jueves, 6 de octubre de 2022

Libro: Dioniso y las bacantes




Tras un largo periplo por tierras foráneas, Dioniso se presenta en su ciudad materna, Tebas, gobernada por su primo Penteo. Las mujeres tebanas no tardan en unirse a su culto y en entregarse a danzas, sacrificios y místicas celebraciones en su honor en los montes que rodean la ciudad. Penteo, sin embargo, desoye el llamado dionisiaco e intenta detener la propagación del culto, apresando al joven extranjero bajo cuya forma se ha presentado el dios. Pero ningún humano puede enfrentarse a la voluntad de Dioniso sin padecer las consecuencias de su atrevimiento.

 

DIONISO

En la mitología griega, Dioniso (en griego: Διόνυσος, transl.: Dionysos) es uno de los considerados dioses olímpicos, dios de la fertilidad y el vino. Considerado hijo de Zeus y Sémele, nieto de Harmonía y bisnieto de Afrodita, sin embargo, otras versiones afirman que era hijo de Zeus y Perséfone. Dioniso era inspirador de la locura ritual y el éxtasis, y se convirtió gradualmente en un personaje importante de la mitología griega. Aunque los orígenes geográficos de su culto son desconocidos, casi todas las tragedias lo presentan como «extranjero».​

Es el dios patrón de la agricultura y el teatro. También es conocido como el ‘Salvador’ y ‘Libertador’ (Eleuterio), liberando a uno de su ser normal, mediante la locura, el éxtasis o el vino.​ La misión divina de Dioniso era mezclar la música del aulós y dar final al cuidado y la preocupación.​ Como divinidad vinícola se le vinculaba con Deméter (el pan) como alimento básico, invocado también por sus propiedades farmacológicas y anímicas («medicina contra las penas») y estimulador de la palabra, la sociabilidad y la franqueza. Los investigadores han discutido la relación de Dioniso con el «culto de las almas» y su capacidad para presidir la comunicación entre los vivos y los muertos.​ El nombre Dionysos es de significado incierto. Su elemento -nysos bien puede ser de origen extraheleno, pero dio- ha sido relacionado desde antiguo con Zeus (genitivo Dios). Para los autores griegos, Nisa era una ninfa que lo crio, o la montaña donde era atendido por varias ninfas (las Nisíades), que lo alimentaron y lo hicieron inmortal por orden de Hermes.​

Según la etimología estoica propuesta por Cleantes, en la que dianysai se traduce como «recorrer totalmente», Dioniso es identificado con el sol que cada día «recorre enteramente el círculo celeste». Siglos más tarde, Macrobio transmite en sus Saturnales diversas alegorías de Dioniso-sol, siendo Dioniso el «sol nocturno» que recorre el hemisferio inferior y Apolo el «sol diurno» que transita el hemisferio superior; las edades de Dioniso —niño, efebo, barbudo— simbolizan los ciclos solares de crecimiento y decrecimiento durante todo el año, por lo que el dios gobierna la fertilidad de la tierra y los frutos junto a las diosas «lunares» (Deméter y Perséfone). Como divinidad solar Dioniso encarna la potencia masculina del cosmos, «espíritu (pneûma) generador y nutricio» para los estoicos según Plutarco, y como Liber Pater romano considerado «padre de todas las cosas» y dador del «poder seminal» asociado a la procreación. En este último sentido, es asociado en general con la naturaleza húmedo-cálida y ligado a las plantas frutales según Porfirio, idéntico a Osiris en Plutarco.​

El séquito de Dioniso era llamado el tíaso y estaba formado principalmente por las ménades, sus compañeras de orgía, que danzan y tocan el tympanum. Otro mito dionisíaco aparece en el credo del orfismo, donde los antiguos Titanes matan al pequeño dios Dioniso, hijo de Zeus y Perséfone, luego de atraerlo con brillantes juguetes hacia una trampa, y después es descuartizado, cocido y devorado. Entonces, Zeus castiga y fulmina con su rayo a los Titanes, pero como el corazón de Dioniso no fue devorado, del corazón resucita el hijo de Zeus. De las cenizas de los Titanes y la tierra surgen los seres humanos, que poseen un componente titánico y otro dionísíaco, al nacer con algo de la antigua culpa de la muerte del dios Dioniso, por lo que deben purificarse al evitar el derramamiento de sangre de hombres y animales. De este modo, al final de la existencia, su alma es liberada del cuerpo (casi tumba y cárcel), para reintegrarse al mundo divino de donde procede. Posteriormente fue conocido por los romanos como Baco​ y el frenesí que inducía, bakcheia.

 

Autor(es):

Editorial: EMSE EDAPP

Páginas: 123

Tamaño: 16 x 23,5 cm.

Año: 2020