Por primera vez, ejecutivos de una farmacéutica fueron encontrados culpables por tráfico de drogas, por promover un fármaco de venta con receta médica
La semana pasada, ocurrió un hecho histórico en EE. UU. Por primera vez, un jurado encontró culpables de conspiración y crimen organizado al fundador y cuatro ejecutivos de una farmacéutica.
Estos han sido juzgados y encontrados culpables de tráfico de drogas. No por cocaína o marihuana, sino fentanilo, un medicamento opioide que se vende con receta médica. Los acusados –excepto dos colaboradores eficaces– podrían recibir 20 años de cárcel.
— El problema —
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, más de 400.000 personas han muerto por sobredosis de opioides desde 1999.
En el 2017, casi 48.000 personas –seis por hora– murieron por una
sobredosis de opioides, y el fentanilo fue el más letal. ¿Cómo se ha
llegado a semejante problema de salud pública?
— Opioides —
Son
medicamentos sintéticos derivados del opio, que es el látex lechoso de
la cápsula de una planta llamada amapola o adormidera. El opio ha sido
usado desde tiempos inmemoriales como poderoso calmante del dolor por
contener morfina y codeína (sustancias naturales u opiáceos). A
comienzos del siglo pasado, se sintetizaron decenas de derivados
artificiales (opioides), entre ellos heroína, oxicodona (OxyContin),
hidrocodona, metadona y fentanilo. El asunto es que, además de su
extraordinario poder analgésico, estos derivados naturales y sintéticos
tienen un enorme poder adictivo.
— Causa directa—
Esta
epidemia de muertes causadas por sobredosis de opioides es consecuencia
de una serie de eventos, en cuya génesis –y lo demuestran las condenas
de la semana pasada– la industria farmacéutica ha tenido mucho que ver.
El punto de
inflexión ocurrió en 1996, cuando el laboratorio Purdue Pharma puso a
la venta oxicodona (OxyContin), un potente opioide. En 1998 crearon un
video que se distribuyó en 15.000 consultorios médicos que aseguraba que
la oxicodona no causaba adicción y alentaba a médicos y pacientes a
usarla sin temor.
Pasaron de registrar 3 millones de recetas al año a inicios de los 90 a 11 millones en 1999. En el 2000, Purdue lanzó una campaña nacional de publicidad en revistas médicas y las ventas se dispararon.
Pero,
además, tres hechos sucedidos a inicios de este siglo contribuyeron a la
epidemia de adicción a los narcóticos. Primero, en el 2001, la Joint
Commission (que controla la calidad de servicios médicos en hospitales),
propuso –con el aval de la Sociedad Norteamericana del Dolor– que,
además del pulso, temperatura, respiraciones y presión arterial, se
pregunte siempre si el paciente sufría de algún tipo de dolor.
Esa bien
intencionada iniciativa fue aceptada entusiastamente por los médicos
norteamericanos, a pesar de que ese “quinto signo vital” (a diferencia
de los otros cuatro) era subjetivo y no medible.
Segundo,
los hospitales adoptaron las encuestas de satisfacción de pacientes como
un instrumento de medición de la calidad de sus servicios médicos; y,
tercero, drogas como heroína y poderosos opioides sintéticos mexicanos y
chinos invadieron las calles a precios muy baratos.
Todo se
alineó para la perfecta tormenta de adicción: farmacéuticas promoviendo
agresivamente sus productos diciendo que no causaban adicción, médicos
preguntando a todos sus pacientes si tenían dolor y recetando narcóticos
a diestra y siniestra, pacientes quejándose de que su dolor no era
atendido, hospitales que no querían quedar mal en las encuestas de
satisfacción y, por último, drogas callejeras baratas a las que los
adictos acudían cuando no obtenían más recetas.
—La responsabilidad —
La condena
por conspiración y crimen organizado de la semana pasada ha caído sobre
cinco ejecutivos de la Insys Therapeutics, e incluye a su
multimillonario fundador John Kapoor. Las investigaciones iniciales
demostraron que trabajadores de Insys se hacían pasar por empleados de
consultorios médicos, para engañar a las aseguradoras y obtener permiso
de pago de Subsys, un spray de fentanilo (cien veces más poderoso que la
morfina y el que más muertes por sobredosis causa). El objetivo era
promover el uso de Subsys en todo tipo de pacientes, cuando solo está
indicado para pacientes de cáncer con dolor intratable.
Durante el
juicio, los investigadores mostraron un repulsivo video, en el que
ejecutivos de la compañía, disfrazados de una botella del medicamento
Subsys, cantaban y bailaban al ritmo de rap, alentando a sus visitadores
médicos a convencer a más doctores para que receten más Subsys y
aumenten las ventas.
En el
juicio, se describieron las chocantes prácticas de la farmacéutica para
convencer a los médicos a que receten Subsys. Estas incluyeron fiestas
en clubes nocturnos en las que una de sus ejecutivas bailaba sentada
sobre la falda de los médicos.
— Corolario —
Nunca el
sistema de justicia de EE. UU. había encontrado culpable de tráfico de
drogas y crimen organizado a ejecutivos de una farmacéutica. No hay
duda de que se sentará un poderoso precedente para reformar el
comportamiento corporativo de ciertas empresas que anteponen sus
ganancias económicas al bien público, sin importarles que en el camino
causen la muerte de seis personas por hora.
Al igual
que el juicio contra la industria del tabaco, varios estados preparan
demandas contra otros laboratorios como Johnson & Johnson, Teva y
Allergan.
Fuente: https://elcomercio.pe
Por: Elmer Huerta
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