martes, 30 de noviembre de 2021

Podcast La Órbita De Endor: Aliens. El Regreso 35º aniversario

 

 

La Órbita de Endor esta semana se marca un especial brutal de la película ALIENS: EL REGRESO (ALIENS – 1986) de James Cameron, un monográfico con motivo de su 35º aniversario y que hace que merezca la pena realizar un programa profundo y exhaustivo, y ésa es la misión del Coronel Kurtz y Antonio Runa en este podcast. Huelgan más descripciones, huelgan más detalles, simplemente escucha este audio y embárcate en una lucha sin cuartel contra los xenomorfos.  

Fuente: La Órbita De Endor

 

MÁS INFORMACIÓN

lunes, 29 de noviembre de 2021

Video 631: Qué sabemos (y qué no) de la nueva variante ómicron | Fernando Díaz Villanueva

 

 

La denominada variante ómicron del coronavirus está ocasionando una gran alarma social desde hace unos días. Los medios de comunicación no hablan de otra cosa y los Gobiernos han empezado a tomar medidas conducentes a evitar el contagio. Con los vuelos hacia y desde los países del sur de África suspendidos, en Europa y Estados Unidos se están planteando nuevos cierres de fronteras, confinamientos y cuarentenas. Se habla de un riesgo mayor o superior al de la variante delta que dio tanto que hablar hace unos meses y cuyo impacto en los fallecimientos y las hospitalizaciones fue muy pequeño allá donde la vacunación estaba muy extendida. La variante ómicron, como ya os contaba ayer en La ContraCrónica, fue detectada e identificada por vez primera en Sudáfrica a principios de este mes. Ha sido esta variante la que ha disparado los contagios en aquel país a lo largo del mes de noviembre, que han pasado de unos 300 a más de 3.000. Los casos, como vemos, se han incrementado más de un mil por cien en poco más de dos semanas, pero eso aún no se ha visto traducido en número de fallecimientos, que no lo han hecho en la misma medida. En Sudáfrica la tasa de vacunación es baja con respecto a Europa, tan sólo el 24% de los sudafricanos han recibido la pauta completa y el 28% la primera dosis. Según se extrae de la información que nos llega de allí, concretamente de la Asociación Médica de Sudáfrica, los síntomas que ocasiona la variante ómicron (muy similar, por lo demás, a la beta, también aparecida en Sudáfrica hace un año), son inusuales, pero leves. La fatiga extrema y el dolor muscular es quizá lo más reseñable en los casos identificados hasta el momento. Los que contraen la covid con esta variante tienen otra particularidad respecto a variantes anteriores: no pierden ni el olfato ni el gusto, pero, a cambio, los médicos sudafricanos han detectado que tanto la fiebre como el ritmo cardiaco son más elevados entre los pacientes. La variante ómicron es, según parece, más contagiosa que las anteriores, pero todavía no sabemos hasta qué punto incrementará la morbilidad o qué protección ofrecen las vacunas actuales. Eso mismo es lo que vamos a ver hoy con Andrea, nuestra bioquímica de cabecera que tratará de poner algo de luz sobre esta nueva variante, los peligros que acarrea y cómo podemos combatirla.  

Fuente: Fernando Díaz Villanueva 

 

MÁS INFORMACIÓN

 

CADENA DE VIDEOS

 

domingo, 28 de noviembre de 2021

Cita DCXXXII: ¿Quieres saber cómo está el clima en otros planetas? El telescopio Hubble te lo informa

 

 
NASA, ESA, A. Simon (NASA-GSFC), and M. H. Wong (UC Berkeley);
Image Processing: J. DePasquale (STScI)

 

No hace falta consultar al hombre que da el pronóstico del clima para saber la dirección del viento en Júpiter. Basta la aguda vista del telescopio espacial Hubble, que nos ofrece un acercamiento a los nudos de nubes color caramelo y tormentas visibles en la faz del planeta más grande del sistema solar.

Cada año, el telescopio Hubble emprende una “gran gira” visual por Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno. NASA designa a este programa Outer Planets Atmospheres Legacy (Legado de la atmósfera de los planetas exteriores), cuyo propósito es darles una especie de reporte del clima cósmico a los científicos planetarios y astrónomos de la Tierra que les permita observar qué cosas han cambiado y lo que sigue igual.

El 18 de noviembre, la NASA reveló las fotografías correspondientes a la gran gira de este año. La galería de retratos de los planetas, con sus activas franjas, anillos etéreos, tormentas gigantescas y vientos embravecidos, es una muestra de la inagotable capacidad de la naturaleza para sorprendernos y cautivarnos. La NASA espera que los resultados ayuden a los científicos a comprender la dinámica de los planetas gigantes gaseosos, tanto en nuestro propio sistema solar como en otras estrellas, y les ayuden a comprender un poco mejor cómo funciona la atmósfera de la Tierra.

Además, los planetas son bonitos.

La característica más destacada de la cubierta de nubes de Júpiter es la Gran Mancha Roja, un anticiclón más grande que la Tierra que no ha dejado de rotar desde hace más de 150 años, a velocidades que rondan los 640 kilómetros por hora. Las nuevas observaciones muestran que los vientos del centro de la tormenta siguen perdiendo velocidad, mientras que los que se encuentran en el borde exterior están acelerando. Poco a poco, la mancha ha ido cambiando de forma, de óvalo a círculo, además de que aparecieron nuevas tormentas al sur de ella.

Era el principio del otoño en el hemisferio norte de Saturno, cuando el telescopio Hubble hizo su observación de este año. Un huracán misterioso de seis lados reapareció alrededor del polo norte del planeta. La sonda espacial Voyager detectó por primera vez esta tormenta, con el tamaño suficiente para engullir a cuatro planetas como el nuestro, a principios de los años ochenta. El año pasado casi no se podía observar, pero este año ha reaparecido.

En Urano, que está más alejado, es primavera. Urano sigue su órbita alrededor del Sol ligeramente inclinado con respecto a los demás planetas, así que la región correspondiente a su polo norte apunta directamente hacia el Sol. En consecuencia, las latitudes norte del planeta están bañadas en luz ultravioleta solar y resplandecen como una bombilla. Los investigadores sospechan que ese brillo se debe a cambios en la concentración de gas metano, un componente importante de la atmósfera de Urano, y esmog, así como a los patrones del viento alrededor del polo.

Neptuno nos atrae con el seductor azul intenso del océano. Por desgracia, ese color no es agua sino metano. En el octavo planeta del sistema solar también son muy comunes las tormentas, regiones de presión alta que parecen manchas oscuras difuminadas o moretones en su superficie. Su descubrimiento se registró en 1989, cuando la sonda Voyager 2 pasó por Neptuno, pero no volvieron a ser vistas hasta unos años después, cuando el telescopio Hubble asumió el cargo de centinela cósmico en los años noventa.

Por lo regular, estas tormentas aparecen en las latitudes medias y se desplazan hacia el ecuador del planeta, donde se debilitan y luego se desintegran. En 2018, el Hubble reveló en el hemisferio norte de Neptuno una enorme mancha oscura que se desplazaba en dirección sur hacia la “zona de la muerte” del ecuador.

Sin embargo, dos años más tarde, para sorpresa de los astrónomos y en contraste con las simulaciones por computadora, la tormenta había cambiado de dirección y estaba regresando al norte. Por si esto fuera poco, el cambio en reversa coincidió con la aparición de otra tormenta nueva, un poco más pequeña, llamada “Dark Spot Jr.”, al sur. La teoría propuesta fue que tal vez una parte del vórtice grande se había desprendido, lo que le había restado energía e ímpetu, como si se tratara de una especie de juego de billar cósmico.

“Fue muy emocionante ver que se comportaba como se esperaba y luego, de repente, verla detenerse e ir de regreso”, comentó Michael Wong, investigador de la Universidad de California, Berkeley, en una conferencia de prensa de la NASA el año pasado. “Fue sorpresivo”.

En el retrato más reciente de Neptuno, la gran mancha oscura todavía aparece en el norte. En cambio, la otra ya desapareció, y toda la región del polo norte está oscura. Los encargados del pronóstico del clima en Neptuno todavía no tienen ninguna explicación.

Disfruten estas postales cósmicas mientras duren. El telescopio espacial Hubble lleva más de 30 años en el espacio, mucho más de lo que se planeó en un principio, y últimamente ha tenido problemas más frecuentes. Este año, el telescopio tuvo tres apagones prolongados debido a problemas de software.

No obstante, es posible que pronto tengamos buenas noticias sobre el lanzamiento del telescopio espacial James Webb, programado para diciembre. El telescopio Webb es casi tres veces más grande que el Hubble. Está diseñado para captar radiación infrarroja, o “de calor”, en vez de ondas del espectro visible, lo que significa que podrá ver a través de las nubes y neblinas de estos planetas y trazar mapas del calor en las zonas debajo de ellas, lo que ayudará a revelar cómo funcionan estos planetas. De cualquier manera, si todo sale bien —aunque no siempre ha sido el caso—, los astrónomos bien podrían tener por un tiempo dos métodos complementarios para estudiar ese espacio.

Y este fue el reporte del clima desde los planetas exteriores. Hay corrientes de viento, y más vale llevar el bloqueador de luz solar más potente a Urano.

 

Fuente: https://www.nytimes.com

Por: Dennis Overbye se incorporó al Times en 1998 y ha sido reportero desde 2001. Ha escrito dos libros: Lonely Hearts of the Cosmos: The Story of the Scientific Search for the Secret of the Universe y Einstein in Love: A Scientific Romance. @overbye

 

MÁS INFORMACIÓN

 

CADENA DE CITAS

Podcast HistoCast 236: Vikingos en América

 

 

Esto es HistoCast. No es Esparta pero casi. Repasamos el relato de la llegada de los vikingos al continente americano y analizamos las pruebas que sustentan dicha tesis.  

Fuente: https://www.histocast.com


MÁS INFORMACIÓN


Olafo el Amargado (28-Noviembre-2021)

 

 


Hägar the Horrible —rebautizado en español como Olaf el vikingo u Olafo el Amargado— es una tira cómica creada por Dik Browne. Debutó en 136 periódicos de Estados Unidos el 4 de febrero de 1973. Dos años más tarde, el número de periódicos en los que aparecía había aumentado a 600. Su circulación siguió en aumento y en 2010 la tira apareció en 1900 periódicos de 58 países y en 13 idiomas.

Dilbert (28-Noviembre-2021)

 

 

Fuente: The official Dilbert website with Scott Adam

Dilbert es el nombre de una tira satírica creada por Scott Adams que ha aparecido en los periódicos desde 1989, dando lugar a varios libros, una serie animada de TV y numerosos productos relacionados que van desde muñecos rellenos hasta helados. La trama de este cómic se desarrolla en el contexto de lo cotidiano para millones de empleados y oficinistas: políticas de oficina, jefes incompetentes, compañeros de trabajo molestos, asuntos sin sentido, juntas eternas, etc. El mismo tipo de cosas que la gente odia en su trabajo diario son las que provocan las carcajadas en Dilbert.

viernes, 26 de noviembre de 2021

Podcast Hablando con Científicos: Un arma distinta para cada linfocito. Sistema inmunitario 9. Hablamos con Jorge Laborda

 

 

Los linfocitos, esos defensores especializados que nos protegen de los agentes patógenos que invaden nuestro organismo, forman un impresionante ejército compuesto por miles de millones de soldados celulares equipados, cada uno de ellos, con un arma diferente. Esto hace a cada linfocito ligeramente diferente a cualquier otro, al menos en cuanto al armamento se refiere ¿Cómo son esas armas? ¿Por qué son distintos entre sí los linfocitos, cuando las cada uno de los tejidos que forma nuestros organos está compuesto de conglomerados de células idénticas? ¿Cómo se forma esa enorme diversidad armamentista? Estas son algunas de las preguntas a las que Jorge Laborda intenta dar respuesta en este noveno programa de la serie dedicada a conocer cómo funciona nuestro sistema inmunitario.

Fuente: Hablando con Científicos  

 

MÁS INFORMACIÓN


Podcast La ContraHistoria: Las repúblicas del comercio

 

 

En lo más profundo de la edad media surgieron en Italia un grupo de ciudades portuarias, todas independientes y dedicadas casi en exclusiva al comercio por el mar Mediterráneo. En su momento álgido entre los siglos XI y XIV llegaron a ser seis: Ancona, Génova, Noli, Pisa, Ragusa y Venecia. Antes de ellas habían aparecido y desaparecido otras dos: Gaeta y Amalfi en el golfo de Nápoles. Algunas tuvieron una vida muy larga como Génova o Venecia, que se mantuvieron independientes hasta el siglo XIX. Otras se evaporaron por el camino absorbidas por otros Estados Italianos o por potencias extranjeras.

En lo que si coincidieron todas fue en su proverbial prosperidad derivada del control de las rutas comerciales con todo el Mediterráneo, especialmente con su parte oriental, de donde llegaban artículos de lujo como la seda y las especias. Algunas llegaron a contar con grandes territorios en la península itálica y a convertirse en actores de primer nivel de la política europea durante siglos. El dinero veneciano o genovés quitaba y ponía reyes y Papas. Fueron fundamentales durante las cruzadas ya que pusieron sus puertos al servicio de la cristiandad proporcionando transporte a los cruzados. De aquella aventura Europa los reinos de Europa occidental salieron mal librados, no así algunas repúblicas como Venecia o Ragusa, que crearon un pequeño imperio mercantil en Oriente que se mantendría durante siglos.

Poderosos reinos como el de Francia o el de Aragón buscaban su cercanía y se aliaban con ellas frente a sus enemigos. Las repúblicas marineras dominaban los mares y siempre encontraban el modo de hacerse con fondos y mercaderías. Eso les permitió defenderse armando importantes armadas de guerra que se medían con las de otomanos y españoles. Estos últimos recurrieron a ellas constantemente, a Venecia y Génova para ser más exactos, para poder hacerse con Italia. Los embajadores iban y venían de Italia a España llevando dinero, acuerdos o valiosa información sobre lo que se cocía en aquella parte de Europa.

En todos los casos se trataba de repúblicas oligárquicas gobernadas por una élite mercantil que velaba por la estabilidad de la república y por mantener sus mercados y sus intereses políticos. A veces guerreaban entre ellas y otras cooperaban. Las más exitosas e importantes, Génova y Venecia, resistieron a todo durante mil años, a lo que no pudieron sobrevivir fue al mundo contemporáneo. El rosario de repúblicas fue fagocitado poco a poco hasta que, durante las guerras napoleónicas, desparecieron por completo integrándose en los Estados del continente primero y luego en la Italia unificada.

La historia de las repúblicas mercantiles es parte importantísima de la historia de Italia y, como consecuencia, de la historia de Europa. Grandes exploradores como Cristóbal Colón, Marco Polo, Sebastián Caboto o Lanceloto Mallocello salieron de ellas. El mundo no sería el mismo sin estas repúblicas del comercio que vamos a ver hoy con más detalle en La ContraHistoria.

Fuente: Podcast: La ContraHistoria 

 

MÁS INFORMACIÓN


jueves, 25 de noviembre de 2021

Meme 25/11: Los que no estudian historia están condenados a repetirla

 


 

 

Meme 25/11: The Oldest Restaurant in North America

 


 

Diccionario CDLIX: Quevedos

De un estuche que estaba junto a su plato sacó unos quevedos, los fijó sobre su nariz y se puso a examinar a Studer con una leve sonrisa. La piel de su frente estaba ligeramente arrugada.

Si era tal  como se lo había imaginado, dijo al cabo de un rato. El señor Studer no tenía el aspecto de un poli, y Ernst había hecho muy bien en traérselo... Y por favor, señor Studer, sírvase... ¿huevos?, ¿pan?...

Página 31. El reino de Matto. Friedrich Gluser. El Acantilado. Barcelona, España - 2001. 


Quevedos


De F. de Quevedo y Villegas, porque con esta clase de anteojos está retratado este escritor español del Siglo de Oro.

1. m. pl. Lentes de forma circular con armadura a propósito para que se sujete en la nariz.

Fuente: Diccionario de la Lengua Española. Vigésima segunda edición.  

 

CADENA DEL DICCIONARIO

 

Cita DCXXXI: Trepaba como un simio, caminaba como un humano

 

 

Una nueva evidencia fósil indica que, hace dos millones de años, los primeros homínidos utilizaban sus extremidades superiores para trepar como los simios, y sus extremidades inferiores para caminar tal y como lo hacemos los seres humanos. La cuestión pone punto final a un debate científico que dura ya varias décadas.

En 2015, una serie de excavaciones mineras en Malapa, Sudáfrica, sacaron a la luz vértebras fósiles incrustadas en roca. Su análisis reveló que su edad era de dos millones de años y que correspondían a la parte inferior de la espalda de una hembra de Australopithecus sediba, un antiguo pariente de los humanos modernos cuyos primeros restos fueron hallados en el mismo lugar en 2008.

Los fósiles de 2015 encajaban con las vértebras de 2008, y juntas formaban una de las zonas lumbares más completas de todo el registro fósil de los primeros homínidos. Lo cual ha permitido averiguar la forma en que aquellos antigüos parientes nuestros se movían. El hallazgo se ha publicado en la revista ' E-Life'.

Igual que en los humanos modernos, Australopithecus sediba solo tenía cinco vértebras lumbares. «La región lumbar -explica Scott Williams, paleoantropólogo de la Universidad de Nueva York y autor principal del estudio- es fundamental para comprender la naturaleza del bipedalismo en nuestros primeros antepasados y para entender qué tan bien adaptados estaban para caminar sobre dos piernas. Las series asociadas de vértebras lumbares son extraordinariamente raras en el registro fósil de homínidos, y en realidad solo se conocen tres espinas inferiores comparables en todo el registro africano temprano».

Reconstrucción virtual

Para evitar cualquier daño a los delicados fósiles, las vértebras fueron cuidadosamente escaneadas por medio de microtomografía computerizada, lo que permitió hacer una reconstrucción virtual y en 3D sobre la que trabajar libremente. De este modo, las vértebras fueron reunidas con el resto de la columna vertebral, previamente encontrada en el sitio, perteneciente a un único espécimen femenino apodado 'Issa' (que significa 'protectora' en swahili).Una investigación anterior, basada en la columna incompleta de Issa, planteaba la hipótesis de que A. sediba tenía una columna recta, como los neandertales y otros homínidos primitivos extintos, y no curvada hacia adentro como los humanos modernos (que indica una fuerte adaptación al bipedalismo).

Ahora, sin embargo, con una columna vertebral completa y bien conservada, los investigadores pudieron comprobar que, en realidad, la columna de Issa es más curva que la de cualquier otro australopiteco descubierto hasta ahora. Lo cual demuestra que la especie de Issa ya estaba adaptada para caminar sobre sus dos piernas.

Sin embargo, Gabrielle Russo, de la Universidad de Stony Brook en los EE. UU y coautora de la investigación, señala que «si bien la presencia de lordosis (curvatura) y otras características de la columna representan adaptaciones claras para caminar sobre dos piernas, hay otras características que sugieren una poderosa musculatura del tronco, quizás para comportamientos arbóreos».

En otras palabras, Issa y su especie todavía eran escaladores, lo que significa que A. sediba fue una forma de transición de los humanos antiguos, que existió justo entre los homínidos que pasaban toda su vida en los árboles y los que bajaron al suelo y empezaron a caminar sobre dos piernas a tiempo completo.

«A. sediba - dice por su parte Lee Berger, coautor del estudio y descubridor en 2008 de los primeros restos de esta especie- es una forma de transición de un antiguo pariente humano y su columna tiene una forma claramente intermedia entre las de los humanos modernos (y neandertales) y los grandes simios. Issa caminaba como un humano, pero podía trepar como un mono». 

 

Fuente: https://www.abc.es

Por: José Manuel Nieves


CADENA DE CITAS

Libro: El Morral Escarlata

 

 

El Morral Escarlata, novela policial que te atrapará en una encrucijada. Te llevará de viaje por la Europa turística y la historia de un peruano, quien descubre un amor soñado. Muestra la corrupción vinculada a resultados inmediatos en la lucha internacional contra el terrorismo islámico. El lector será testigo de una persecución solapada con finales no esperados, dejando una sensación de preguntar al autor : qué pasó luego, porqué sucedió. Interrogantes que no suceden con otras novelas de este tipo. Feliciano se luce con su buena prosa cinestésica y logrará encandilarte para no dejar de leer hasta descubrir los acontecimientos.

 

FELICIANO PADILLA

Feliciano Padilla Chalco (Puno, 1944) es autor de cuentos y novelas de escenario andino, especialmente puneño y apurimeño. En 1992 y 1996 fue reconocido con la Mención Honrosa del Premio Copé de cuento (“Me zurro en la tapa” y “Amarillito Amarilleando”); en 1998 ganó el Primer Puesto en el concurso nacional Canto al Lago, organizado por el Proyecto Especial Binacional Lago Titicaca (“El retorno de Qori Challwa”); y en 1999 ganó el Segundo Premio del 8.º Concurso Nacional de Cuentos, organizado por CEAL, de la Conferencia Episcopal Peruana (“A qué volviste, Nazario”). Además, en 1993 fue finalista del Concurso Nacional de Cuento César Vallejo, organizado por el diario El Comercio (“La huella de sus sueños sobre los siglos”).

Aunque limeño por nacimiento, Feliciano Padilla prefiere identificarse como puneño-apurimeño, por los lugares de origen de sus padres. Por el trabajo de su padre, un guardia republicano abanquino, ex combatiente del 41, tuvo que mudarse numerosas veces por el territorio peruano. Esta experiencia errante se traduce en la tensión social que manifiestan sus obras. Culminó la primaria en una escuela de Challhuanca (Andahuaylas), y la secundaria en Abancay. Luego estudió Lengua y Literatura en la Universidad San Antonio Abad del Cuzco.

Padilla reconoce a su abuela materna, Alfonsa Miranda, como la primera persona que influyó en su vocación literaria. En palabras de su nieto, doña Alfonsa “narraba los hechos maravillosos con toda verosimilitud. De sus labios salían guallatas, mariposas, mujeres y otros seres que encantaron mi imaginación”. Una segunda gran influencia ha sido la del poeta cuzqueño, “El Cholo” Luis Nieto, su maestro más recordado de la Universidad San Antonio Abad: “Él me aconsejó que en vez de la poesía me dedicara a la narrativa, por mi mayor afición a la documentación y la exploración bibliográfica”. Además, valora a José María Arguedas, por “devolverles su rostro” a los peruanos, y a Mario Vargas Llosa, por enseñar a los jóvenes a “comprometerse con la escritura de manera sistemática”.

 

MÁS INFORMACIÓN


Autor(es): Feliciano Padilla

Editorial: Montacerdos Oficial

Páginas: 320

Tamaño: 15 x 20 cm.

Año: 2021

martes, 23 de noviembre de 2021

Meme 23/11: The Oldest Restaurant in South America

 


 

 

Letra 461: I'll Be Seeing You de Wild Blue Herons

 

 

"I'll Be Seeing You" by Sammy Fain and Irving Kahal
performed by Wild Blue Herons on April 10, 2021
Darlene Cooper - vocals
Bill Sample - piano
In loving memory of Lottie Gardner
recorded and mixed by Bill Sample 

Fuente: Wild Blue Herons

 

MÁS INFORMACIÓN

 

CADENA DE LETRAS

 

Podcast A Ciencia Cierta: Leonhard Euler: El Maestro de Todos Nosotros

 

 

En el programa de esta semana, y en clave de tertulia, analizamos en profundidad la vida y obra de Leonard Euler. Aunque está considerado, y con razón, uno de los más grandes matemáticos de la historia, con grandes aportaciones en teoría de números, análisis, geometría, e incluso creador de una nueva rama como es la teoría de grafos, su impresionante labor científica se extiende a otras ramas como la mecánica, la física, la astronomía, la óptica, la ingeniería Naval, la música, la jardinería, etc…Nada científico le era ajeno y su mente excepcional nos ha llegado una obra ingente, convirtiéndole en uno de los científicos más prolíficos de la historia. Además vivió un momento apasionante de la historia de la ciencia, trabajando en el seno de alguna de las mejores Academias Científicas del siglo XVIII, donde se iban sentando las bases de las grandes revoluciones científicas de los siglos venideros. Todo ello de la mano de Ignacio Crespo, Pedro Daniel Pajares, Pablo Beltrán y Víctor Marco.

Fuente: A Ciencia Cierta  

 

MAS INFORMACIÓN


Poeta 604: Cámara secreta de Reina María Rodríguez

REINA MARÍA RODRÍGUEZ.

Poeta  cubana nacida en La Habana en 1952. Licenciada en Literatura Hispanoamericana por la Universidad de La Habana, es sin lugar a dudas una de las figuras más importantes de la poesía cubana actual. Trabajó como redactora de programas radiales y dirigió la sección de Literatura de la Asociación Hermanos Saíz. Ha publicado en revistas de América y Europa, y su obra ha sido traducida a varias lenguas. Ha sido galardonada con el premio de poesía "Julián del Casal" de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba en los años 1980 y 1993, con el premio "Revista Plural" de México en 1992, y con el premio "Casa de las Américas" en 1984 y 1998. Además, en 1999, recibió la "Orden de Artes y Letras de Francia". Su obra publicada la integran: Cuando una mujer no duerme en 1980, Para un cordero blanco en 1984, En la arena de Padua en 1991, Páramos en 1993, Travelling en 1995, La foto del invernadero en 1998,  y Te daré de comer como a los pájaros…" en el año 2000. Dirige en La Habana el proyecto cultural Casa de Letras y es editora de la revista Azoteas. 

Fuente: http://amediavoz.com


CÁMARA SECRETA

dentro de un cofrecito de ébano
junto a la cama mortuoria de Tutankamen yacen
los fabulosos tesoros del joven rey en el Nilo.
allí encontré una pieza dorada
como una muñeca, o una antigua miniatura india.
alguien me permitió abrir y quizás ver
aquel secreto que soñaba
(en cada sueño perdemos evidentemente
una inocencia) soy otra vez Pigmalión
siempre a la espera de cualquier milagro.
si uno va todo el camino junto a las cosas,
uno puede cubrir todo el camino de ficciones
y ciertamente uno recibe su recompensa
siempre completamente diferente
a la esperada. si alguien,
al menos durmiera sin estar muerto
junto al cofre de un rey
y recibiera un sueño como el mío,
-la miniatura de cristal de Atlántida-
entraríamos de una vez en la inocencia.

12 de agosto 1995

 

MÁS INFORMACIÓN



domingo, 21 de noviembre de 2021

Video 630: Revolución en la medicina - BioNTech, ARNm y la vacuna | DW Documental

 

 

BioNTech ha desarrollado una vacuna contra la covid-19 mediante la llamada técnica del ARNm. Dichas vacunas contienen información que permite al organismo producir el antígeno contra el virus; una innovación que pasará a la historia. Desde principios de este siglo, la pareja de médicos Uğur Şahin y Özlem Türeci se han dedicado al objetivo de individualizar los tratamientos contra el cáncer. La empresa que fundaron, BioNTech, se centra en la novedosa tecnología del ARNm. La "m" de ARNm significa "mensajero", y ARN, ácido ribonucleico. El ARNm transmite la información para la producción de un antígeno a nuestra maquinaria celular, que produce proteínas. Las células de nuestro cuerpo presentan entonces el antígeno autoproducido en su superficie, desencadenando la respuesta inmunitaria específica deseada. La idea de aplicar la investigación del ARNm a las vacunas se les ocurrió a Şahin y Türeci en enero de 2020. Leyeron acerca del virus aparecido en la ciudad china de Wuhan y lo decidieron en pocas horas: BioNTech se dedicaría inmediatamente a encontrar una vacuna. Para ello necesitaban sobre todo mucho dinero y una gran perseverancia. Los hermanos Andreas y Thomas Strüngmann, fundadores de la empresa farmacéutica Hexal, se ofrecieron como patrocinadores. Incluso después de haber recaudado cientos de millones y de que se pusiera en marcha el desarrollo de la vacuna, todavía muchas preguntas seguían sin respuesta. Pero el esfuerzo dio sus frutos: la cooperación con Pfizer aceleró la fase de prueba y el concentrado Comirnaty fue aprobado pronto como vacuna contra la covid-19. La eficacia del compuesto ha quedado demostrada y muchos millones de personas ya han sido vacunadas con ella. Pero, ¿qué pasará ahora con la investigación contra el cáncer? ¿Puede la tecnología del ARNm ayudar también en la lucha contra la malaria? El documental muestra lo que significa para la salud mundial el increíble logro de una empresa emergente de la ciudad alemana de Maguncia. El director Michael Schindhelm consigue echar un vistazo al interior de la empresa.

Fuente: DW Documental

 

MÁS INFORMACIÓN

 

CADENA DE VIDEOS

 

Libro: Perfiles filosóficos

EPISTEMOLOGÍA
ÉTICA
ESTÉTICA
FILOSOFÍA DE LA EDUCACIÓN
FILOSOFÍA POLÍTICA
FILOSOFÍA DE LA CULTURA 
 
La Dra. Teresa Arrieta, docente principal de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de San Agustín, ha publicado el libro “Perfiles Filosóficos”, que reúne los textos de conferencias que presentó en eventos nacionales e internacionales desde el año 2000 al 2015 en eventos académicos realizados en Venezuela, Colombia, Argentina, Ecuador, España y Perú, los que han sido ordenados de acuerdo a las ramas tradicionales de la filosofía.

En epistemología se abordan los temas sobre la ciencia, sus límites y posibilidades, paradigmas de la ciencia, utopías y antiutopías y el régimen de las ciencias humanas, en tanto que en ética, se tratan los temas sobre el agente moral, armonía: una aproximación epistemológica-ética-estética, consideraciones éticas sobre el ser individual y el ser social, los principios de la bioética médica y el sentido moral, valores y principios, la frontera moral entre el animal y el hombre, los límites naturales, epistemológicos y éticos del crecimiento y ética ambiental: del dominio al respeto hacia la naturaleza.

En estética aborda el tema sobre el origen de la obra de arte de Heidegger y el arte y sus clasificaciones, mientras que en filosofía de la educación, trata los temas sobre universidad, cultura y utopía, educación, tolerancia e identidad y la función social del educador en un mundo globalizado. En filosofía política, se aborda el tema sobre la incompatibilidad del éxito político y la conducta virtuosa, así como también sobre democracia y subjetividades, mientras que filosofía de la cultura, se abordan temas como identidad, esencialidad humana y poder, la mujer peruana andina: leyes e imaginario y la crisis del modelo colonial: cultura y valores.

La Dra. Teresa Arrieta refirió que la filosofía juega un rol importante en el momento actual del siglo XXI, ya que su visión global es más necesaria que nunca para interpretar la compleja realidad que vivimos, que puede analizar, cuestionar y criticar los poderes que conducen a la valoración de lo económico como la meta principal y prácticamente, la única que ha de conducir la vida humana, lo que nos ha llevado a la lamentable situación de violencia, ejemplificado por los innumerables actos terroristas, de racismo, de abuso del poder, en fin de absoluto desprecio a la vida y dignidad humana que se dieron en el pasado y que actualmente vivimos y que seguramente se darán en el futuro si no se cambian las perspectivas actuales.

 
TERESA ARRIETA DE GUZMÁN

Es Filosofía de la Ciencia, ha impartiendo la cátedra de Epistemología en numerosos programas de Maestrías y Doctorados, tanto en el Perú como en Chile y Venezuela. Asimismo, ha escrito artículos en torno a la relación de la ética con la ciencia y la tecnología. Organizó los Cursos Internacionales de Filosofía de la Ciencia y la Tecnología dictados por los doctores Mario Bunge, en 1997 y Jesús Mosterín, (2011). También organizó el Seminario Internacional de Ciencia, Género y Política (2008), que contó con la presencia de tres reconocidos catedráticos españoles: los doctores Ángela Sierra, Ángel Puyol y María José Sierra y el importante filósofo mexicano José Mendívil.

 
MÁS INFORMACIÓN




Autor(es): Teresa Arrieta
Editorial: Editorial UNSA
Páginas: 430 
Formato: 16,5 x 23 cm. 
Año: 2017

Meme 21/11: No quiero saber nada nuevo

 


 

Video 629: ‘El Caso Kuczynski’ dirigido por Jonathan Stack | Revista CARETAS

 

 

Documental dirigido por el realizador estadounidense Jonathan Stack, dos veces nominado a los Premios Oscar, que trata sobre la condición “antidemocrática” del expresidente quien se encuentra en arresto domiciliario desde hace 32 meses y sin condena y debido proceso. 

Fuente: Revista CARETAS 

 

MÁS INFORMACIÓN

 

CADENA DE VIDEOS

 

Cuento noviembre 2021: El sur de Jorge Luis Borges

El hombre que desembarcó en Buenos Aires en 1871 se llamaba Johannes Dahlmann y era pastor de la Iglesia evangélica; en 1939, uno de sus nietos, Juan Dahlmann, era secretario de una biblioteca municipal en la calle Córdoba y se sentía hondamente argentino. Su abuelo materno había sido aquel Francisco Flores, del 2 de infantería de línea, que murió en la frontera de Buenos Aires, lanceado por indios de Catriel: en la discordia de sus dos linajes, Juan Dahlmann (tal vez a impulso de la sangre germánica) eligió el de ese antepasado romántico, o de muerte romántica. Un estuche con el daguerrotipo de un hombre inexpresivo y barbado, una vieja espada, la dicha y el coraje de ciertas músicas, el hábito de estrofas del Martín Fierro, los años, el desgano y la soledad, fomentaron ese criollismo algo voluntario, pero nunca ostentoso. A costa de algunas privaciones, Dahlmann había logrado salvar el casco de una estancia en el Sur, que fue de los Flores: una de las costumbres de su memoria era la imagen de los eucaliptos balsámicos y de la larga casa rosada que alguna vez fue carmesí. Las tareas y acaso la indolencia lo retenían en la ciudad. Verano tras verano se contentaba con la idea abstracta de posesión y con la certidumbre de que su casa estaba esperándolo, en un sitio preciso de la llanura. En los últimos días de febrero de 1939, algo le aconteció.

Ciego a las culpas, el destino puede ser despiadado con las mínimas distracciones. Dahlmann había conseguido, esa tarde, un ejemplar descabalado de Las Mil y Una Noches de Weil; ávido de examinar ese hallazgo, no esperó que bajara el ascensor y subió con apuro las escaleras; algo en la oscuridad le rozó la frente, ¿un murciélago, un pájaro? En la cara de la mujer que le abrió la puerta vio grabado el horror, y la mano que se pasó por la frente salió roja de sangre. La arista de un batiente recién pintado que alguien se olvidó de cerrar le habría hecho esa herida. Dahlmann logró dormir, pero a la madrugada estaba despierto y desde aquella hora el sabor de todas las cosas fue atroz. La fiebre lo gastó y las ilustraciones de Las Mil y Una Noches sirvieron para decorar pasadillas. Amigos y parientes lo visitaban y con exagerada sonrisa le repetían que lo hallaban muy bien. Dahlmann los oía con una especie de débil estupor y le maravillaba que no supieran que estaba en el infierno. Ocho días pasaron, como ocho siglos. Una tarde, el médico habitual se presentó con un médico nuevo y lo condujeron a un sanatorio de la calle Ecuador, porque era indispensable sacarle una radiografía. Dahlmann, en el coche de plaza que los llevó, pensó que en una habitación que no fuera la suya podría, al fin, dormir. Se sintió feliz y conversador; en cuanto llegó, lo desvistieron; le raparon la cabeza, lo sujetaron con metales a una camilla, lo iluminaron hasta la ceguera y el vértigo, lo auscultaron y un hombre enmascarado le clavó una aguja en el brazo. Se despertó con náuseas, vendado, en una celda que tenía algo de pozo y, en los días y noches que siguieron a la operación pudo entender que apenas había estado, hasta entonces, en un arrabal del infierno. El hielo no dejaba en su boca el menor rastro de frescura. En esos días, Dahlmann minuciosamente se odió; odió su identidad, sus necesidades corporales, su humillación, la barba que le erizaba la cara. Sufrió con estoicismo las curaciones, que eran muy dolorosas, pero cuando el cirujano le dijo que había estado a punto de morir de una septicemia, Dahlmann se echó a llorar, condolido de su destino. Las miserias físicas y la incesante previsión de las malas noches no le habían dejado pensar en algo tan abstracto como la muerte. Otro día, el cirujano le dijo que estaba reponiéndose y que, muy pronto, podría ir a convalecer a la estancia. Increíblemente, el día prometido llegó.

A la realidad le gustan las simetrías y los leves anacronismos; Dahlmann había llegado al sanatorio en un coche de plaza y ahora un coche de plaza lo llevaba a Constitución. La primera frescura del otoño, después de la opresión del verano, era como un símbolo natural de su destino rescatado de la muerte y la fiebre. La ciudad, a las siete de la mañana, no había perdido ese aire de casa vieja que le infunde la noche; las calles eran como largos zaguanes, las plazas como patios. Dahlmann la reconocía con felicidad y con un principio de vértigo; unos segundos antes de que las registraran sus ojos, recordaba las esquinas, las carteleras, las modestas diferencias de Buenos Aires. En la luz amarilla del nuevo día, todas las cosas regresaban a él.

Nadie ignora que el Sur empieza del otro lado de Rivadavia. Dahlmann solía repetir que ello no es una convención y que quien atraviesa esa calle entra en un mundo más antiguo y más firme. Desde el coche buscaba entre la nueva edificación, la ventana de rejas, el llamador, el arco de la puerta, el zaguán, el íntimo patio.

En el hall de la estación advirtió que faltaban treinta minutos. Recordó bruscamente que en un café de la calle Brasil (a pocos metros de la casa de Yrigoyen) había un enorme gato que se dejaba acariciar por la gente, como una divinidad desdeñosa. Entró. Ahí estaba el gato, dormido. Pidió una taza de café, la endulzó lentamente, la probó (ese placer le había sido vedado en la clínica) y pensó, mientras alisaba el negro pelaje, que aquel contacto era ilusorio y que estaban como separados por un cristal, porque el hombre vive en el tiempo, en la sucesión, y el mágico animal, en la actualidad, en la eternidad del instante.

A lo largo del penúltimo andén el tren esperaba. Dahlmann recorrió los vagones y dio con uno casi vacío. Acomodó en la red la valija; cuando los coches arrancaron, la abrió y sacó, tras alguna vacilación, el primer tomo de Las Mil y Una Noches. Viajar con este libro, tan vinculado a la historia de su desdicha, era una afirmación de que esa desdicha había sido anulada y un desafío alegre y secreto a las frustradas fuerzas del mal.

A los lados del tren, la ciudad se desgarraba en suburbios; esta visión y luego la de jardines y quintas demoraron el principio de la lectura. La verdad es que Dahlmann leyó poco; la montaña de piedra imán y el genio que ha jurado matar a su bienhechor eran, quién lo niega, maravillosos, pero no mucho más que la mañana y que el hecho de ser. La felicidad lo distraía de Shahrazad y de sus milagros superfluos; Dahlmann cerraba el libro y se dejaba simplemente vivir.

El almuerzo (con el caldo servido en boles de metal reluciente, como en los ya remotos veraneos de la niñez) fue otro goce tranquilo y agradecido.

Mañana me despertaré en la estancia, pensaba, y era como si a un tiempo fuera dos hombres: el que avanzaba por el día otoñal y por la geografía de la patria, y el otro, encarcelado en un sanatorio y sujeto a metódicas servidumbres. Vio casas de ladrillo sin revocar, esquinadas y largas, infinitamente mirando pasar los trenes; vio jinetes en los terrosos caminos; vio zanjas y lagunas y hacienda; vio largas nubes luminosas que parecían de mármol, y todas estas cosas eran casuales, como sueños de la llanura. También creyó reconocer árboles y sembrados que no hubiera podido nombrar, porque su directo conocimiento de la campaña era harto inferior a su conocimiento nostálgico y literario.

Alguna vez durmió y en sus sueños estaba el ímpetu del tren. Ya el blanco sol intolerable de las doce del día era el sol amarillo que precede al anochecer y no tardaría en ser rojo. También el coche era distinto; no era el que fue en Constitución, al dejar el andén: la llanura y las horas lo habían atravesado y transfigurado. Afuera la móvil sombra del vagón se alargaba hacia el horizonte. No turbaban la tierra elemental ni poblaciones ni otros signos humanos. Todo era vasto, pero al mismo tiempo era íntimo y, de alguna manera, secreto. En el campo desaforado, a veces no había otra cosa que un toro. La soledad era perfecta y tal vez hostil, y Dahlmann pudo sospechar que viajaba al pasado y no sólo al Sur. De esa conjetura fantástica lo distrajo el inspector, que al ver su boleto, le advirtió que el tren no lo dejaría en la estación de siempre sino en otra, un poco anterior y apenas conocida por Dahlmann. (El hombre añadió una explicación que Dahlmann no trató de entender ni siquiera de oír, porque el mecanismo de los hechos no le importaba).

El tren laboriosamente se detuvo, casi en medio del campo. Del otro lado de las vías quedaba la estación, que era poco más que un andén con un cobertizo. Ningún vehículo tenían, pero el jefe opinó que tal vez pudiera conseguir uno en un comercio que le indicó a unas diez, doce, cuadras.

Dahlmann aceptó la caminata como una pequeña aventura. Ya se había hundido el sol, pero un esplendor final exaltaba la viva y silenciosa llanura, antes de que la borrara la noche. Menos para no fatigarse que para hacer durar esas cosas, Dahlmann caminaba despacio, aspirando con grave felicidad el olor del trébol.

El almacén, alguna vez, había sido punzó, pero los años habían mitigado para su bien ese color violento. Algo en su pobre arquitectura le recordó un grabado en acero, acaso de una vieja edición de Pablo y Virginia. Atados al palenque había unos caballos. Dahlmam, adentro, creyó reconocer al patrón; luego comprendió que lo había engañado su parecido con uno de los empleados del sanatorio. El hombre, oído el caso, dijo que le haría atar la jardinera; para agregar otro hecho a aquel día y para llenar ese tiempo, Dahlmann resolvió comer en el almacén.

En una mesa comían y bebían ruidosamente unos muchachones, en los que Dahlmann, al principio, no se fijó. En el suelo, apoyado en el mostrador, se acurrucaba, inmóvil como una cosa, un hombre muy viejo. Los muchos años lo habían reducido y pulido como las aguas a una piedra o las generaciones de los hombres a una sentencia. Era oscuro, chico y reseco, y estaba como fuera del tiempo, en una eternidad. Dahlmann registró con satisfacción la vincha, el poncho de bayeta, el largo chiripá y la bota de potro y se dijo, rememorando inútiles discusiones con gente de los partidos del Norte o con entrerrianos, que gauchos de ésos ya no quedan más que en el Sur.

Dahlmann se acomodó junto a la ventana. La oscuridad fue quedándose con el campo, pero su olor y sus rumores aún le llegaban entre los barrotes de hierro. El patrón le trajo sardinas y después carne asada; Dahlmann las empujó con unos vasos de vino tinto. Ocioso, paladeaba el áspero sabor y dejaba errar la mirada por el local, ya un poco soñolienta. La lámpara de kerosén pendía de uno de los tirantes; los parroquianos de la otra mesa eran tres: dos parecían peones de chacra: otro, de rasgos achinados y torpes, bebía con el chambergo puesto. Dahlmann, de pronto, sintió un leve roce en la cara. Junto al vaso ordinario de vidrio turbio, sobre una de las rayas del mantel, había una bolita de miga. Eso era todo, pero alguien se la había tirado.

Los de la otra mesa parecían ajenos a él. Dalhman, perplejo, decidió que nada había ocurrido y abrió el volumen de Las Mil y Una Noches, como para tapar la realidad. Otra bolita lo alcanzó a los pocos minutos, y esta vez los peones se rieron. Dahlmann se dijo que no estaba asustado, pero que sería un disparate que él, un convaleciente, se dejara arrastrar por desconocidos a una pelea confusa. Resolvió salir; ya estaba de pie cuando el patrón se le acercó y lo exhortó con voz alarmada:

-Señor Dahlmann, no les haga caso a esos mozos, que están medio alegres.

Dahlmann no se extrañó de que el otro, ahora, lo conociera, pero sintió que estas palabras conciliadoras agravaban, de hecho, la situación. Antes, la provocación de los peones era a una cara accidental, casi a nadie; ahora iba contra él y contra su nombre y lo sabrían los vecinos. Dahlmann hizo a un lado al patrón, se enfrentó con los peones y les preguntó qué andaban buscando.

El compadrito de la cara achinada se paró, tambaleándose. A un paso de Juan Dahlmann, lo injurió a gritos, como si estuviera muy lejos. Jugaba a exagerar su borrachera y esa exageración era otra ferocidad y una burla. Entre malas palabras y obscenidades, tiró al aire un largo cuchillo, lo siguió con los ojos, lo barajó e invitó a Dahlmann a pelear. El patrón objetó con trémula voz que Dahlmann estaba desarmado. En ese punto, algo imprevisible ocurrió.

Desde un rincón el viejo gaucho estático, en el que Dahlmann vio una cifra del Sur (del Sur que era suyo), le tiró una daga desnuda que vino a caer a sus pies. Era como si el Sur hubiera resuelto que Dahlmann aceptara el duelo. Dahlmann se inclinó a recoger la daga y sintió dos cosas. La primera, que ese acto casi instintivo lo comprometía a pelear. La segunda, que el arma, en su mano torpe, no serviría para defenderlo, sino para justificar que lo mataran. Alguna vez había jugado con un puñal, como todos los hombres, pero su esgrima no pasaba de una noción de que los golpes deben ir hacia arriba y con el filo para adentro. No hubieran permitido en el sanatorio que me pasaran estas cosas, pensó.

-Vamos saliendo- dijo el otro.

Salieron, y si en Dahlmann no había esperanza, tampoco había temor. Sintió, al atravesar el umbral, que morir en una pelea a cuchillo, a cielo abierto y acometiendo, hubiera sido una liberación para él, una felicidad y una fiesta, en la primera noche del sanatorio, cuando le clavaron la aguja. Sintió que si él, entonces, hubiera podido elegir o soñar su muerte, ésta es la muerte que hubiera elegido o soñado.

Dahlmann empuña con firmeza el cuchillo, que acaso no sabrá manejar, y sale a la llanura.

 

Fuente: https://ciudadseva.com/texto/el-sur/


JORGE LUIS BORGES

Jorge Francisco Isidoro Luis Borges (Buenos Aires, 24 de agosto de 1899-Ginebra, 14 de junio de 1986), más conocido como Jorge Luis Borges, fue un destacado escritor de cuentos, poemas y ensayos argentino, extensamente considerado una figura clave tanto para la literatura en habla hispana como para la literatura universal.​ También fue bibliotecario, profesor, conferencista, crítico literario y traductor. Sus dos libros más conocidos, Ficciones y El Aleph, publicados en los años cuarenta, son recopilaciones de cuentos conectados por temas comunes de forma fantástica; como los sueños, los laberintos, las bibliotecas, los espejos, los autores ficticios y las mitologías europeas (como la griega y la nórdica), con argumentos que exploran ideas filosóficas relacionadas, por ejemplo, con la memoria, la eternidad, la posmodernidad y la metaficción.​ Las obras de Borges han contribuido ampliamente a la literatura filosófica, al género fantástico y al posestructuralismo. Según marcan numerosos críticos, el comienzo del realismo mágico en la literatura hispanoamericana del siglo XX se debe en gran parte a su obra.

 

MÁS INFORMACIÓN


MÁS CUENTOS