domingo, 19 de mayo de 2024

Libro: Una habitación propia. Pequeños tesoros de la literatura

 

 

Cabeza visible del Grupo de Bloomsbury —una de las generaciones de intelectuales más brillantes de la cultura británica— y novelista con un aura casi mítica, Virginia Woolf también fue una maestra del ensayo. La frase que da título a este libro, «una mujer necesita dinero y una habitación propia para dedicarse a la literatura», generó gran controversia en su época y se ha malinterpretado hasta la extenuación. Donde unos vieron elitismo, Woolf quería reivindicar la figura de la mujer empoderada a través de sus escritos y de su independencia económica, como primer paso hacia la realización plena. Woolf se convirtió así en la autora de referencia de la segunda ola del feminismo, y nos ofrece una lectura intensa y emocionante que se ha convertido en un clásico contemporáneo.

 

¿POR QUÉ LEER 'UNA HABITACIÓN PROPIA'?

En el siglo XIX y en épocas anteriores las mujeres estaban excluidas de las universidades y abocadas al cuidado de familias numerosas de un promedio de diez hijos (difícil descubrir o inventar algo de relevancia sin estudios básicos y en un constante cambiar pañales), además de que no se consideraba propio de su sexo dedicarse al ámbito intelectual (Jane Austen y Charlot Brontë se veían obligadas a escribir a escondidas y en secreto para que la reprobación social no recayera sobre ellas).

Así lo refiere Virginia Woolf en su reflexivo ensayo de 1929 A Room of One's Own, conocido usualmente en español como Una habitación propia.

Es muy interesante el análisis que realiza Woolf sobre las circunstancias que obstruyeron el desarrollo de la intelectualidad femenina a lo largo de la historia y sobre las condiciones vitales sui generis de los casos aislados de mujeres que, pese a su época, destacaron intelectualmente al punto convertirse en referentes históricos de carácter universal. Una de las condiciones que observa en dichos casos es que prácticamente ninguna tuvo hijos y otra consiste en que la mayoría obtuvo algo de instrucción por alguna situación excepcional o por haberse incorporado a la iglesia bajo el rol de religiosas (podemos pensar, por ejemplo, en Sor Juana Inés de la Cruz o en Teresa de Ávila, cuyas obras son monumentales; en la científica y compositora medieval Hildegarda von Bingen; en la primera enciclopedista europea, Gertrudis de Helfta, cuya obra fue el referente intelectual por excelencia durante toda la Edad Media; etcétera).

Sin embargo, dichos casos aislados constituían menos del 0.5% de casos frente al total de hombres que habían recibido instrucción y que disponían de suficiente tiempo libre, así como de incentivo más allá del cuidado de los hijos. De allí que el número de destacados intelectuales por sexo fuera asimétrico, de acuerdo con la proporción asimétrica de base entre los sexos en las condiciones necesarias para que se manifieste la acción del genio.

Estas condiciones pueden resumirse en una: la autonomía individual, que Virginia resume en el mínimo de "quinientas libras al año y una habitación propia". Defiende, así, el derecho a la propiedad privada para el sexo femenino como la base de su independencia y critica el hecho de que a las mujeres se les hubiera negado este derecho fundamental durante tanto tiempo. En épocas pasadas, todos los bienes que ellas pudieran obtener pasaban inmediatamente a pertenecer a sus maridos o a sus padres, no a ellas, con lo cual las mujeres eran históricamente pobres y la pobreza un factor que jugaba en detrimento del desarrollo individual y la creación intelectual, según muestra Woolf con datos históricos concretos y estadísticos.

Esta obra de la señorita Woolf (en verdad no era señora, aunque fuese casada: su matrimonio era casto o “matrimonio blanco”, una especie de fraternidad célibe, y sus amantes femeninas, de las que la principal fue la escritora Vita Sackville-West, “ilegítimas” y clandestinas, así que no le aporta el convencionalísimo título de “señora”) es reflexiva, aguda y sumamente ilustrativa, además de ser una lectura indispensable para cualquier feminista y especialmente para todas las mujeres que se dediquen a escribir, pues ella aborda ese tema particularmente. La recomiendo encarecidamente, ¡sí...!

Sin embargo, una advertencia: cuídense de no desanimarse en el primer capítulo que, a decir verdad, me resultó superfluo, anodino y denso, un bodrio, y por el que casi abandono su lectura llevándome una mala impresión. A partir de la mitad del segundo capítulo la obra empieza a volverse interesantísima y decisiva.

Fuente: https://pijamasurf.com

Por: Sofía Tudela Gastañeta

 

VIRGINIA WOOLF

(Adeline Virginia Stephen; Londres, Reino Unido, 1882 - Lewes, id., 1941) Escritora británica. El nombre de Virginia Woolf figura junto con el de James Joyce, Thomas Mann o Franz Kafka entre los grandes renovadores de la novela moderna. Experimentando con la estructura temporal y espacial de la narración, perfeccionó en sus novelas el monólogo interior, procedimiento por el que se intenta representar los pensamientos de un personaje en su forma primigenia, en su fluir inconsciente, tal y como surgen en la mente. Algunas de sus obras más famosas, como La señora Dalloway (1925), Al faro (1927) o Las olas (1931), ejemplifican este recurso mediante un poderoso lenguaje narrativo en el que se equilibran perfectamente el mundo racional y el irracional.  

Woolf fue además pionera en la reflexión sobre la condición de la mujer, la identidad femenina y las relaciones de la mujer con el arte y la literatura, que desarrolló en algunos de sus ensayos; entre ellos, destaca por la repercusión que posteriormente tendría para el feminismo Una habitación propia (1932). No sólo abordó este tema en los ensayos, sino que también lo hizo en novelas como la inquietante y misteriosa Orlando (1928), en la que se difuminan las diferencias entre la condición masculina y la femenina encarnadas en el protagonista, un aristócrata dotado de la facultad de transformarse en mujer.

Hija de sir Leslie Stephen, distinguido crítico e historiador, Virginia Woolf creció en un ambiente frecuentado por literatos, artistas e intelectuales. Tras el fallecimiento de su padre, en 1905, se estableció con su hermana Vanessa -pintora que se casaría con el crítico Clive Bell- y sus dos hermanos en el barrio londinense de Bloomsbury, que se convirtió en centro de reunión de antiguos compañeros universitarios de su hermano mayor, entre los que figuraban intelectuales de la talla del escritor E. M. Forster, el economista J. M. Keynes y los filósofos Bertrand Russell y Ludwig Wittgenstein, y que sería conocido como el grupo de Bloomsbury. Elementos comunes de esta heterogénea elite intelectual fueron la búsqueda del conocimiento y del placer estético entendidos como la tarea más elevada a que debe tender el individuo, así como un anticonformismo político y moral.

En 1912, cuando contaba treinta años, se casó con Leonard Woolf, economista y miembro también del grupo, con quien fundó en 1917 la célebre editorial Hogarth Press, que editó la obra de la propia Virginia y la de otros relevantes escritores, como Katherine Mansfield, T. S. Eliot o Sigmund Freud. Sus primeras novelas, Viaje de ida y Noche y día, ponen ya de manifiesto la intención de la escritora de romper los moldes narrativos heredados de la novelística inglesa anterior, en especial la subordinación de personajes y acciones al argumento general de la novela, así como las descripciones de ambientes y personajes tradicionales; sin embargo, estos primeros títulos apenas merecieron consideración por parte de la crítica.

Sólo con la publicación de La señora Dalloway y Alfaro comenzaron a elogiar los críticos su originalidad literaria. En estas obras llaman ya la atención la maestría técnica y el afán experimental de la autora, quien introducía además en la prosa novelística un estilo y unas imágenes hasta entonces más propios de la poesía. Desaparecidas la acción y la intriga, sus narraciones se esfuerzan por captar la vida cambiante e inasible de la conciencia.

Influida por la filosofía de Henri Bergson, experimentó con especial interés con el tiempo narrativo, tanto en su aspecto individual, en el flujo de variaciones en la conciencia del personaje, como en su relación con el tiempo histórico y colectivo. Así, Orlando constituye una fantasía libre, basada en algunos pasajes de la vida de su amiga y también escritora Vita Sackville-West, en que la protagonista vive cinco siglos de la historia inglesa. En Las olas presenta el «flujo de conciencia» de seis personajes distintos, es decir, la corriente preconsciente de ideas tal como aparece en la mente, a diferencia del lógico y bien trabado monólogo tradicional.

Virginia Woolf escribió también una serie de ensayos que giraban en torno de la condición de la mujer, en los que destacó la construcción social de la identidad femenina y reivindicó el papel de la mujer escritora, como en Una habitación propia. Destacó a su vez como crítica literaria, y fue autora de dos biografías: una divertida recreación de la vida de los Browning a través de los ojos de su perro (Flush) y otra sobre el crítico Robert Fry (Fry). En uno de los accesos de una enfermedad mental que había obligado a ingresarla en varias ocasiones a lo largo de su vida, el 28 de marzo de 1941 desapareció de su casa de campo, hasta que días después su cuerpo fue hallado en el río Ouse.


COLECCIÒN PEQUEÑOS TESOROS DE LA LITERATURA

Una pequeña gran biblioteca  que te apasionará. Virginia Woolf, Jane Austen, Scott Fitzgerald, Fiodor Dostoievski, Edith Wharton o Stefan Zweig son algunos de los grandes nombres de la literatura universal que también cultivaron la narración breve. Descubre ahora sus geniales novelas cortas en esta colección única de clásicos imprescindibles. Una edición exclusiva con unas cubiertas mágicas y en un formato ideal para llevar dónde quieras y leer cuando te apetezca. Gran literatura en pequeñas dosis para tu día a día en una colección que te sorprenderá a cada entrega.


40 PRIMERAS ENTREGAS

01 Una habitación propia de Virginia Woolf
02 El fantasma de Canterville Oscar Wilde
03 Noches blancas Fiodor Dostoievski
04 La leyenda de Sleepy Hollow Washington Irving
05 El curioso caso de Benjamin Button F. Scott Fitzgerald
06 El ardor en la sangre Irène Némirovsky
07 La felicidad conyugal Lev Tolstoi
08 Lady Susan Jane Austen
09 La señora Dalloway en Bond Street Virginia Woolf
10 El gran Gatsby F. Scott Fitzgerald
11 Carta de una desconocida Stefan Zweig
12 El corazón de las tinieblas Joseph Conrad
13 En la bahía. La fiesta en el jardín Katherine Mansfield
14 Otra vuelta de tuerca Henry James
15 La abadesa de Castro Stendhal
16 Un diamante tan grande como el Ritz. Berenice a la garçon F. Scott Fitzgerald
17 El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde R. L. Stevenson
18 El baile. Domingo Irene Nemirovsky
19 La muerte de Ivan Ilich Lev Tolstoi
20 Las penas del joven Werther Johan Wolfgang Goethe
21 Sanditon. Los Watson Jane Austen
22 El velo alzado George Eliot
23 Preludio. Felicidad Katherine Mansfield
24 Los papeles de Apern Henry James
25 Ethan Frome Edith Wartons
26 Novela de ajedrez Stefan Zweig
27 Daisy Miller Henry James
28 La leyenda del santo bebedor
El busto del emperador Joseph Roth
29 Bartleby el escribiente Jimmy Rose
30 La hija del capitán Alexander Pushkin
31 Los Cenci Vittoria Accoramboni
32 La sonata de Kreutzer Lev Tolstoi
33 El diablo en el cuerpo Raymond Radiguet
34 La solterona Edith Wharton
35 El paraíso de los solteros y el tártaro de las doncellas. La mesa de manzano Herman Melville
36 Una mujer de mundo Vernon Lee
37 Carmen Prosper Mérimée
38 Primer amor Ivan Turgueniev
39 Aurélia o El sueño y la vida Gérard de Nerval
40 Canción de Navidad Charles Dickens


MÁS INFORMACIÓN

 

Autor(es): Virginia Woolf

Editorial: RBA

Páginas: 

Tamaño: 13 x 20 cm.

Año: 2024