miércoles, 1 de julio de 2015

Tomasio (27/06/2015): ¿Cuándo fue la última vez?


¿Y por qué?

Preguntó el niño por enésima vez. De niño todos fuimos preguntones y conforme crecimos, modificamos el tono y frecuencia de nuestras preguntas. En la  actualidad ¿Preguntamos? ¿Seguimos siendo curiosos? O suponemos,  creyendo saber y por ello dejamos de cuestionar. Puede ser que no lo hacemos por temor a quedar mal, parecer ignorantes, inocentes o parecer menos listos, y por ello contenemos nuestra curiosidad y posibilidades de incrementar nuestros conocimientos.

Sócrates y su sistema de enseñanza, sentó las bases de mantenerse en la pregunta. ¿Qué pasa cuando crees que has encontrado la respuesta? ¿Dejas de cuestionar?

A continuación unos ejemplos de preguntas que podríamos hacernos.

Por ejemplo,

¿Por qué ciertas canciones tienen éxito y otras no?

¿Por qué el vapor o el humo, sube verticalmente?

¿Por qué un libro cómo El Alquimista o la serie de Harry Potter se convierten en bestseller?

¿Cuáles son tus curiosidades? Qué complementarías a lo siguiente…

¿Por qué…?

En la habilidad de hacer o plantear las preguntas, nos servirá para encontrar las respuestas. En algunos casos la respuesta que obtengamos pueda ser que no nos guste. Debemos de tener el valor de hacer las preguntas que sentimos debemos hacer. Vivir en la ignorancia, ya sea voluntaria o no, es vivir tal vez, en un mundo virtual, digo virtual por que no es real a nuestra vida.  Puede,  que aceptemos una realidad “feliz” viviendo en la ignorancia, sabiendo que tenemos miedo de afrontar la verdad. Dicen que “la verdad nos hará libres” para ser libres y vivir en tu propia verdad hay que desarrollar la habilidad de perder el miedo a saber la verdad; realmente seremos libres y no viviremos esclavos de la ignorancia y mentira

Cuando damos un examen, estamos siendo evaluados por los conocimientos adquiridos. Es el profesor el que hace las preguntas, y como sea que respondas aprobaras o no. Tenemos un dolor recurrente en alguna parte del cuerpo y posponemos ir al médico, lo que pudo tratarse a tiempo se convirtió en una situación incurable y todo por temor a saber o afrontar la verdad.

La vida en si, no te hace preguntas por ello no le debes respuestas. Son las personas que nos rodean las que hacen las preguntas, puedan ser a veces mal intencionadas, sabiendo que con ello hacen daño, es como echar sal a una herida abierta. Otras veces será porque no saben ni entienden lo que pasa a su alrededor y consideran que preguntar está bien, aunque no hagan sentido. Otros, preguntan por preguntar sabiendo lo obvio, tratando de parecer listos o interesados, cuando su verdadera situación es lo contrario.

El principio de curiosidad innata de los niños, que se maravillan de lo que la vida les está poniendo al frente de ellos. Es un continuo de acontecimientos nuevos, sorpresas todos y cada uno de los días. Maravillados por las cosas más sencillas, que nosotros las damos por naturales. Si nosotros deseamos que nuestros hijos tengan siempre confianza con nosotros, debemos de fomentarla desde pequeños. Desarrollemos y mantengamos la confianza de nuestros hijos para con nosotros, pueda ser que llegará un día que encuentren sus respuestas no necesariamente con sus padres, estemos siempre presentes. Desarrollemos nuestra paciencia e incentivemos, bajo nuestra supervisión, que sean ellos que aprendan a buscar sus propias respuestas a las sus inquietudes naturales, apoyemos el desarrollo del espíritu de cuestionamiento.

Asumir, sin preguntar nos llevará a conclusiones falsas, por ello. Si no entendiste, no sabes o quieres saber, pregunta. Es la mejor manera de enterarnos y si quieres estar seguro de haber entendido, repite lo que te han respondido para que te confirmen que lo has entendido correctamente.

Volvamos a ser niños en la manera de cuestionar con variantes de conocido ¿Y por qué?

Antonio Tomasio. Autor de los libros Uno (Yo) y Mi hijo, mi maestro. Escríbe a atomasio@antoniotomasio.com con tus preguntas o sugerencias o visita la página www.antoniotomasio.com