sábado, 13 de septiembre de 2014

Poeta 251: Rodolfo Hinostroza Clausen


RODOLFO HINOSTROZA CLAUSEN

Nació  en Lima, Perú, el 27 de octubre de 1941. Estudió medicina, en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, en Lima, pero abandonó la carrera para decantarse por la literatura. En 1962, partió a Cuba. Luego retornó a Perú, antes de viajar a Europa, donde se estableció por un largo período en el que trabajó como periodista.Durante su estancia en París, participó activamente en los acontecimientos de Mayo del 68. En Francia ejerció de locutor en una radio cultural y como profesor de Literatura Hispanoamericana en la Universidad de Orleáns.

En 1965 apareció su libro Consejero del lobo que se convirtió en un libro mítico. Hinostroza, por sus variadas lecturas, dejaba que en sus versos penetrasen otras tradiciones diferentes a la castellana. Más tarde apareció el libro Contranatura, publicado en 1971 y que obtuvo el premio internacional Maldoror, de Barral, en España. En este libro Hinostroza llegó a un gran nivel de su potencia verbal.En 1984 regresó definitivamente al Perú. En el 2009 obtuvo la reconocida Beca Guggenheim. Hinostroza no sólo es uno de los mejores poetas hispanoamericanos de la década del 60, sino uno de los mayores artífices del verso en el Perú contemporáneo.

ECLIPSE

Un sol negro semejante
A la premonición del desastre. Un sol muerto
Robando las plegarias de los campesinos ojerosos.
Un sol ajeno a todo lo que habíamos conocido
Hasta entonces
A todo lo que habíamos sufrido hasta entonces.

Éste es el sol que ha descendido sobre nuestras
ciudades. Ha
Agotado a las doncellas. Ha roto de un hachazo
Las gruesas mesas de madera y los toneles
De vino espeso como sangre de gallo. Ha tensado
Los mares y los ríos. Ha cortado la leche
De las madres primerizas. Ha revelado
A los bachilleres sudorosos
Que hay una espera completamente sobria
De lo inevitable,
Fría como el rodar de las esferas celestes.
Todo está ahora detenido. No obstante
Hay como el ruido de cubiertos en una larga sobremesa.

Y bufones huidizos, bufones
De orejas puntiagudas
Soportando en sus jorobas las secas maldiciones.

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