viernes, 20 de mayo de 2022

Libro: La desaparición de Josef Mengele

 

 

El North King surca el agua cenagosa del río. Los pasajeros, que han subido a cubierta, escrutan el horizonte desde el amanecer, y ahora que las grúas de los astilleros y la línea roja de los tinglados perforan la bruma, unos alemanes entonan un canto militar, unos italianos se persignan y unos judíos rezan, pese a la llovizna, unas parejas se besan, el transatlántico arriba a Buenos Aires tras una travesía de tres semanas. Solo en la borda, Helmut Gregor cavila. Esperaba que acudiera a buscarlo una lancha de la policía y así evitar los incordios de la aduana. En Génova, donde ha embarcado, Gregor ha suplicado a Kurt que le haga ese favor, se ha presentado como un científico, un genetista de altos vuelos, y le ha ofrecido dinero (Gregor tiene mucho dinero), pero el intermediario se ha zafado sonriendo: los favores de esa índole se reservan para los peces gordos, para los dignatarios del antiguo régimen, raramente para un capitán de las SS. Aun así, enviará un cable a Buenos Aires, Gregor puede contar con él.

Kurt se embolsó los marcos pero la lancha no ha aparecido. De modo que Gregor aguarda en el gigantesco vestíbulo de la aduana argentina con los demás emigrantes. Sostiene con firmeza dos maletas, una grande y otra pequeña, y observa a su alrededor a la Europa del exilio, las largas filas de personas anónimas, elegantes o desaliñadas, de las que se ha mantenido apartado durante la travesía. Gregor ha preferido contemplar el océano y las estrellas o leer poesía alemana en su camarote; ha pasado revista a los últimos cuatro años de su vida, desde que abandonó Polonia a la desesperada en enero de 1945 y se diluyó en la Wehrmacht para escapar de las garras del Ejército Rojo: su internamiento durante unas semanas en un campo norteamericano de prisioneros, su liberación gracias a su documentación falsa a nombre de Fritz Ullmann, su escondite en una florida granja de Baviera, no lejos de Günzburg, su ciudad natal, donde cortó heno y seleccionó patatas durante tres años haciéndose llamar Fritz Hollmann, después su huida en Semana Santa, dos meses atrás, la travesía de las Dolomitas por caminos sembrados de contrabandistas, la llegada a Italia, a Tirol del Sur, o Alto Adigio, donde pasó a ser Helmut Gregor, a Génova por fin, donde el bribón de Kurt le facilitó las gestiones ante las autoridades italianas y la emigración argentina

Primeros párrafos de La desaparición de Josef Mengele

 

Desde 1949, año en que llegó clandestinamente a Argentina, y hasta su muerte en 1979, Josef Mengele, bajo otros nombres (pero por un tiempo con el suyo), se escondió, o vivió «discretamente», en Argentina, Paraguay y Brasil. Sostenido económica y moralmente por su familia desde Alemania o por oportunos «protectores» filonazis, y protegido por Perón y Stroessner (entre otros), el médico que en Auschwitz cometió atrocidades sinnúmero nunca fue detenido ni juzgado, a pesar de que lo buscaban el Mosad y Simon Wisenthal. Soberbio, vanidoso y convencido hasta el final de haberse sacrificado por Alemania y la humanidad, el llamado Ángel de la Muerte trató de llevar una vida corriente (casarse, tener hijos, trabajar), e incluso regresó en dos ocasiones a Europa, hasta que se convirtió en un claustrofóbico prisionero de sus propias esperanzas. El relato frío, preciso y esclarecedor de sus pasos hasta el fin de sus días, y de todas las complicidades personales y políticas que explican por qué nunca pagó por sus crímenes, dibuja un retrato muy difícil de olvidar.

 

JOSEF MENGELE

(AFI: [ˈjoːzəf ˈmɛngələ]; Gunzburgo, 16 de marzo de 1911-Bertioga, 7 de febrero de 1979), fue un oficial alemán de las Schutzstaffel (SS) y médico durante la Segunda Guerra Mundial. Se le recuerda esencialmente por sus actos en el campo de concentración y exterminio de Auschwitz, donde realizó experimentos mortales con prisioneros, y fue miembro del grupo de médicos que seleccionaba víctimas para ser ejecutadas en las cámaras de gas. Llegó a ser conocido como el Ángel de la Muerte (en alemán Todesengel).​

Antes de la guerra, Mengele había obtenido doctorados en Antropología y Medicina e iniciado una carrera como investigador. Se afilió al Partido Nazi en 1937 y a las SS en 1938. Al comienzo de la segunda guerra mundial fue asignado como oficial médico de batallón, pero a principios de 1943 se trasladó al servicio de campos de concentración y fue destinado a Auschwitz. Allí tuvo la oportunidad de realizar experimentos genéticos con humanos, muchas veces sobre gemelos, sin tener en cuenta el bienestar y la seguridad de sus víctimas.​ Debido al avance del Ejército Rojo por Polonia, Mengele fue trasladado 280 km al oeste al campo de concentración de Gross-Rosen el 17 de enero de 1945, diez días antes de la llegada de las tropas soviéticas a Auschwitz.

Tras el fin de la guerra huyó a Sudamérica con la ayuda de una red de antiguos miembros de las SS que le facilitó el viaje por mar hasta Argentina en julio de 1949. En un principio vivió en Buenos Aires y alrededores, y más tarde huyó a Paraguay en 1959 y a Brasil en 1960, perseguido por la República Federal de Alemania, Israel y cazanazis como Simon Wiesenthal, que querían llevarlo a juicio. A pesar de las solicitudes de extradición del Gobierno de Alemania Occidental y de las operaciones clandestinas del Mosad —el servicio de inteligencia israelí—, Mengele evitó ser detenido. Murió ahogado tras sufrir un ictus mientras nadaba en la playa de la localidad brasileña de Bertioga en 1979 y fue enterrado bajo el nombre falso de Wolfgang Gerhard. Sus restos fueron exhumados e identificados por un examen forense en 1985.

 

OLIVIER GUEZ

Escritor y periodista, nació en 1974 en Estrasburgo. Trabaja para grandes medios internacionales, como el New York Times, Le Monde o el Frankfurter Allgemeine Zeitung. Ha publicado varios ensayos geopolíticos y en torno al orden mundial, y es autor de dos novelas, la más reciente La desaparición de Josef Mengele.

 

MÁS INFORMACIÓN

 

Autor(es): Olivier Guez. Traducción de Javier Albiñana

Editorial: Tusquets

Páginas: 256

Tamaño: 14,8 x 22,5 cm.

Año: 2018