lunes, 29 de diciembre de 2025

Diccionario CDXCVII: Anticlinal

Este pequeño anticlinal calizo, que emerge entre los campos de cereal como un pequeño cerro de cima plana y suaves pendientes, está situado en un enclave estratégico, en un pasillo geográfico entre las cuencas del Ebro y del Duero. Con nombre de procedencia incierta, la sierra de Atapuerca alberga depósitos fosilíferos que nos permiten conocer el poblamiento prehistórico del último millón y medio de años.

Página 31. Atapuerca. Un millón de años de evolución humana. Salvat. Barcelona, España - 2023.

 

Anticlinal

 

Del ingl. anticlinal, y este del gr. ἀντικλίνειν antiklínein 'inclinar en sentido contrario' y -al '-al'.
  1. adj. Geol. Dicho de un pliegue de las capas de un terreno: Que tiene en su núcleo los materiales más antiguos. U. m. c. s. m.

Fuente: Diccionario de la Lengua Española. Vigésima segunda edición.

 

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Poeta 815: País inocente de Mario Benedetti

MARIO BENEDETTI

(Paso de los Toros, 1920 - Montevideo, 2009) Escritor uruguayo. Mario Benedetti fue un destacado poeta, novelista, dramaturgo, cuentista y crítico, y, junto con Juan Carlos Onetti, la figura más relevante de la literatura uruguaya de la segunda mitad del siglo XX y uno de los grandes nombres del Boom de la literatura hispanoamericana. Cultivador de todos los géneros, su obra es tan prolífica como popular; novelas suyas como La tregua (1960) o Gracias por el fuego (1965) fueron adaptadas para la gran pantalla, y diversos cantantes contribuyeron a difundir su poesía musicando sus versos.


PAÍS INOCENTE

Unos como invasores
otros como invadidos
¿qué país
no ha perdido la inocencia?
pero además
¿de qué sirve un país inocente?
¿qué importancia tienen
las fronteras pusilánimes
las provincias de la ingenuidad?

sólo los países
que pierdan su candor
podrán reconocer al enemigo

así es que no reclamo
país inocente en todo caso busco
un extraño país capaz
de declararse
culpable
             de inocencia.

 

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domingo, 28 de diciembre de 2025

Meme 28/12: Leer es muy sano porque tiene vitamina sé

 

 

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Cita CMXII: Por qué ‘El señor de los anillos’ perdura

Cuando le lees en voz alta a un niño de 7 años y empiezas a utilizar una voz determinada para los diálogos de un personaje, ya te quedaste con esa voz para el resto del libro. Y cuando ese libro es la epopeya de alta fantasía de J. R. R. Tolkien, El señor de los anillos, hay tiempo de sobra para arrepentirse de una elección descuidada tomada en los primeros capítulos. Mi padre, sabiamente, solo usaba su propia voz cuando me lo leía. Cincuenta años después, aún puedo oír su particular pronunciación errónea de algunos nombres; élfica con acento de Nueva Jersey. Aun así, cuando llegó el momento de presentarle la Tierra Media a mi hija, Rhys, y más tarde a mi hijo, Mitchell, intenté que las palabras de cada personaje tuvieran su propia personalidad.

Luego llegamos al Concilio de Elrond, una reunión de los pueblos libres de la Tierra Media y el eje sobre el que gira la trama del primer libro. Habría necesitado 23 voces.

Intentar inventar más de veinte acentos habría agotado tanto mi repertorio que algún desafortunado elfo probablemente habría terminado sonando como si fuera de Pittsburgh, no de Mirkwood. Afortunadamente, mi hijo no me obligó a intentarlo. Había nacido una voz de elfo genérica.

Sin embargo, la multivocalidad de El señor de los anillos incluye lo que se dice y quién lo dice. Durante su consejo, el sabio semielfo Elrond afirma que si Frodo acepta la misión de destruir el peligroso y poderoso Anillo Único, su estatura y fama serán comparables a las de “Hador, y Húrin, y Túrin, y el propio Beren”. Los lectores solo pueden reconocer el nombre de Beren —los otros “poderosos amigos de los elfos de antaño” son un misterio—, pero en este mundo, estos nombres son un conocimiento cultural normal. El señor de los anillos está plagado de alusiones similares: un ariete se llama Grond, por el “Martillo del Inframundo”; cuando cabalga hacia la batalla, un rey se parece a “Oromë el Grande”.

Estas menciones se presentan sin explicación, pero el lector no puede entenderlas; es como si un gran abismo de tiempo separara al lector contemporáneo de su público original. Son referencias rotas, y también son un ejemplo de una de las razones por las que El señor de los anillos ha perdurado: tanto por intención como por providencia, Tolkien escribió un mundo que es bello porque está tan roto como el nuestro.

Esta sensación de solidez y realismo se ve acentuada por la impresión de que el libro mismo está erosionado y dañado por la edad, descubierto y remendado. La experiencia de leer El seños de los anillos, para los fans, se parece menos a hojear una novela y más a entrar en un mundo diferente, uno en el que no escapamos de nuestro dolor, pero en el que podemos imaginar que algún día estaremos curados.

No es raro, sobre todo después de Tolkien, que los escritores de fantasía y ciencia ficción inserten en sus obras referencias rotas ilusorias a manera de textura, mencionando casualmente el Martillo de Grabthar o la Maldición de Valyria. Pero con Tolkien las alusiones no son ilusiones, y originalmente su intención no era que sus referencias fueran confusas.

Estas son referencias reales a lo que Tolkien consideraba la verdadera obra de su vida: un inmenso archivo de poemas, relatos en prosa y anales cuasihistóricos que empezó a componer con empeño en 1917 en un hospital provisional mientras convalecía de la fiebre de las trincheras que contrajo en la batalla del Somme. Siempre tuvo la intención de que los lectores pudieran leer esta obra antes de El señor de los anillos o, al menos, al mismo tiempo. Sin embargo, nunca logró domesticar ese material indómito y darle una forma publicable.

Pero en todas sus extensas correcciones Tolkien nunca eliminó las numerosas alusiones a un legendarium que no se publicó sino hasta después de su muerte, con el título de El silmarillion. Estos vínculos rotos y pistas indirectas contribuyen a crear la impresión de profundidad que atrae a tantos lectores, porque no son simples falsedades improvisadas. Son referencias a un mundo imaginario plenamente construido, con su propia cosmología, historia y lenguas.

Tolkien le escribió a W. H. Auden que había encontrado “algo en el aire” en el Kalevala finlandés, una sensación inefable que quería captar en su propia escritura. Esa sensación procedía del hecho de que el Kalevala, Beowulf y otras epopeyas del norte eran ruinas textuales. Las cicatrices de siglos de cambios lingüísticos y culturales —daños solo parcialmente reparados por el paciente trabajo de los estudiosos— les otorgaban a estas obras su poder estético.

Poéticamente, la larga lucha de Tolkien por materializar su visión —la duda que lo llevó a hacer largas pausas en la escritura, sus frustraciones con los editores y su incapacidad general para sentirse lo bastante satisfecho con sus creaciones como para dejar de retocarlas— contribuyó a dotar a sus obras de algunas de las características de sus inspiraciones medievales.

Aunque las referencias rotas están en la superficie, subyace otra característica de las obras genuinamente antiguas. Las sutiles variaciones en el estilo de escritura de Tolkien a lo largo de sus 62 capítulos, generan la impresión de que El señor de los anillos es una recopilación de otros textos. En general, este patrón es invisible incluso para los lectores cuidadosos, pero los nuevos métodos de análisis asistido por computadora lo dejan muy claro. Un algoritmo puede comparar los vocabularios de los capítulos y agrupar los que son similares.

Algunas novelas tienen un estilo consistente, por lo que no hay mucha agrupación. Otras se agrupan en función del personaje desde cuya perspectiva se narra una sección concreta. Si divides El ruido y la furia de William Faulkner en trozos arbitrarios de 3000 palabras, esos trozos se agruparán por perspectivas de personajes, al igual que casi todos los 72 capítulos de Juego de tronos de George R. R. Martin.

El señor de los Anillos es diferente. Sus capítulos se agrupan en una jerarquía compleja, con tres agrupaciones mayores y varias más pequeñas, un patrón de agrupación que no es típico de una novela moderna. Su forma se asemeja más a los textos compuestos por varios autores en la Edad Media. Las agrupaciones no solo no coinciden con los puntos de vista de los personajes; tampoco parecen estar relacionadas con el volumen, el libro, el escenario, el tipo de acción o el ritmo.

Resulta que el historial de correcciones es lo que revela la estructura. En cualquier secuencia de capítulos, aquellos que solo requirieron un borrador son los más parecidos; los capítulos más corregidos se agrupan, y el resto se organiza en patrones más complejos. Esta variación estilística fue, al menos al principio, totalmente involuntaria, un resultado del laborioso y agonizante esfuerzo de 17 años que le llevó a Tolkien completar el libro.

Tolkien pretendía que El señor de los anillos pareciera como si hubiera sido descubierto y ensamblado; la narrativa que enmarca al libro es que se trata de la traducción de un diario que fue ampliado hasta convertirse en una historia y aumentado posteriormente por estudiosos. Sus dificultades, de manera providencial, lo ayudaron a lograr ese efecto. Así, aunque está escrito en un lenguaje generalmente contemporáneo y emplea todas las técnicas de una novela moderna, El señor de los anillos tiene una textura particular. Parece desgastado y erosionado, dañado por el tiempo y solo parcialmente restaurado.

Una ruina conserva el recuerdo de lo que fue, al costo de hacer que sea imposible no reconocer la permanencia de la pérdida. Cuando Tolkien tenía 4 años, su padre murió repentinamente, dejando a su joven familia en la pobreza. La madre de Tolkien fue apartada de su familia tras convertirse al catolicismo, lo que hizo aún más precaria su situación económica. Su salud empeoró por la presión, y murió cuando Tolkien tenía 12 años, dejándolo a él y a su hermano menor al cuidado de un sacerdote. A la espera de ser enviado a luchar a Francia, en una guerra que mataría a todos sus amigos cercanos menos a uno, Tolkien escribió que “porque la Muerte estaba cerca”, su percepción de la belleza se intensificó, aunque cargada de pesar: “Todo era intolerablemente hermoso, perdido antes de ser captado”.

Este tipo de pesar es la emoción dominante en todas las obras de Tolkien. Es un dolor que comienza cuando Frodo echa la vista atrás y se pregunta si algún día volverá a ver su hogar, y nunca termina, ni siquiera en la última línea del libro: “Bueno, estoy de vuelta”, que deja sin expresar el duelo de Sam, el compañero fiel de Frodo, ante su separación. Pero junto a esa tristeza desgarradora también hay una grandeza en esta manera de entender la vida humana, en la ruina que persiste mucho después de que la torre ha caído. Profunda y esencialmente verdadera, la visión de Tolkien puede dar forma y sentido a esas penas de las que, como humanos, no podemos escapar.

Mi hijo, Mitchell, murió de una sobredosis de fentanilo en junio de 2022. Tenía 18 años.

Le leí a Mitchell El hobbit cuando tenía 5 años, y se lo volví a leer junto con El señor de los anillos y El Silmarillion cuando tenía 7. Conforme fue creciendo, empezó a interesarse más por el deporte y por hacer cosas que por la fantasía y por leer sobre cosas, pero seguía asistiendo a mis clases y viajaba conmigo a conferencias.

Cuando tenía quince años, se llevó de mi despacho unos ejemplares maltratados en edición de bolsillo de los tres tomos de El señor de los anillos. Los guardaba junto a su cama y, junto con un ejemplar nuevo de El hobbit, estaban entre las cosas que regresaron de su departamento después de que murió. Ese ejemplar nuevo de El hobbit me hace preguntarme si volvió a leer los libros en sus últimos meses. Espero que sí.

En los terribles primeros días que siguieron a la muerte de Mitchell yo solo podía caminar de un lado al otro, intentando no ser arrastrado por la gran ola oscura de angustia que nos pasó por encima. Cuando se acerca al final de su misión, Frodo intenta explicar lo que la terrible y voraz carga del Anillo Único le ha hecho: “No me queda sabor de comida, ni sensación de agua, ni sonido de viento, ni recuerdo de árbol o hierba o flor, ni imagen de luna o estrella”, dice. “Estoy desnudo en la oscuridad”. Para mí tampoco había nada más que una oscuridad amorfa.

En 1939, cuando comenzaba a trabajar de lleno en El señor de los anillos, Tolkien dio una conferencia titulada “Sobre los cuentos de hadas”, en la que sostenía que la fantasía puede ser una vía de escape frente al dolor, incluso una fuente de alegría, gracias a lo que llamó “eucatástrofe”: el giro repentino e inesperado que desemboca en un final feliz.

Tolkien cierra el ensayo con un pasaje de El toro negro de Norroway, un cuento de hadas escocés en el que la hija de una lavandera, tras soportar una serie de pruebas terribles, recibe tres oportunidades para despertar a su verdadero amor de su sueño encantado. Dos veces su canto no logra despertarlo. Desesperada, termina su canción con un lamento: “¿No despertarás y te volverás hacia mí?”. Él la oye y se vuelve hacia ella.

Este es el momento de la eucatástrofe, cuando, a pesar de la certeza de que no puede haber un final feliz, lo hay. Pero en nuestra historia, en el peor día, cuando las lágrimas de su madre, de su padre y de su hermana cayeron sobre su rostro, Mitchell no despertó ni se volvió hacia nosotros. No esbozó su enorme sonrisa ni rió su profunda carcajada ni preguntó por qué llorábamos. No estábamos en ese tipo de historia. No vivimos en ese tipo de mundo.

Pero podemos imaginar ese mundo, uno en el que obtenemos, como dice Tolkien en el ensayo, “un destello punzante de alegría, y el anhelo del corazón, que por un instante se sale del marco, desgarra incluso la propia urdimbre del relato y deja pasar un resplandor”. Podemos imaginar ese mundo porque él lo creó para nosotros: un mundo en el que los cuernos de Rohan resuenan al canto del gallo, en el que un estandarte desplegado en una nave de velas negras muestra un árbol blanco y siete estrellas, en el que Gandalf proclama: “El reino de Sauron ha terminado”, y así es.

Que la misma Tierra Media esté llena de dolor y pérdidas irrecuperables —que la propia obra parezca maltratada por el tiempo y el cambio— solo nos ayuda a creer que tal vez el repentino giro hacia el bien pueda producirse en nuestra propia existencia caída. Una luz brota en las sombras, una sola estrella brilla en lo alto por encima de las nubes, y vislumbramos la alegría que está más allá de los muros del mundo porque es real. Vemos un camino hacia un lugar no exento de tristeza, pero en el que las lágrimas son benditas, sin amargura, porque más allá de los círculos del mundo, hay algo más que memoria. Ahí encontramos esperanza.

Fuente: https://www.nytimes.com

Por: Michael D. C. Drout es profesor de inglés en el Wheaton College, editor de la revista Tolkien Studies y autor de The Tower and the Ruin: J.R.R. Tolkien’s Creation.

 

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Video 991: La búsqueda de valores naturales. Los filósofos cínicos (II) | Fundación Juan March

 

 

Los filósofos cínicos promovieron la libertad y la igualdad en la Grecia antigua mediante el regreso a la naturaleza. Su propuesta de vida virtuosa se basaba en el esfuerzo, el desapego de los bienes materiales y la independencia. En la segunda conferencia del ciclo, el profesor de filosofía antigua Ignacio Pajón Leyra explica cómo los cínicos desafiaban las convenciones en el espacio público. A través de su propio modo de vida, practicaban la desvergüenza, la franqueza y la autosuficiencia como ejercicios radicales de crítica social.

Fuente: Fundación Juan March 

 

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Libro: Tierra de Osos 2. Cuentos miniatura Disney

 

 

¡La aventura continúa! Kenai y Koda vuelven con nuevos desafíos cuando aparece Nita, la amiga de la infancia de Kenai. Antes de ser un oso, ¡Kenai había sido un chico humano! Juntos emprenden un viaje lleno de magia para romper el hechizo, amistad y descubrimientos sobre el amor y los lazos que nos unen. Una historia que nos recuerda que los vínculos verdaderos nunca se rompen.

 

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Video 990: Los sabios insumisos. Los filósofos cínicos (I) | Fundación Juan March

 

 

El cinismo es una corriente filosófica de la Grecia antigua que defiende una vida sencilla, austera y virtuosa de acuerdo con la naturaleza. En la primera conferencia del ciclo, el profesor de filosofía antigua Ignacio Pajón Leyra analiza las principales figuras del cinismo: Antístenes, Diógenes, Crates e Hiparquia, así como sus antecedentes en Gorgias y Sócrates. A través de su propio ejemplo vital y del uso del humor y la sátira, los filósofos cínicos reivindicaban su naturaleza libre e independiente, frente a la autoridad y las convenciones sociales.

Fundación Juan March 

 

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Libro: Leyendas. Gustavo Adolfo Bécquer. Cátedra Letras Hispánicas

 

 

Es una obra que combina lo poético con lo narrativo, donde cada relato invita a explorar el misterio y la emoción del Romanticismo, amores imposibles y elementos sobrenaturales, ambientados en escenarios medievales y fantásticos. La edición de Pascual Izquierdo aporta notas y comentarios que ayudan a comprender el contexto histórico y cultural. Esta nueva edición, actualizada y corregida, pretende acercarse a la versión original. Además de recoger las últimas precisiones lexicográficas, las más recientes sugerencias sobre las fuentes y las últimas aportaciones críticas. Ideal para quienes buscan adentrarse en la magia y el simbolismo de Bécquer.

 

GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER

(Gustavo Adolfo Domínguez Bastida; Sevilla, 1836 - Madrid, 1870) Poeta español. Junto con Rosalía de Castro, es el máximo representante de la poesía posromántica, tendencia que tuvo como rasgos distintivos la temática intimista y una aparente sencillez expresiva, alejada de la retórica vehemencia del romanticismo. La obra de Bécquer ejerció un fuerte influjo en figuras posteriores como Rubén Darío, Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez y los poetas de la generación del 27, y la crítica lo juzga el iniciador de la poesía española contemporánea. Pero más que un gran nombre de la historia literaria, Bécquer es sobre todo un poeta vivo, popular en todos los sentidos de la palabra, cuyos versos, de conmovida voz y alada belleza, han gozado y siguen gozando de la predilección de millones de lectores.

Hijo y hermano de pintores, quedó huérfano a los diez años y vivió su infancia y su adolescencia en Sevilla, donde estudió humanidades y pintura. En 1854 se trasladó a Madrid, con la intención de hacer carrera literaria. Sin embargo, el éxito no le sonrió; su ambicioso proyecto de escribir una Historia de los templos de España fue un fracaso, y sólo consiguió publicar un tomo, años más tarde. Para poder vivir hubo de dedicarse al periodismo y hacer adaptaciones de obras de teatro extranjero, principalmente del francés, en colaboración con su amigo Luis García Luna, adoptando ambos el seudónimo de «Adolfo García».

Durante una estancia en Sevilla en 1858, estuvo nueve meses en cama a causa de una enfermedad; probablemente se trataba de tuberculosis, aunque algunos biográfos se decantan por la sífilis. Durante la convalecencia, en la que fue cuidado por su hermano Valeriano, publicó su primera leyenda, El caudillo de las manos rojas, y conoció a Julia Espín, según ciertos críticos la musa de algunas de sus Rimas, aunque durante mucho tiempo se creyó erróneamente que se trataba de Elisa Guillén, con quien el poeta habría mantenido relaciones hasta que ella lo abandonó en 1860, y que habría inspirado las composiciones más amargas del poeta.

En 1861 contrajo matrimonio con Casta Esteban, hija de un médico, con la que tuvo tres hijos. El matrimonio nunca fue feliz, y el poeta se refugió en su trabajo o en la compañía de su hermano Valeriano, en las escapadas de éste a Toledo para pintar. La etapa más fructífera de su carrera fue de 1861 a 1865, años en los que compuso la mayor parte de sus Leyendas, escribió crónicas periodísticas y redactó las Cartas literarias a una mujer, donde expone sus teorías sobre la poesía y el amor. Una temporada que pasó en el monasterio de Veruela en 1864 le inspiró Cartas desde mi celda, un conjunto de hermosas descripciones paisajísticas.

Económicamente las cosas mejoraron para el poeta a partir de 1866, año en que obtuvo el empleo de censor oficial de novelas, lo cual le permitió dejar sus crónicas periodísticas y concentrarse en sus Leyendas y sus Rimas, publicadas en parte en el semanario El museo universal. Pero con la revolución de 1868, el poeta perdió su trabajo, y su esposa lo abandonó ese mismo año.

Se trasladó entonces a Toledo con su hermano Valeriano, y allí acabó de reconstruir el manuscrito de las Rimas, cuyo primer original había desaparecido cuando su casa fue saqueada durante la revolución septembrina. De nuevo en Madrid, fue nombrado director de la revista La Ilustración de Madrid, en la que también trabajó su hermano como dibujante. El fallecimiento de éste, en septiembre de 1870, deprimió extraordinariamente al poeta, quien, presintiendo su propia muerte, entregó a su amigo Narciso Campillo sus originales para que se hiciese cargo de ellos tras su óbito, que ocurriría tres meses después del de Valeriano.

 

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Autor(es): Gustavo Adolfo Bécquer

Editorial: Cátedra

Páginas:

Tamaño: 16 x 21.5 cm.

Año: 2025

 

Macanudo (28-Diciembre-2025)

 

 

Fuente: Macanudo

Macanudo es una serie de historietas que desde 2002 publica Liniers (Ricardo Siri) en el diario La Nación de Argentina. La historieta tuvo su génesis en Bonjour, que fue publicada en el suplemento NO de Página/12 desde 1999 hasta 2002.​ Actualmente se publica en el Diario Perú 21 en Perú y en el diario La Nación, gracias a haber sido presentada al editor del mismo por Maitena. Tras ello, el alcance de las historietas de Liniers se catapultó de modo que a 2014 ya existen diez libros publicados sobre Macanudo.​ El humor que caracteriza a la tira es fresco, inocente, inteligente y bizarro. Las tiras deben ser leídas con detenimiento hasta sus detalles, ya que en Macanudo como en el arte a veces hay que elegir entre entender o sentir. Macanudo es frecuentemente percibido como una puesta al día de Mafalda (de Quino) en los 60, por el tipo de humor y sobre todo por uno de sus personajes protagónicos, Enriqueta. En un chiste nombra a Mafalda, diciendo que fue su primer libro, y en una entrevista Liniers dijo que si hubiera sabido que los lectores iban a tomar a Enriqueta como una modernización de Mafalda, hubiera hecho a Enriqueta varón.

Libro: Ana, la de las Tejas Verdes. L. M. Montgomery. Novelas inolvidables en miniatura

 

 

Ana, la de las Tejas Verdes de L. M. Montgomery. Es la historia de una huérfana soñadora, capaz de transformar Tejas Verdes… y descubrir el verdadero significado de hogar. Ana Shirley, llega por error, a la granja de Marilla y Matthew Cuthbert; pero pronto conquista sus corazones con su imaginación, su entusiasmo… ¡y su manera única de ver el mundo! En Avonlea vivirá amistades entrañables, rivalidades escolares y travesuras inolvidables. Aprenderá que la bondad, la disciplina y los sueños son claves para encontrar su lugar en la vida. Una novela clásica… que sigue inspirando generaciones con su ternura, y su encanto eterno.

 

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Autor(es): L. M. Montgomery

Editorial: Salvat

Páginas:

Tamaño: 4.5 x 6 cm.

Año: 2024

 

Olafo el Amargado (28-Diciembre-2025)

 

 

Fuente: Hagar the Horrible | By Chris Browne 

Hägar the Horrible —rebautizado en español como Olaf el vikingo u Olafo el Amargado— es una tira cómica creada por Dik Browne. Debutó en 136 periódicos de Estados Unidos el 4 de febrero de 1973. Dos años más tarde, el número de periódicos en los que aparecía había aumentado a 600. Su circulación siguió en aumento y en 2010 la tira apareció en 1900 periódicos de 58 países y en 13 idiomas.

sábado, 27 de diciembre de 2025

Boletín de Cultura Peruana [PDF]: Quipu Virtual 291 - Del grabado europeo a la pintura virreinal

BOLETÍN DE CULTURA PERUANA
MINISTERIO DE RELACIONES EXTERIORES 



 

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Cita CMXI: Siete idiomas que aún nadie puede descifrar

Epiolmeca, Rongo Rongo, Lineal A: algunas escrituras antiguas siguen siendo indescifrables. ¿Podrá la inteligencia artificial descifrar los códigos del pasado?

¿Te atreves a resolver acertijos complicados? Imagina que alguien te presenta un código desconocido que debes descifrar sin diccionario, sin gramática, sin traducción.

La arqueología y la lingüística se unen para enfrentar exactamente este tipo de enigmas en los que varios sistemas de escritura antiguos siguen siendo un misterio incluso hoy en día, pese al uso de alta tecnología e inteligencia artificial. Estos legados reflejan grandes civilizaciones cuya escritura podemos ver, pero no comprendemos que dicen.

Svenja Bonmann es lingüista en la Universidad de Colonia y se dedica a la lingüística histórico-comparativa, un campo que estudia el origen y la evolución de las lenguas. En su investigación intenta descifrar lenguas históricas y reconstruir sus estructuras.

«Para mí es muy atractivo tener delante un rompecabezas lingüístico tan exigente que incluso las mentes más brillantes han fracasado en descifrar», afirma. «A través de estos testimonios escritos se accede a una cultura que desapareció hace mucho tiempo». Es como interactuar con una cultura ajena mediante una máquina del tiempo, explica Bonmann.

Demasiado corto, demasiado poco, demasiado ajeno

Actualmente, Bonmann investiga el sistema de escritura epiolmeca, que surgió en la costa sur del Golfo de México. Algunas inscripciones y símbolos de la escritura olmeca apuntan a un sistema temprano de escritura, pero hay muy poco material disponible y el contexto es tan incierto que descifrarlo resulta extremadamente difícil.

Igualmente de enigmática es la escritura de la civilización del Valle del Indo llamada cultura Harappa, actualmente en Pakistán y al noroeste de la India. Aparece en cientos de sellos y fragmentos de cerámica, pero casi siempre en secuencias extremadamente cortas. Sigue siendo objeto de debate si detrás de ella hay una lengua plenamente desarrollada o más bien un sistema simbólico.

Otro ejemplo abstracto es el rongo rongo de la isla de Pascua, que parece una escritura pictográfica de aves, personas y formas ornamentales. Solo se conserva en unas pocas tablillas de madera, algunas dañadas.

Más familiar nos resulta la cultura minoica de Creta en Grecia: de sus tres sistemas de escritura, solo el Lineal B ha podido ser descifrado, ya que se trata de una forma temprana del griego. Los jeroglíficos cretenses y el Lineal A, en cambio, siguen siendo un enigma hasta hoy.

De Creta procede también el famoso Disco de Festos, del segundo milenio antes de Cristo: un objeto único de arcilla con símbolos estampados en espiral. Es espectacular; y precisamente por ser una pieza aislada resulta casi imposible de descifrar de manera sistemática.

El etrusco es otro idioma que sigue siendo misterioso. Se hablaba en la Antigüedad en el centro de Italia. Aunque el alfabeto es legible ya que deriva del griego, la lengua apenas tiene parientes reconocibles, lo que dificulta comprender el contenido de las inscripciones.

Del actual Irán procede el protoelamita, la tradición más antigua conocida de escritura y administración en la región del Elam. Los signos están bien catalogados, pero las tablillas suelen estar fragmentadas, el contenido parece administrativo y la lengua no encaja en ninguna familia lingüística conocida.

Cuando las escrituras se convierten en enigmas

Todas estas escrituras comparten un problema fundamental: faltan decodificadores como lo fue la Piedra de Rosetta, que fue la clave para descifrar los jeroglíficos egipcios. Es decir, inscripciones bilingües en las que un mismo texto aparece tanto en una lengua conocida como en la escritura enigmática. Sin estas claves, resulta muy difícil asignar signos a sonidos, sílabas o palabras.

Pero no es imposible, afirma Bonmann, «no necesariamente se necesitan textos bilingües, pero sí algún tipo de continuidad con épocas históricas, por ejemplo nombres de lugares, de gobernantes o de dioses. Con eso se puede lograr».

Otro factor decisivo es si una lengua puede asignarse a una familia lingüística conocida. Sin ese marco, faltan los sistemas fonéticos, las estructuras de palabras y los patrones gramaticales típicos con los que se pueden poner a prueba las hipótesis.

La inteligencia artificial, ayuda limitada

Con el auge de la inteligencia artificial aumentan las esperanzas de poder romper los códigos indescifrables. La IA puede analizar secuencias de signos en busca de patrones, distinguir variantes, completar partes dañadas y contar frecuencias.

Pero según Bonmann, con cantidades muy pequeñas de texto, el Corpus llega a sus límites. La inteligencia artificial necesita grandes volúmenes de datos para el análisis. En los sistemas de escritura no descifrados, sin embargo, suele haber muy pocas inscripciones. «En mi opinión, es relativamente improbable que en un futuro cercano se desarrollen programas capaces de operar con tan pocos datos».

Enigmas que seguirán siéndolo

Tal vez el atractivo especial de estas escrituras reside en su misterio: muestran que incluso en la era de máquinas aparentemente omniscientes, algunas voces del pasado guardan sus secretos… al menos por ahora.

«Los seres humanos somos, hasta donde sabemos, la única especie con conciencia histórica. Pensamos de dónde venimos y hacia dónde vamos», explica Bonmann. Reflexionar sobre las sociedades del pasado, sobre cómo funcionaban y por qué desaparecieron, forma parte del núcleo mismo de lo humano, dice la lingüista de Colonia. En ese sentido, descifrar estas lenguas es un tema altamente relevante y plenamente actual, concluye Bonmann.

Fuente: https://www.dw.com

Por: Alexander Freund

 

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El marcador Textliner 46 Pastel permite realizar marcaciones sin emborronamiento en papel estándar. Disponible en una amplia variedad de luminosos colores pastel. La punta especial de poliéster marca en tres grosores de trazo para resaltar palabras o letras individuales. Una clara señal de respeto medioambiental es su tinta a base de agua. Los colores pastel son ideales para el Handlettering y los Bullet Journal. 

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viernes, 26 de diciembre de 2025

Meme 26/12: Requisitos para donar

 

 

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Video 989: Viajando a través de impresionantes vistas cósmicas con el telescopio espacial James Webb | European Space Agency, ESA

 

 

On the launch anniversary of the NASA/ESA/CSA James Webb Space Telescope, ESA presents a unique compilation of zooms into stunning cosmic views. So embark on a special journey: as if aboard a virtual spaceship, this video will take you through interstellar dives into the rich realm of our Universe. We will visit colourful nebulas and dynamic star nurseries in our own galaxy. Then venture beyond, to travel to the distant reaches of the cosmos and marvel at interacting galaxies and huge galaxy clusters. The largest space telescope ever, Webb was launched on Christmas Day in 2021, on an Ariane 5 rocket from Europe's Spaceport in French Guiana. It performed its first scientific observations in July 2022. Since then, the powerful telescope has been tirelessly exploring the Universe, from the solar neighbourhood to the most distant galaxies. Happy fourth anniversary, Webb!

Fuente: European Space Agency, ESA 

 

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