"Los genios hacen que lo que vivo me resulte soportable", dijo semanas atrás el escritor húngaro Laszlo Krasznahorkai a Matías Serra Bradford, editor de revista Ñ, en una entrevista a propósito de su obra, de su estilo y su ya permanente candidatura al Premio Nobel de Literatura. Algunas cosas han cambiado hoy. No su obra, ni su estilo, pero sí aquella postulación al mayor galardón literario: Krasznahorkai.
"Estoy muy feliz, estoy tranquilo y muy nervioso a la vez",
declaró el autor a la cadena sueca Sveriges Radio. "Es mi primer día
como ganador del Premio Nobel", dijo y en la frase se concentra una
mirada del mundo, un manejo sutil del humor, cierta sorpresa ante los
giros de la realidad.acaba de ganar el Nobel.
La Academia Sueca lo honró "por su obra convincente y visionaria que, en medio del terror apocalíptico, reafirma el poder del arte",
según leyó en sueco y en inglés Mats Malm, el secretario permanente de
la Academia Sueca, en una ceremonia enmarcada por molduras doradas que casi 14 mil personas siguieron por YouTube para conocer al nuevo Nóbel.
Una "sensación literaria"
La Academia destacó la primera novela de Krasznahorkai, Sátántangó, publicada en 1985, que lo catapultó a la fama en Hungría y sigue siendo su obra más conocida. Los jurados la consideraron como una "sensación literaria".
Krasznahorkai es "un gran escritor épico
en la tradición centroeuropea que se extiende a través de Kafka hasta
Thomas Bernhard, y se caracteriza por el absurdo y el exceso grotesco",
señaló la Academia.
"Pero tiene más recursos, y también mira hacia el Este, adoptando un tono más contemplativo y finamente calibrado",
lo que se evidencia en "una serie de obras inspiradas por las profundas
impresiones que le dejaron sus viajes a China y Japón", agregaron.
Krasznahorkai, que figuraba entre los posibles ganadores, fue contactado por el secretario Mats Malm. "Acabo de comunicarme con Laszlo Krasznahorkai por teléfono durante una visita en Fráncfort, donde se encontraba", dijo Malm.
"Hemos comenzado a discutir los preparativos para diciembre (para la
ceremonia de entrega del premio en Estocolmo), pero aún no hemos
avanzado mucho".
De 71 años, Krasznahorkai creció en una familia judía de clase media.
Su inspiración proviene de sus experiencias bajo el comunismo y de los
extensos viajes que realizó tras mudarse por primera vez al extranjero
en 1987 a Berlín Occidental. Sus novelas, cuentos y ensayos son más conocidos en Alemania, donde vivió por largos períodos, que en su Hungría natal.
Estudió derecho
en las Universidades de Szeged y de Budapest entre 1973 y 1978, pero
decidió abandonar esos estudios. Conocido por su carácter inconformista,
Krasznahorkai trabajó después en distintos empleos, como minero y vigilante de seguridad, y comenzó a desarrollar su gusto por la escritura.
En 1977 inició sus estudios de Andragogía (enseñanza de adultos) y Filología Húngara en la Universidad de Budapest, y comenzó a publicar en diferentes revistas literarias, entre ellas la prestigiosa Mozgó Világ (Mundo en Movimiento).
Su estilo, críticamente difícil y exigente, fue descrito por el propio Krasznahorkai como "la realidad examinada hasta el punto de la locura".
A revista Ñ le
dijo, sobre su obra, esto: "El arte no conoce de preguntas y
respuestas; el arte reside en el misterio. ¿¡Y qué podemos responder si
no sabemos nada sobre este punto!? Para mí, es incomprensible que una obra de arte plantee preguntas y que las conteste.
Pregunta y respuesta son cosas parciales, pero el arte es lo que es
cuando presenta el todo, y triunfa (Homero) o fracasa (el Ulises de
Joyce). Mis obras ni preguntan ni responden, creo. Sólo son, sólo nacen,
las lamento y mueren".
"Es la mirada artística de Laszlo Krasznahorkai, enteramente libre de ilusiones y que ve a través de la fragilidad del orden social, combinada con su inquebrantable creencia en el poder del arte, lo que ha motivado a la Academia a otorgarle este premio", afirmó Steve Sem-Sandberg, miembro de la Academia.
El segundo húngaro
Krasznahorkai es el segundo húngaro en ganar el premio,
después de que el difunto Imre Kertész lo obtuviera en 2002. El año
pasado, el galardón fue para la autora surcoreana Han Kang, la primera
mujer asiática en ganar el Nobel.
En la segunda mitad de la década de 1980 el escritor pudo salir de Hungría y en los siguientes 15 años viajó
y residió en países como Alemania, Francia, España, Italia, Grecia,
Países Bajos, Reino Unido, EEUU, China y Japón, volviendo siempre a
Hungría.
En ese periodo publicó algunas de sus obras más importantes como La melancolía de la resistencia (1989) o Guerra y Guerra (1999), que obtuvieron éxito en el extranjero y fueron traducidas a más de 10 idiomas.
También en los 80 comenzó su colaboración con su amigo Béla Tarr, el conocido director de cine, que ha llevado a la gran pantalla obras como Tango Satánico, o Armonías de Werckmeister, cuyo guión fue escrito por Krasznahorkai a partir de su novela Melancolía de la resistencia.
Él mismo reconoció al recibir el Premio Formentor de las Letras 2024 que escribe para sí mismo y "para la pequeña lista de gente que aún lee".
Cuando le entregaron el prestigioso Premio Internacional Man Booker en 2015,
el jurado aseguró que Krasznahorkai es un escritor que describe la
realidad actual con unas imágenes bellas, aterradoras y cómicas a la
vez.
"Escribir es un asunto privado para mí, así que no me gusta hablar de eso,
porque uno no habla, por respeto a los demás, acerca de cuando se
cambia de calcetines –dijo con ironía a revista Ñ hace pocas semanas–.
Pero le diré que escribo en mi cabeza todo el tiempo, y sólo de vez en
cuando –¡de vez en cuando!– lo apunto en libros. Y no me obsesiona
escribir, me obsesiona encontrar, y no encontrar, una salida a esta
compulsión por anotar. No quiero seguir haciéndolo, y menos hasta el fin
de los tiempos. ¡No! Empiezo cada frase pensando: “László, ésta será la
última, y se acabó, basta”. Pero no sirve de nada, porque entonces
flaqueo, cometo un error, y aparece otro libro. Antes de morir, espero regalarme a mí mismo al menos medio día en el que pueda contemplar con la cabeza despejada, es decir vacía, una estrella en el cielo nocturno, una estrella que quizá hace tiempo dejó de existir".
De momento, no ha visitado la Argentina.
Sin embargo, como le señaló Serra Bradford, "a un lector argentino lo
halaga cuando se topa con Buenos Aires, el tango o la propia Argentina
en más de una de sus obras". Krasznahorkai respondió: "No es en vano: Argentina es el único lugar de la Tierra que me encantaría visitar".
El Premio Nobel incluye un diploma, una medalla de oro y una suma de $1.2 millones de dólares.
Krasznahorkai recibirá el galardón del Rey Carlos XVI Gustavo en
Estocolmo el 10 de diciembre, aniversario de la muerte del científico y
creador del premio, Alfred Nobel, en 1896.
Fuente: https://www.clarin.com
Por: Débora Campos. Editora de la sección Cultura
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