“Ahora que somos testigos, una vez más, de la bicentenaria y deplorable costumbre de asaltar el Estado para expoliarlo, es bueno recordar que no es el cálculo político de los ambiciosos de turno sino el trabajo, la creatividad y la excelencia”.
“Estaba muy nerviosa, representar al Perú es algo muy grande…” señaló Valeria Pareja Soto quien junto a Angie Alcántara nos trajeron una medalla de oro obtenida en la Olimpiada Panamericana Femenina de Matemáticas. Es importante señalar que estas jóvenes matemáticas atravesaron una serie de complicadas y largas pruebas en geometría, álgebra, combinatoria y teoría de números. Sin embargo, lo que probablemente muchos desconocen es la tradición matemática que ostentamos los peruanos y de la que Valeria y Angie forman parte.
Respecto a ello es importante recordar que una de las primeras obras publicadas en la imprenta del Estado fue “Lecciones de matemáticas. Tomo I. Que comprehende la aritmética y la introducción al Algebra” por el doctor José Gregorio Paredes, catedrático de prima de dicha facultad en la Universidad de San Marcos, cosmógrafo mayor del Perú y miembro de la Sociedad Patriótica de Lima. De Paredes, quien diseñó nuestro precioso e incomparable escudo nacional, sabemos que realizó estudios de Humanidades en el Colegio del Príncipe, Matemática en el Colegio de la Buenamuerte y náutica en la escuela de Pilotaje. Posteriormente, ingresó al Convictorio de San Carlos y luego a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos donde estudió primero Filosofía y Arte y posteriormente Medicina. En 1804 se graduó de médico uniéndose a una generación de peruanos brillantes, que, con Hipólito Unanue a la cabeza, expresaron la excelencia de una Ilustración nativa, amante de las Humanidades y de las ciencias exactas.
En la introducción a las de su libro que salió publicado en 1822 con el apoyo de la Sociedad Patriótica de Lima, Paredes rindió homenaje a su maestro Unanue, recordando que el fundador de San Fernando fue quien introdujo el estudio de las matemáticas en el Perú. El también astronómo no olvidaba que su afición a las matemáticas fue lo que cimentó la relación con el sabio natural de Arica y así lo hizo saber en su dedicatoria donde resaltó una deuda intelectual intergeneracional. “Recargado el orbe literario, más bien que falto, de tratados elementales en varios géneros, y especialmente en el matemático, sale a la luz el presente sin otras pretensiones” que proporcionar suficiente número de ejemplares para el uso de las escuelas del Perú. De esa manera Paredes presentó su obra de difusión a los estudiantes peruanos con el propósito de que ellos empezaran por la práctica, y más adelante estudiaran las definiciones, las reglas y los ejemplos que aparecían en los problemas matemáticos. Después de abordar las matemáticas, el alumno debía imponerse los principios de los teoremas, las demostraciones y escolios que la sustentaban. Su mayor deseo era que los estudiantes de la república naciente adquirieran ese “espíritu de exactitud y orden” que era el fruto “más precioso” de las ciencias exactas. Y es que, sin la certeza de las matemáticas, una ciencia que se ocupaba principalmente de la cuantificación, cualquier especulación estaba condenada al fracaso. Más aún, los encargados de manejar la cosa pública debían contar, de acuerdo a Paredes, con una mente entrenada en las ciencias exactas.
En su “Saggiatore” (1623) Galileo escribió: “La Naturaleza está escrita en lenguaje matemático” dejando en claro que para entender los fenómenos naturales no bastaba esgrimir una explicación cualitativa sino que era imprescindible contar con una explicación cuantitativa. Pensando en ello y obviamente en las limitaciones de ese aserto se me vino a la mente esa extraordinaria obra de ingeniería y de ciencia exacta que es la Central hidroeléctrica del Mantaro, concebida y realizada por el genial Santiago Antúnez de Mayolo. Ingeniero, físico y matemático, el guadalupano fue catedrático en San Marcos además de alumno de la prestigiosa Universidad de Columbia. Con su bagaje científico, Antúnez proyectó, también, megaplanes para la irrigación de la costa peruana. Eso sin descuidar sus estudios sobre la luz, la materia y la gravitación, intuyendo, además, la existencia de un neutrón. De esa manera colocó a nuestra república en el campo de los estudios de la teoría electromagnética de la luz y de los quantas. Ahora que somos testigos, una vez más, de la bicentenaria y deplorable costumbre de asaltar el Estado para expoliarlo, es bueno recordar que no es el cálculo político de los ambiciosos de turno sino el trabajo, la creatividad y la excelencia, como el mostrado por Valeria y Angie, lo que llevará al Perú al destino grande que merece. ¡Matemáticamente comprobable!
Fuente: https://elcomercio.pe
MÁS INFORMACIÓN
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- Libro: Tiempo de guerra. Estado, nación y conflicto armado en el Perú, siglos XVII-XIX
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