lunes, 13 de mayo de 2019

Cita CDXXX: Los traficantes de opioides y la amenaza al sector salud





Por primera vez, ejecutivos de una farmacéutica fueron encontrados culpables por tráfico de drogas, por promover un fármaco de venta con receta médica

La semana pasada, ocurrió un hecho histórico en EE. UU. Por primera vez, un jurado encontró culpables de conspiración y crimen organizado al fundador y cuatro ejecutivos de una farmacéutica.

Estos han sido juzgados y encontrados culpables de tráfico de drogas. No por cocaína o marihuana, sino fentanilo, un medicamento opioide que se vende con receta médica. Los acusados –excepto dos colaboradores eficaces– podrían recibir 20 años de cárcel.

— El problema —

Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, más de 400.000 personas han muerto por sobredosis de opioides desde 1999. En el 2017, casi 48.000 personas –seis por hora– murieron por una sobredosis de opioides, y el fentanilo fue el más letal. ¿Cómo se ha llegado a semejante problema de salud pública?

— Opioides —

Son medicamentos sintéticos derivados del opio, que es el látex lechoso de la cápsula de una planta llamada amapola o adormidera. El opio ha sido usado desde tiempos inmemoriales como poderoso calmante del dolor por contener morfina y codeína (sustancias naturales u opiáceos). A comienzos del siglo pasado, se sintetizaron decenas de derivados artificiales (opioides), entre ellos heroína, oxicodona (OxyContin), hidrocodona, metadona y fentanilo. El asunto es que, además de su extraordinario poder analgésico, estos derivados naturales y sintéticos tienen un enorme poder adictivo.

— Causa directa—

Esta epidemia de muertes causadas por sobredosis de opioides es consecuencia de una serie de eventos, en cuya génesis –y lo demuestran las condenas de la semana pasada– la industria farmacéutica ha tenido mucho que ver.

El punto de inflexión ocurrió en 1996, cuando el laboratorio Purdue Pharma puso a la venta oxicodona (OxyContin), un potente opioide. En 1998 crearon un video que se distribuyó en 15.000 consultorios médicos que aseguraba que la oxicodona no causaba adicción y alentaba a médicos y pacientes a usarla sin temor.

Pasaron de registrar 3 millones de recetas al año a inicios de los 90 a 11 millones en 1999. En el 2000, Purdue lanzó una campaña nacional de publicidad en revistas médicas y las ventas se dispararon.

Pero, además, tres hechos sucedidos a inicios de este siglo contribuyeron a la epidemia de adicción a los narcóticos. Primero, en el 2001, la Joint Commission (que controla la calidad de servicios médicos en hospitales), propuso –con el aval de la Sociedad Norteamericana del Dolor– que, además del pulso, temperatura, respiraciones y presión arterial, se pregunte siempre si el paciente sufría de algún tipo de dolor.

Esa bien intencionada iniciativa fue aceptada entusiastamente por los médicos norteamericanos, a pesar de que ese “quinto signo vital” (a diferencia de los otros cuatro) era subjetivo y no medible.

Segundo, los hospitales adoptaron las encuestas de satisfacción de pacientes como un instrumento de medición de la calidad de sus servicios médicos; y, tercero, drogas como heroína y poderosos opioides sintéticos mexicanos y chinos invadieron las calles a precios muy baratos.

Todo se alineó para la perfecta tormenta de adicción: farmacéuticas promoviendo agresivamente sus productos diciendo que no causaban adicción, médicos preguntando a todos sus pacientes si tenían dolor y recetando narcóticos a diestra y siniestra, pacientes quejándose de que su dolor no era atendido, hospitales que no querían quedar mal en las encuestas de satisfacción y, por último, drogas callejeras baratas a las que los adictos acudían cuando no obtenían más recetas.

—La responsabilidad —

La condena por conspiración y crimen organizado de la semana pasada ha caído sobre cinco ejecutivos de la Insys Therapeutics, e incluye a su multimillonario fundador John Kapoor. Las investigaciones iniciales demostraron que trabajadores de Insys se hacían pasar por empleados de consultorios médicos, para engañar a las aseguradoras y obtener permiso de pago de Subsys, un spray de fentanilo (cien veces más poderoso que la morfina y el que más muertes por sobredosis causa). El objetivo era promover el uso de Subsys en todo tipo de pacientes, cuando solo está indicado para pacientes de cáncer con dolor intratable.

Durante el juicio, los investigadores mostraron un repulsivo video, en el que ejecutivos de la compañía, disfrazados de una botella del medicamento Subsys, cantaban y bailaban al ritmo de rap, alentando a sus visitadores médicos a convencer a más doctores para que receten más Subsys y aumenten las ventas.

En el juicio, se describieron las chocantes prácticas de la farmacéutica para convencer a los médicos a que receten Subsys. Estas incluyeron fiestas en clubes nocturnos en las que una de sus ejecutivas bailaba sentada sobre la falda de los médicos.

— Corolario —

Nunca el sistema de justicia de EE. UU. había encontrado culpable de tráfico de drogas y crimen organizado a ejecutivos de una farmacéutica. No hay duda de que se sentará un poderoso precedente para reformar el comportamiento corporativo de ciertas empresas que anteponen sus ganancias económicas al bien público, sin importarles que en el camino causen la muerte de seis personas por hora.

Al igual que el juicio contra la industria del tabaco, varios estados preparan demandas contra otros laboratorios como Johnson & Johnson, Teva y Allergan.


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