CLEANTES DE ASOS
(330 a 300 a. C. - 232 a. C.) Filósofo estoico y poeta de la antigua Grecia. Nacido en Assos (ciudad situada en Asia Menor), marchó posteriormente a Atenas, donde al tiempo que trabajaba en diversos oficios para subsistir, se convirtió en discípulo de Zenón de Citio, fundador del estoicismo. Con el tiempo llegó a ser el sucesor de su maestro y, en torno al año 263 a.C., a dirigir la escuela de los estoicos. Parece ser que escribió más de 50 obras, pero en la actualidad sólo se conservan escasos fragmentos, el más importante de los cuales es el conocido como Himno a Zeus.
(330 a 300 a. C. - 232 a. C.) Filósofo estoico y poeta de la antigua Grecia. Nacido en Assos (ciudad situada en Asia Menor), marchó posteriormente a Atenas, donde al tiempo que trabajaba en diversos oficios para subsistir, se convirtió en discípulo de Zenón de Citio, fundador del estoicismo. Con el tiempo llegó a ser el sucesor de su maestro y, en torno al año 263 a.C., a dirigir la escuela de los estoicos. Parece ser que escribió más de 50 obras, pero en la actualidad sólo se conservan escasos fragmentos, el más importante de los cuales es el conocido como Himno a Zeus.
HIMNO A ZEUS
(Fragmento)
Ínclito entre los inmortales,
dios de los mil nombres, siempre todopoderoso,
Zeus, fundamento de la Naturaleza,
tú que con ley todo lo gobiernas,
salve!
Justo es que a ti
los mortales todos te saluden;
pues de ti el linaje procede
de quienes una imagen del sonido
por suerte conseguimos,
los únicos de cuantos animales mortales
viven y se mueven sobre la tierra.
Por lo cual he de celebrarte con mis himnos
y tu poder he de cantar por siempre.
Que a ti todo este mundo
que en torno de la tierra gira
te obedece por doquier lo conduzcas
y de buen grado a tu imperio se somete;
tal es el utensilio que en tus manos
invencibles blandes, provisto de dos filos,
y al rojo, el siemprevivo rayo,
a fuerza de cuyos impactos
todas las obras de Naturaleza
con él enderezas la común razón
que todo de un lado al otro lo recorre
mezclándose con grandes y pequeñas luminarias;
con el que tú,
que tan grande eres por nacimiento,
sigues siendo supremo rey por siempre.
Ni una obra en la tierra se realiza
sin tu anuencia, ¡oh Dios!,
ni en la etérea y divina celestial esfera,
ni en el mar, excepto cuanto ejecutan
los malos movidos por sus propios desvaríos:
mas tú incluso lo impar hacer parejo sabes
y ordenar lo que un orden no posee,
y lo que no es amigable para ti es amistoso.
Pues así es como en una sola cosa
todo lo has concertado,
lo bueno con lo malo armonizando,
de forma que de todo
resulte una Razón siempre existente,
a la que, por huir de ella,
los mortales que son malos desatienden,
¡desgraciados!, que, la posesión de bienes siempre ansiando
ni la ley común de la divinidad con sus ojos advierten
ni perciben con su oído; que, si la obedecieran,
una vida honesta, inteligente, consiguieran.
Mas ellos mismos, insensatos, por su parte,
se lanzan unos sobre este mal, otros, tras ése,
quiénes por su honra un afán pendenciero manteniendo,
quiénes hacia los lucros encauzados sin decencia alguna
y otros al abandono y las dulces labores del cuerpo.
y en cada ocasión
van a parar a males diferentes,
por mucho que se empeñen
en que todo lo contrario se produzca.
Mas, ¡ea!, Zeus, donador de todo,
el de la oscura nube,
el de brillante rayo,
a los hombres protege de la luctuosa inexperiencia,
dispérsala de sus almas y concede
que encontremos el entendimiento
en el que tú confiando,
toda cosa diriges con justicia,
para que, recibiendo honra,
con honra a ti te respondamos,
con cantos, sin cesar, tus obras celebrando,
como cuadra a un mortal;
pues ni para los hombres
ni para los dioses
existe mayor privilegio
que con himnos celebrar
por siempre y en justicia estricta
la ley universal.»
MAS INFORMACIÓN
Ínclito entre los inmortales,
dios de los mil nombres, siempre todopoderoso,
Zeus, fundamento de la Naturaleza,
tú que con ley todo lo gobiernas,
salve!
Justo es que a ti
los mortales todos te saluden;
pues de ti el linaje procede
de quienes una imagen del sonido
por suerte conseguimos,
los únicos de cuantos animales mortales
viven y se mueven sobre la tierra.
Por lo cual he de celebrarte con mis himnos
y tu poder he de cantar por siempre.
Que a ti todo este mundo
que en torno de la tierra gira
te obedece por doquier lo conduzcas
y de buen grado a tu imperio se somete;
tal es el utensilio que en tus manos
invencibles blandes, provisto de dos filos,
y al rojo, el siemprevivo rayo,
a fuerza de cuyos impactos
todas las obras de Naturaleza
con él enderezas la común razón
que todo de un lado al otro lo recorre
mezclándose con grandes y pequeñas luminarias;
con el que tú,
que tan grande eres por nacimiento,
sigues siendo supremo rey por siempre.
Ni una obra en la tierra se realiza
sin tu anuencia, ¡oh Dios!,
ni en la etérea y divina celestial esfera,
ni en el mar, excepto cuanto ejecutan
los malos movidos por sus propios desvaríos:
mas tú incluso lo impar hacer parejo sabes
y ordenar lo que un orden no posee,
y lo que no es amigable para ti es amistoso.
Pues así es como en una sola cosa
todo lo has concertado,
lo bueno con lo malo armonizando,
de forma que de todo
resulte una Razón siempre existente,
a la que, por huir de ella,
los mortales que son malos desatienden,
¡desgraciados!, que, la posesión de bienes siempre ansiando
ni la ley común de la divinidad con sus ojos advierten
ni perciben con su oído; que, si la obedecieran,
una vida honesta, inteligente, consiguieran.
Mas ellos mismos, insensatos, por su parte,
se lanzan unos sobre este mal, otros, tras ése,
quiénes por su honra un afán pendenciero manteniendo,
quiénes hacia los lucros encauzados sin decencia alguna
y otros al abandono y las dulces labores del cuerpo.
van a parar a males diferentes,
por mucho que se empeñen
en que todo lo contrario se produzca.
Mas, ¡ea!, Zeus, donador de todo,
el de la oscura nube,
el de brillante rayo,
a los hombres protege de la luctuosa inexperiencia,
dispérsala de sus almas y concede
que encontremos el entendimiento
en el que tú confiando,
toda cosa diriges con justicia,
para que, recibiendo honra,
con honra a ti te respondamos,
con cantos, sin cesar, tus obras celebrando,
como cuadra a un mortal;
pues ni para los hombres
ni para los dioses
existe mayor privilegio
que con himnos celebrar
por siempre y en justicia estricta
la ley universal.»
MAS INFORMACIÓN
- Biografía de Cleantes
- El Himno a Zeus de Cleantes. José Molina Ayala
- Vidas, opiniones y sentencias de los filósofos más ilustres