lunes, 11 de abril de 2022

Poeta 622: Canto a los fardos funerarios de Reynaldo Naranjo García

REYNALDO NARANJO GARCÍA

(Lima, 6 de abril de 1936 - Miraflores, 7 de julio de 2020)​ fue un poeta y periodista peruano. Junto a César Calvo, Javier Heraud, Arturo Corcuera, Mario Razzeto fue una las figuras representativas de la denominada generación del sesenta. Naranjo, Calvo y el poeta uruguayo Alfredo Zitarrosa fundaron la Casa de la Poesía, en el distrito de Barranco. Grabó con Calvo y el músico Carlos Hayre, el disco Poemas y Canciones. Su libro Júbilos obtuvo el Premio Nacional de Poesía en 1965. Fue fundador de diarios como La República, Hoy, la revista Múltiple Cultura peruana —junto a Germán Carnero Roqué— y dirigió la revista especializada en periodismo y cultura general Talleres de Comunicación. En 2004 editó 100 Años de Jorge Basadre.

En noviembre de 2007 publicó el libro El círculo invisible, una recopilación de manuscritos de poetas peruanos, guardados por Magda Figuerola y dados a Reynaldo Naranjo antes de su muerte. Asimismo el libro incluye fotografías del fotógrafo Carlos «Chino» Domínguez. En palabras del propio poeta, este libro era producto de «cuarenta años donde diez personajes, convocados por Magda Figuerola, compartieron excepcionalmente los mismos momentos, y sin darse cuenta, fueron diseñando su propio círculo con el testimonio de los manuscritos poéticos que fueron celosamente guardados por Magda.»

Publicó un conjunto de relatos bajo el título El Garabato Exacto. Ha trabajado como periodista y editor en la revista Caretas, los diarios La República, Expreso, Correo, Hoy y El Popular. La Unesco le encargó la reconstrucción de los quince años de la vida de César Vallejo en Europa. Falleció en el distrito de MIraflores en Lima, el 7 de julio de 2020 a los ochenta y cuatro años. El poeta fue atropellado por un camión al tropezar cuando cruzaba por la intersección de la avenida Benavides y La Paz.

 

CANTO A LOS FARDOS FUNERARIOS

Desenvolvamos
el cuerpo de los padres.
Sentados en el fondo
de la tierra
esperaron.
Para nosotros
fueron envueltas sus miradas.
Para nosotros
fueron guardadas
vasijas y cosechas.
Para nosotros
fueron edificados
y derruidos
los hogares.
Descubramos el rostro
en que hemos de reconocernos.
La poderosa mano
donde descansa
la línea de la vida.
El pie detenido, la voz
que idéntica a la nuestra calla.
Toquemos la misma piel
que viste
a los humanos cuerpos.
Emocionémonos
con nuestro propio antiguo corazón.
Oh parientes de arcilla:
reunidos estamos
en la gran ceremonia.
El cántaro de la Luna
y el cántaro del Sol
mezclan el sagrado licor
en nuestras sangres. 

 

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