domingo, 7 de julio de 2024

Libro: Colmillo blanco. Grandes novelas de aventura

 

 

El lobezno gruñó un poco al sentir el contacto de la mano, y esta se apartó para soltarle un coscorrón, después de lo cual el castigado ocultó sus colmillos, que acababa de mostrar, y se echó al suelo muy sumiso, mientras la mano volvía a posarse sobre él y lo acariciaba detrás de las orejas y en el lomo.

-Ahí está la prueba -continuó Castor Gris-. Es evidente que su madre es Kiche. Pero su padre era un lobo. Por eso tiene muy poco de perro y mucho de lobo. Sus colmillos son blanquísimos y le llamaremos Colmillo Blanco, porque lo digo yo. Él será mi perro. ¿No era también Kiche la perra de mi hermano? ¿Y no murió este? 

El cachorro, que ya tenía nombre, siguió echado en el suelo y observando. Durante algún tiempo, los hombres continuaron produciendo con la boca aquellos sonidos raros para él. Luego, Castor Gris desenvainó un cuchillo que llevaba pendiente del cuello y con él cortó un palo de los arbustos que los rodeaban; Colmillo Blanco lo seguía con la mirada. Vio cómo le hacía una entalladura al palo en cada extremo y cómo a ellas anudaba unas cuerdas de cuero. Con una de esas cuerdas que le pasó por el cuello sujetó después a Kiche, y enseguida la condujo junto a un pino joven, a cuyo tronco ató la otra cuerda.

Colmillo Blanco fue detrás de su madre y se echó junto a ella. Lengua de Salmón le puso una mano encima y lo echó patas arriba. Kiche lo miró con ansiedad. El lobezno sintió que el miedo volvía a apoderarse de él. No pudo evitar que se le escapara un gruñido; pero no hizo el menor ademán de morder. La mano, crispados y muy abiertos los dedos, le restregó el vientre como jugando y lo revolcó de un lado a otro. Resultaba ridículo y torpe que estuviera él allí panza arriba y pataleando. Además, aquella era una posición que, por dejarlo completamente indefenso, producía en todo su ser un sentimiento de indignada rebelión. ¿Qué podría hacer colocado así? Si a aquel animal hombre se le antojaba causarle algún daño, Colmillo Blanco se daba cuenta perfectamente de que le sería imposible evitarlo. ¿Cómo podría echar a correr si tenía las cuatro patas en el aire por encima de su cuerpo? Sin embargo, el deseo de mostrarse sumiso pudo más que su miedo, que logró dominar, y así se contentó con gruñir suavemente. Eso no pudo evitarlo, pero tampoco pareció que el hombre se ofendiera por ello, pues al cachorro no le costó ningún nuevo coscorrón. Y luego, lo más raro del caso es que Colmillo Blanco fue experimentando una inefable sensación de gusto a medida que la mano le iba restregando. Al quedarse de lado, cesó de gruñir. Ahora los dedos lo apretaban más, le hacían cosquillas. En la base de las orejas, la sensación agradable aumentaba. Y al fin, cuando, con un último restregón y una caricia, el hombre lo dejó en paz y se alejó, en el lobezno había desaparecido todo temor. A partir de entonces, mil veces sintió en su relación con los hombres que el rasgo predominante de esa amistad era la ausencia de temor. 

Extracto del libro Colmillo blanco


Una historia de supervivencia que muestra la importancia de la adaptación al medio frente a la adversidad. Rousseau decía del hombre que nace naturalmente bueno y se pervierte al contacto con la sociedad. London lo aplica al mundo del animal. Colmillo Blanco, el perro-lobo salvaje que no conoce más leyes que las de la naturaleza, irá agudizando sus instintos de ferocidad o violencia a imagen y semejanza de los hombres. "Si el lobezno hubiera pensado como los hombres -dice London-, habría calificado la vida como un voraz apetito, y el mundo como un caos gobernado por la suerte, la impiedad y el azar en un proceso sin fin." Por fortuna, Colmillo Blanco encontró finalmente al "señor del amor".

 

JACK LONDON

(San Francisco, 12 de enero de 1876-Glen Ellen, 22 de noviembre de 1916) Escritor americano, Jack London fue el nombre escogido por el autor John Griffith Chaney para firmar su obra literaria. London abandonó la escuela a los catorce años, teniendo una formación autodidacta en base a la lectura en bibliotecas. Durante varios años London trabajó como marino y en otros oficios, cuando no se dedicaba a vagabundear. Asistió a la Oakland High School, y comenzó a estudiar en la Universidad de California en Berkeley, abandonando por razones económicas, y volviendo a realizar diversos trabajos. En 1897 comenzó a trabajar en una mina de oro, trabajo que dejaría afectado por el escorbuto. Regresó a Oakland comenzando a publicar historias cortas en The Overland Monthly y The Atlantic Monthly. Continuaría escribiendo historias para otros periódicos y adquiriendo popularidad. Trabajó también como corresponsal periodístico en Sudáfrica y en Corea. Perteneció al partido socialista americano y fue defensor de las causas de los trabajadores. De entre su obra habría que destacar no solo sus novelas y relatos de aventuras, donde brillaba especialmente su tratamiento de la naturaleza y la relación del hombre con lo salvaje, sino también sus ficciones con una fuerte carga política y reivindicativa. De ese modo son imprescindibles títulos como Colmillo blancoEl talón de hierroEl lobo de mar o Asesinatos S.L.

 

MÁS INFORMACIÓN

 

Autor(es): Jack London

Editorial: Salvat

Páginas: 

Tamaño: 17 x 24 cm.

Año: 2024