Cuando concibió Bartleby, el escribiente, Herman Melville atravesaba seias dificultades financieras y veía como su popularidad declinaba paulatinamente. Sin embargo, este hombre, profundamente derrotado, supo volcar su genio en un extraordinario relato que habla de la resistencia individual y la rebelión contra las expectativas sociales. Un abogado de Nueva York decide contratar a un nuevo escribiente para su despacho. Al principio, el recién llegado muestra un notable celo por sus tareas, destacándose como diligente copista. Pero, inesperadamente, su comportamiento comienza a adoptar una actitud peculiar de resistencia pasiva que desafía las normas de la oficina.
Soy un hombre bastante mayor. La naturaleza de mis ocupaciones en los últimos treinta años me ha puesto en estrecho contacto con un gremio interesante y un tanto peculiar, del cual, hasta donde sé, nada se ha escrito todavía: me refiero a los copistas judiciales o escribientes. He conocido a muchísimos, profesional e íntimamente, y, si quisiera, podría narrar diversas historias que harían sonreír a los hombres bondadosos y llorar a las almas sentimentales. Pero renuncio a las biografías de todos los demás escribientes sólo por algunos pasajes de la vida de Bartleby, que era uno de ellos y el más extraño que yo haya visto o del que haya oído hablar. Mientras que de otros copistas podría escribir su vida entera, nada parecido puede hacerse con Bartleby. No existe material suficiente para una biografía completa y satisfactoria de este hombre. Es una pérdida irreparable para la literatura. Bartleby era uno de esos seres de quienes no puede asegurarse nada si no a partir de las fuentes originales, y, en su caso, éstas son muy pocas. Todo lo que sé de Bartleby es lo que vieron mis atónitos ojos, excepto, claro, por un vago rumor que mencionaré al final.
Extracto de Bartleby, el escribiente
HERMAN MELVILLE
Cuando
concibió Bartleby, el escribiente, Herman Melville atravesaba seias
dificultades financieras y veía como su popularidad declinaba
paulatinamente. Sin embargo, este hombre, profundamente derrotado, supo
volcar su genio en un extraordinario relato que habla de la resistencia
individual y la rebelión contra las expectativas sociales. Un
abogado de Nueva York decide contratar a un nuevo escribiente para su
despacho. Al principio, el recién llegado muestra un notable celo por
sus tareas, destacándose como diligente copista. Pero, inesperadamente,
su comportamiento comienza a adoptar una actitud peculiar de resistencia
pasiva que desafía las normas de la oficina.
Entre 1853 y 1855 publicó en la revista Putnam Magazine una serie de relatos, reunidos la mayor parte de ellos en The Piazza Tales, entre los que se encuentran dos de las narraciones más importantes de Melville: el cuento Bartleby, el escribiente y la novela corta Benito Cereno. También aparece el relato Las Encantadas, compuesto de diez bocetos sobre las islas Galápagos unidos por un solo narrador. En 1857 El estafador y sus disfraces, conocido como El embaucador (The Confidence-Man), fue el último trabajo de ficción en prosa que publicó. Buscando estabilidad económica, abandonó el oficio de escritor, aceptando un puesto como inspector de aduanas.
MÁS INFORMACIÓN
- Libro: La leyenda del santo bebedor. Pequeños tesoros de la literatura
- Libro: Novela de ajedrez. Pequeños tesoros de la literatura
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Autor(es): Herman Melville
Editorial: RBA
Páginas:
Tamaño: 13 x 20 cm.