RAFAEL SOLER
Nació enEspaña en 1947. Ingeniero y sociólogo. Ha trabajado como
profesor titular en la Universidad Politécnica de Madrid. Tiene
publicados los libros de poesía Los sitios interiores (1980), Maneras de volver (2009), Las cartas que debía (2011) y Ácido almíbar (2014) y las antologías Pie de página (2012) y La vida en un puño
(2013). Como narrador tiene publicadas cuatro novelas y dos libros de
relatos. Su obra ha sido traducida y publicada en inglés, italiano,
rumano, húngaro y japonés. Ha participado en encuentros y festivales
poéticos celebrados en Europa, Hispanoamérica y Asia.
LVIII
Yo no traje los acantilados
a este páramo de sangre
ni forjé las noches de tormenta que me dices
ni puse viento
en la acerada mies de tus entrañas
yo no elegí ser el primero en navegarte
y surcar tu cuerpo cada noche como un río
bebiendo amaneceres que no me pertenecen
yo no subí las cimas coronadas de tu cuerpo
ni bajé a sus profundidades
yo no busqué la deriva de tu sueño
ni tengo cien años para darte
yo estaba en mi camino sentado con la tarde
y tú pasaste
Para que nadie olvide el tamaño de su miedo
EN un sueño caben todas las palabras
que nunca pronunciaste
y el decoro de haberlas olvidado
cuando se hizo la luz
niño crucial
mujer al son de todas
joven almado con estatura suficiente
hombre que nace en su coyunda fértil
dispuestos a vestir la carne que les llama
pues todo empieza ahora
en la axila un trueno
en la boca cien semillas precintadas
en la espalda liviano el peso de su nombre
y abajo
zurcido el pantalón
junto a la pelvis anhelante
alzado en su escote el pregón de las discordias
un fruto escondido
una espina crucial enarbolada
un testimonio accidental definitivo
tú a la espera
atónito de hombros
todavía inguinal superlativo
en el caldo nutricio que te acoge
pues todo empieza ahora
y siempre será el silencio la única respuesta
cuando proclames exigente
que el aire que respiras
las manos con que amas y el cielo que te cubre
son tu manera de estar alzado entre las cosas
que sólo para ti
futuro perdedor de cuanto tienes
fue trazada la dimensión del agua
y el espanto azul de la estrellas
pues todo empieza ahora
aunque lejos resuene indiferente una carcajada
al comprender que apenas fuiste
un liviano envase desechable
burbuja que por brillar estalla
una costura
en la arpillera universal del frío.
Yo no traje los acantilados
a este páramo de sangre
ni forjé las noches de tormenta que me dices
ni puse viento
en la acerada mies de tus entrañas
yo no elegí ser el primero en navegarte
y surcar tu cuerpo cada noche como un río
bebiendo amaneceres que no me pertenecen
yo no subí las cimas coronadas de tu cuerpo
ni bajé a sus profundidades
yo no busqué la deriva de tu sueño
ni tengo cien años para darte
yo estaba en mi camino sentado con la tarde
y tú pasaste
Para que nadie olvide el tamaño de su miedo
EN un sueño caben todas las palabras
que nunca pronunciaste
y el decoro de haberlas olvidado
cuando se hizo la luz
niño crucial
mujer al son de todas
joven almado con estatura suficiente
hombre que nace en su coyunda fértil
dispuestos a vestir la carne que les llama
pues todo empieza ahora
en la axila un trueno
en la boca cien semillas precintadas
en la espalda liviano el peso de su nombre
y abajo
zurcido el pantalón
junto a la pelvis anhelante
alzado en su escote el pregón de las discordias
un fruto escondido
una espina crucial enarbolada
un testimonio accidental definitivo
tú a la espera
atónito de hombros
todavía inguinal superlativo
en el caldo nutricio que te acoge
pues todo empieza ahora
y siempre será el silencio la única respuesta
cuando proclames exigente
que el aire que respiras
las manos con que amas y el cielo que te cubre
son tu manera de estar alzado entre las cosas
que sólo para ti
futuro perdedor de cuanto tienes
fue trazada la dimensión del agua
y el espanto azul de la estrellas
pues todo empieza ahora
aunque lejos resuene indiferente una carcajada
al comprender que apenas fuiste
un liviano envase desechable
burbuja que por brillar estalla
una costura
en la arpillera universal del frío.
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