viernes, 14 de octubre de 2022

Podcast La ContraHistoria: La invención del mudéjar

 

 

Tradicionalmente se ha considerado al mudéjar como el más hispano de todos los estilos artísticos ya que las características que lo definen sólo se desarrollaron en los reinos cristianos de la península ibérica. Lo de llamarlo mudéjar es, sin embargo, algo muy posterior, fue acuñado por el historiador y arqueólogo cordobés Amador de los Ríos a mediados del siglo XIX. Durante su discurso de ingreso a la Academia de Bellas Artes de San Fernando en 1850 de los Ríos hizo ver que en la arquitectura española de la edad media y la moderna había una serie de rasgos de clara raíz islámica. A ese peculiar estilo a caballo entre el cristianismo y el islam Amando de los Ríos lo bautizó como arte mudéjar

A partir de aquí surgieron muchas preguntas. La primera y fundamental era si habían sido los mudéjares (es decir, los musulmanes que vivían en territorio cristiano) los creadores de ese estilo o, por el contrario, el denominado arte mudéjar no era más que una constante artística en el mundo hispano, que floreció de igual manera entre musulmanes y entre cristianos. Esta cuestión, que en principio pudiera parecer algo propio de tertulias académicas entre historiadores, no estaría revestido de tanta importancia de no ser porque hace ya bastantes años se convirtió en un término de moda y son muchos los lugares de España que dicen tener patrimonio propio genuinamente mudéjar. El debate ha continuado hasta nuestros días y seguramente se siga librando durante muchos años más.

Podemos encontrar multitud de ejemplos de obras mudéjares desde el siglo XIII en la Castilla septentrional, en Navarra y en Aragón. En las provincias de Teruel y Zaragoza es, de hecho, donde se encuentran los edificios mudéjares más conocidos por el gran público como las catedrales de Teruel y Tarazona, o el palacio de Pedro IV el Ceremonioso dentro de la Aljafería zaragozana. En Ávila, Valladolid, Toledo y Segovia hay también una notable concentración de obras mudéjares, especialmente en esta última provincia que cuenta en la ciudad de Cuellar con uno de los conjuntos mudéjares más ricos de España.

Tras esa explosión del mudéjar en Castilla y Aragón observamos como esas formas artísticas originadas en el norte cristiano fueron expandiéndose hacia el sur a la misma velocidad que la reconquista. De ahí que el mudéjar andaluz ya sea de los siglos XIV o XV. Siglos después, ya a finales del siglo XIX, el mudéjar renació originando un estilo de tipo historicista que estuvo muy en boga hasta el primer tercio del siglo XX. Este estilo, bautizado como neomudéjar, fue extraordinariamente popular y dejó infinidad de edificios por toda España, y no sólo iglesias, también gran variedad de obras civiles como plazas de toros, ayuntamientos, teatros y estaciones ferroviarias

Pero más allá de ese empeño contemporáneo por ordenar, categorizar y querer ver mudéjar por doquier, lo que realmente hemos de entender fue esa querencia por imitar lo islámico por parte de algunos señores cristianos de la España medieval. Porque, en realidad, en esa imitación hay mucho más de decisiones políticas y de mercado que de simples estilos artísticos.

Fuente: La ContraHistoria