martes, 12 de marzo de 2024

RFI: ¿Sabían que las momias más antiguas del mundo no se encuentran en Egipto sino en Chile?

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Por: Reportaje desde Arica de Aída Palau



 

“Son gente que no conoce la cerámica ni la agricultura, todavía no la han desarrollado, pero gran parte de su influencia, de su desarrollo cultural, está relacionado con el culto a los muertos, donde ellos desarrollan técnicas de momificación extremadamente complejas, muy artísticas, y elaboradas”, nos explica Bernardo Arriaza, investigador de la Universidad de Tarapacá.

El experto nos recibe en el Museo Colón 10, situado en las faldas del cerro, más conocido como el Morro. Allí se exponen algunas de las 300 momias que se han encontrado hasta ahora. Pero ¿por qué momificaban a los muertos? “Muchas veces sabemos el cómo, el cuándo, el dónde y el por qué son respuestas un poquito más complejas”, reconoce Arriaza. Aún así él tiene su teoría.

“En algunos de estos valles, sobre todo en Camarones, los niveles de arsénico son muy elevados. Se encuentran a veces en niveles de mil microgramos por litro de agua y la norma dice que deben ser diez microgramos por litro de agua.  La hipótesis sería que las primeras poblaciones que llegan se asientan en este lugar y se empiezan a intoxicar, se empiezan a envenenar. Obviamente ellos no se dan cuenta porque el arsénico mezclado con el agua no tiene sabor ni color”, aclara.

El envenenamiento por arsénico provocaba muertes prematuras

Este envenenamiento les habría provocado partos espontáneos, niños con bajo peso, problemas maternos fetales. “Las madres embarazadas van perdiendo a sus fetos o a sus bebés y por el cariño, por el dolor que sienten los padres los empiezan a pintar, ornamentar para tenerlos seguramente cercanos a ellos”, explica el profesor.

Inician así un arte mortuorio. Son como estatuas acostadas de todos los tamaños, con el rostro escondido tras una máscara. Existen momias negras cubiertas por óxido de manganeso y momias rojas pintadas con óxido de hierro.

“Removían los órganos que son de descomposición más rápida, como es el cerebro, los pulmones, los intestinos. Después secaban las cavidades, introducían maderos, reforzaban esos maderos y después introducían arcillas. Y la arcilla también es un deshidratante y, al mismo, tiempo minimiza la acción bacteriana. Los suturaban. Los pintaban y les colocaban una peluca”, afirma.

Las momias han destronado en el ranking de las más antiguas del mundo a las momias de Egipto. Hay muchas diferencias como que los egipcios usaban sarcófagos y los Chinchorro envolvían las momias con fibras vegetales. La civilización del norte de Chile tampoco hacia distinción a la hora de momificar, mientras que en el Egipto de los faraones sólo se momificaba a los nobles.

“En el caso de los egipcios usan natrón, que son sales y acá están utilizando sedimentos y arcillas, tierras de colores, pero son también elementos deshidratantes ambos. Hay diferencias en el sentido de que los Chinchorro manipulan mucho más el cuerpo, a veces los desarticulan, los desarman y lo vuelven a articular” precisa.  

Las momias Chinchorro ya forman parte del Patrimonio Mundial de la UNESCO desde el 2021, gracias al trabajo, entre otros, del profesor Arriaza. Un reconocimiento que llega a más de 100 años después de que el arqueólogo alemán Max Uhle publicara las primeras investigaciones a principios del siglo XX sobre las momias Chinchorro, que entonces llamó “los aborígenes de Arica”.

Una inmensa necrópolis bajo la ciudad de Arica

Arriaza trabaja con un equipo en el Centro de Gestión de Chinchorro de la Universidad de Tarapacá. Entre ellos, está Iván Astudillo, arqueólogo y antropólogo. El centro está situado justo al lado del Museo Colón 10, en las faldas del Morro, en la zona donde están los tanques de agua. Aquí se encontraron decenas de momias. Ya se han protegido 6.000 metros cuadrados

“Lo que se plantea en el plan de manejo es tratar de intervenir los menos posible donde existan cuerpos, entendiendo que estos cuerpos tienen 5000 años y la arena es una cápsula del tiempo, si las sacamos se empiezan a deteriorar inmediatamente.

“Todas estas casas están encima de estos cementerios”, explica el arqueólogo mostrando una calle. Los investigadores tienen la teoría de que los Chinchorro convivían con las momias en sus casas y luego los enterraban de forma colectiva. Este barrio está construido encima de una necrópolis. “Existe una coexistencia entre la población moderna con estas poblaciones milenarias. Es súper interesante también la relación que se dan entre ellos. Ya es un símbolo identitario de este territorio que lo diferencia de las otras regiones de Chile y también de Perú”, analiza.

La momificación de la cultura Chinchorro, un arte mortuorio

En este barrio, sus habitantes prolongan de alguna manera esa historia de convivencia entre vivos y muertos. “Cuando éramos chicos nosotros jugábamos por los cerros y nos encontrábamos siempre con restos de momias y para nosotros era como lo más normal. En realidad, en esa época no se conocía mucho sobre esta cultura”, recuerda Paula Pimentel, artista plástica Ariqueña y vecina del barrio de las faldas del Morro.

Una forma de participar en la conservación y en la reivindicación de la cultura Chinchorro y sus momias es a través del arte. Paola Pimentel, junto a su marido, también artista, hace réplicas de las momias desde hace 25 años con el objetivo de dar a conocer esta historia.

Algunas de estas réplicas son gigantes y están instaladas en uno de los lugares donde se encontraron las momias la caleta de Camarones, a más de 100 kilómetros al sur de Arica. Todo un desafío porque nunca habían trabajado con estatuas tan grandes de cuatro o cinco metros y con hormigón armado. Ya han construido ocho.

“La más icónica es la que está ubicada en la Caleta de Camarones. Tiene una vista increíble, es un acantilado precioso. Los vecinos del sector le pusieron de nombre la guardiana. Mide cuatro metros y medio, es de hormigón armado, pesa alrededor de cuatro o cinco toneladas, más o menos. Es bastante impresionante”, afirma emocionada Pimentel. “Tenemos un sentimiento de responsabilidad de ser custodios de esta cultura”, concluye.

Los habitantes se sienten guardianes de las momias y de la cultura Chinchorro desde que se encontró la primera momia en una playa de Arica. Unas tierras que todavía guardan muchos secretos y donde hay aún mucho por descubrir.

 

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