domingo, 28 de mayo de 2017

Cita CCCXXIV: Freud y la cocaína


“La asombrosa historia del coqueteo de Freud con la cocaína es brillantemente relatada en la biografía que escribió Ernest Jones, de la que han sido tomadas las siguientes citas y paráfrasis:


A mediados de la década de 1980 Freud era pobre y apenas conocido, y ansiaba conseguir la fama, por lo que, no obstante las arduas tareas de todas clases a las que tenía que dedicarse, “siempre se traía entre manos alguna empresa que le permitiera hacer un descubrimiento importante en medicina clínica o patología y obtener así la celebridad”. Una de esas empresas, en la que puso mucho empeño, fue la de ofrecer al mundo un fármaco de efectos maravillosos. El entusiasmo con el que se la tomó debía, en buena parte, a un “interés particular”, basado en la idea de que la depresión, la lasitud y los sufrimientos neuróticos eran consecuencia de una deficiencia cerebral, y de que hecho, para Freud, la cocaína, en realidad, no podía ser considerada una droga; sencillamente, restauraba la normalidad perdida. Por ello pudo escribir que “la exultante y duradera euforia en nada difiere de la euforia, normal, y muy pronto le resulta difícil creer que esté bajo la influencia de una droga”. Uno de sus efectos, y no de los menos deseables, por cierto, era que restauraba la sensación de estar en plenitud de las energías y de la virilidad. Por eso escribió Freud, en una carta a su prometida: “Ten por seguro, princesa mía, que, cuando esté a tu lado, […] comprobarás por ti misma quién es más fuerte, una gentil muchacha que no come todo lo que debiera o un hombre alto y robusto con el cuerpo lleno de cocaína. Durante mi última depresión, que fue muy grave, volví a tomar cocaína, y una dosis muy pequeña me elevó a las alturas de una forma a maravillosa. Ahora estoy muy ocupado buscando información en la literatura para escribir un canto de alabanza a esta mágica sustancia”.

Este canto de alabanza despertó enorme interés, y está escrito en un estilo que no volvió a utilizar en ninguna de sus obras; según Jones: “[…] desprende un intenso calor personal, como si aquel tema lo apasionara. Utiliza expresiones que no son habituales en los trabajos científicos, por ejemplo, ‘las emociones más alegremente exultantes”. […] Rechazaba con vehemencia los “infundios” publicados acerca de aquella droga tan preciosa.

El interés de Freud por la cocaína duro desde 1884 hasta 1887, y paso por tres fases: entusiasmo extravagante y dudas, ocultas tras sus dogmáticos rechazos de todos los ‘infundios’, y, finalmente, abandono y repulsa de sus ideas acerca de ella, a lo que siguió un largo periodo de remordimiento.”

Despertares. Páginas 397-399. Oliver Sacks. Anagrama. Barcelona, España -  1990.

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