martes, 29 de marzo de 2016

Tomasio (29/03/2016): Papá, no quiero trabajar en tu empresa


Muchos padres hemos recibido negativas de parte de los hijos, cuando esperábamos una respuesta positiva. Cuando se trata de respuestas negativas que solo conciernen a la familia no afectan tanto, pero cuando se trata de una familia que tienen un negocio propio y dicha negatividad afectará el futuro de la empresa familiar, la realidad es totalmente diferente.

La comunicación es un elemento fundamental que tenemos los humanos, podemos intercambiar opiniones o conocimientos. Saber comunicarse es vital en nuestra vida diaria. Lo hacemos aunque no seamos conscientes de ello, la usamos con nuestra pareja, familia, socialmente y por supuesto en las empresas.

Ud. fundó una empresa que ha crecido más allá de sus expectativas. Fue con trabajo tesonero. Su idea original fue para poder proveer económicamente a su familia, el mercado reaccionó positivamente y ahora tiene una empresa floreciente. Al dedicar más tiempo a la empresa la comunicación con sus hijos, fue poca, ya que solo lo veían en las noches y algunos fines de semana. Su dedicación era total.

Nuestra contribución con este artículo, es para motivar a los padres/propietarios que han creado una empresa y que desean que su trabajo perdure en el tiempo y desean asegurar el futuro económico de sus hijos, soportados con un trabajo independiente.

¿Consideras que tus hijos obedecerán lo que se les pidas que hagan sellando su futuro?

Llega el momento, ves que tus hijos ya son grandes y les dices que trabajen contigo en la empresa. Y contestan, sin reparos, que no desean hacerlo. Si deseamos que nuestros hijos, sigan nuestros pasos y no se pierda el esfuerzo de levantar una empresa, debemos de interesarlos y motivarlos desde pequeños.

Para lograr que nuestros hijos, entiendan el proceso del negocio familiar, se deben de seguir algunos sencillos pasos que poco a poco los hará interesarse.
La complejidad de llevar una empresa familiar es que con frecuencia no se separa el hogar  con la empresa. Entonces ahí podemos aprovechar esta realidad. En la mesa durante las comidas, explicar en que trabaja, en palabras sencillas, cuando son pequeños, y con mayor complejidad conforme los hijos vayan creciendo. Cada uno de los hijos, tendrán y desarrollarán sus propias habilidades, no hay hijos iguales. Interesando y motivándolos, escuchemos lo que nos dicen, sin reprimir, al contrario. Que visiten la empresa y que vayan conociéndola. Cuando llegue el tiempo estimular a que pasen tiempo en ella, en especial los veranos, donde puedan trabajar y aprendiendo los rudimentos del negocio, con una retribución acorde.  Cualquier corrección sobre su desempeño, que sea hecho privadamente.

Completar su preparación con un plan de estudios para prepararlos con los conocimientos necesarios. Buscar el compromiso de los hijos, con la adecuada comunicación y llegado el momento y cuando ya estén preparados, irán ocupando las posiciones para las cuales se han preparado, haciendo de la transición de padre a hijo, lo más sencillo y beneficioso para todos.

Antonio Tomasio. Autor de los libros Uno (Yo) y Mi hijo, mi maestro. Escríbe a atomasio@antoniotomasio.com con tus preguntas o sugerencias o visita la página http://www.antoniotomasio.com