recuerdo de San Martín desde hace 83 años





Desde 1935 el Instituto Sanmartiniano del Perú se encarga de preservar la historia del héroe libertador. “Somos la segunda institución de este tipo más grande del mundo. La primera está en Buenos Aires”, cuenta Adolf Sobrevilla, desde la casona donde funciona el instituto y museo, en la plaza Bolognesi.

—Pese a tantos años, poca gente conoce la existencia del instituto... 

Así es. La coyuntura no permite conocer este tipo de instituciones, pero nosotros tenemos registro de todo lo que hemos hecho. Por ejemplo, desde hace 60 años somos encargados de dar la ceremonia del 17 de agosto, cuando se celebra el fallecimiento del general San Martín. Además, desde 1935 la Municipalidad de Lima nos invita para dar el discurso de orden cada 15 de julio, donde se conmemora la firma del acta de independencia del cabildo de Lima.

—Más allá de los eventos, cuidan el recuerdo del libertador...
 
Sobre todo buscamos rescatar los valores de San Martín. Hoy por hoy muchas de las máximas del general nos servirían. Una de ellas es que la cultura te hará libre. Otra es que robar es un delito, pero robarle al país es una traición. El mal que vemos de las entidades que nos gobiernan no es actual, lo tenemos hace 200 años e incluso desde la Colonia. En resumen, trabajamos desde hace 83 años por mantener vivo el recuerdo de San Martín.

—Si viera todo lo que pasa hoy, se moriría de nuevo.
 
No, los pondría en el paredón. Él era muy drástico respecto a la traición a la patria y eso no significa venderle secretos al enemigo, sino jurar por Dios y por la patria que prestarás un servicio en beneficio de todos y terminas sirviendo a tus propios intereses.

—¿Somos mezquinos con la memoria de San Martín?
 
El pueblo no. Eso lo puedo garantizar. El que sí es un poco mezquino es el Gobierno. Las Fuerzas Armadas deberían tener mayor acercamiento a él. Entiendo que se vuelquen a sus héroes más recientes, pero considero que, para ser justos con la historia, debemos abarcar todo el espectro. Por ejemplo, San Martín convocó el primer Congreso y hasta hoy no hay ningún busto suyo en el Congreso de la República. Muchos han olvidado que la mayoría de instituciones que hoy conocemos nacieron por el general...

—¿Por ejemplo?
 
Él creó la Legión Peruana de la Guardia, predecesora del Ejército. También la Marina de Guerra, creó la primera Escuela Normal de Varones, la Alta Cámara de Justicia, el primer Banco de Misión, la Biblioteca Nacional. Durante su protectorado se emitieron decretos en los que declaró la inviolabilidad del domicilio sin la presencia de una autoridad, defendió los derechos intelectuales, una serie de procesos que dan pie a la creación de la República.

—¿El instituto recibe apoyo de parte del Estado?
 
No podemos ser injustos en decir que no. Recibimos apoyo de los ministerios de Defensa y Educación, pero nos gustaría hacer más. Además, me parece que puntualmente se podría hacer mejor las cosas para celebrar el bicentenario. Estamos mal si pensamos que faltan tres años para celebrarlo.

—A Trujillo le faltan dos.
 
Y no solo a ellos. Paracas, Pisco y Huaura fueron independizados en 1820. Las autoridades solo se están enfocando en el 28 de julio del 2021, pero olvidan todas las otras fechas importantes.

—Volvamos al instituto, es uno de los presidentes más jóvenes de su historia. ¿De dónde nace el interés?
 
Sí, asumí con 43 años. Por lo general esperan que el presidente de una institución cívico-patriótica tenga 70 u 80 [risas]. Desde el colegio me gustó la historia universal y del Perú.

—Y de San Martín, ¿qué le atrajo en especial?
 
El cruce de los Andes. Es una de las más grandes epopeyas militares de todos los tiempos. Ahí descubrí que San Martín realizó gran parte de la travesía en litera porque estaba enfermo, sufría de úlceras. Los granaderos debían cargarlo en litera. En el cruce también llevaba tres capillas desarmadas; como su ejército iba tan separado, los domingos armaba las capillas en zonas diferentes y todos podían escuchar la misa. Era un genio militar, pero no solo eso. Cuando donó casi mil libros para la Biblioteca Nacional se vio que tenía versiones en griego, latín, inglés y francés. Manejaba desde libros de relojerías hasta armas y anatomía.

—¿Qué otra genialidad militar lo sorprendió?
 
[Piensa] Hay muchas… Pero creo que la toma del Real Felipe. No es muy conocido, pero cuando San Martín llegó al Real Felipe, también lo hacía José de Canterac con refuerzos para los españoles. Los generales de San Martín insistían en atacar antes de que llegaran esas tropas, pero él se negó. Dejó que Canterac y sus refuerzos entraran. Ahí, San Martín gritó: “¡El Real Felipe es nuestro!”. Nadie lo entendía. A los pocos días se acabó el agua, los alimentos y los españoles se rindieron. San Martín dejó salir a los soldados y se quedó con el armamento. Tomó el fuerte sin disparar un solo tiro.

—Bolívar murió pobre, sin una camisa para ser enterrado. San Martín murió en Francia. ¿Fueron finales injustos para ellos?
 
En realidad San Martín no muere a mala edad. Cuando regresa a Argentina y ve todos los problemas internos que hay, decide autoexiliarse. Le pidieron quedarse en el Perú pero se negó porque había jurado entregar el poder. Luego, le envió una carta a Castilla para pedirle que le mandaran el pago que le habían prometido por sus labores. Necesitaba el dinero porque su salud estaba resquebrajada. Castilla le envió todo el dinero prometido y le reiteró la invitación para que volviera al Perú. Pero San Martín se negó otra vez. Fue un fin más noble que de desgracia. Aunque hoy por hoy lo considerarían un loco por renunciar a todo para darle la libertad a un pueblo que ni conocía.

Ficha del personaje

Adolf Sobrevilla
Presidente del Instituto Sanmartiniano del Perú

Tengo 47 años y cumplo mi segundo período como presidente del instituto. Como buen amante de las armas y la historia ocupo mi tiempo libre con el tiro deportivo. Pueden buscarnos en Facebook como Instituto Sanmartiniano del Perú.


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