“Los piratas constituyeron una de las más terribles
pesadillas del Mediterráneo romano durante la crisis de la Republica. Procedentes de Cilicia, en la
costa anatólica. Su intervención en cualquier empresa que pudiese revestir
beneficios a menudo les llevó a tomar parte en los conflictos políticos, aunque
sin lealtades de ningún tipo.
Aunque durante la primera guerra púnica Roma se había visto
obligada a gestar una flota por motivos bélicos, nunca se había erigido como
potencia marítima ni había mantenido una política firme al respecto a pesar de
ser la dueña del Mediterráneo. Esta falta de autoridad de dio lugar a la proliferación
de navegantes privados, entre los que destacaban numerosas flotas de piratas.
Las tripulaciones solían nutrirse de antiguos soldados y coordinados desde
ciertos centros de larga tradición piratica como Cilicia o Creta. Sus
abordajes, sin embargo, ponían en serios aprietos los intereses de la
Republica, pues alteraban el comercio marítimo, robaban los buques y las mercancías
y asolaban las costas, incluyendo las de Italia, lo que hacía incrementar la sensación
de inestabilidad en la zona. El aumento del poder militar de los piratas también
les llevó a tomar parte, cada vez con más frecuencia, en las luchas interna de
la República, aliándose con Mitrídates o Sertorio. Finalmente Pompeyo recibió
poderes especiales para adoptar contundentes medidas para acabar con ellos. La
importancia que llegaron a adquirir en los acontecimientos de la vida romana
trascendió también al ámbito mitológico como se ilustra en este detalle del
siglo III, hallado en Dougga (Túnez), que representa a Dionisio y el viejo
Sileno luchando contra los piratas en el Mediterráneo (Museo del Bardo, Túnez).”
Página 72. El fin de la República Romana. Historia National Geographic. The National Geographic Society. Barcelona, España - 2013.
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