"Los rellenos constructivos se ditribuyen casi siempre en emparillados de cantos rodados, es decir, en un sistema de celdas de planta cuadrangular cuyos muros son elaborados con cantos rodados, medianos o grandes colocados 'a tizón' (echados sobre su cara más ancha y con la más angosta conformando el paramento). Los murantes de las celdas se levantan con varias hileras superpuestas de cantos rodados, asentadas con poco o, las más de las veces, ningún mortero de barro. Se infiere que los muretes de las celdas y el relleno que contiene fueron levantados al mismo tiempo, de tal suerte que los primeros mantiene su estabilidad por confinamiento. Los emparrillados son recubiertos por barro al que se daba externamente la apariencia de tapias, para formar así estructuras masivas, como banquetas, plataformas y contrafuertes o espacios como terrazas. Cabe la posibilidad de que la técnica de emparrillados de cantos rodados sea relativamente tardía en la historia del sitio, pues no aparecen en la mitad inferior del forado o 'corte sur' de la Pirámide A, habiendo allí solo rellenos de tierra, terrones y guijarros.
Los emparrillados ofrecen buena resistencia a la compresión (es decir, a fuerzas verticales) y presentan flexibilidad al corte (fuerzas horizontales) lo que los hacía apropiados para que la construcción ganara altura y les daba capacidad para sobrellevar sismos. Sin embargo, al carecer de morteros, las tapias que los revisten soportan considerables fuerzas horizontales durante los terremotos, razón por la cual casi siempre se levantaron contrafuertes para reforzarlas, sobre todo cuando este se ampliaba o ganaba altura, como se observa en las terrazas que forman los frontis de los edificios."
Mateo Salado, una gran complejo arqueológico tardío en la ciudad de Lima. Pedro Espinoza Pajuelo. Páginas 96-107. Revista Arkinka. Año 17 - N° 215 - Octubre 2013.
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