sábado, 4 de abril de 2020

Poeta 519: El poeta se despide de los pájaros de Pablo Neruda

PABLO NERUDA

Pablo Neruda, seudónimo y posterior nombre legal de Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto (Parral, 12 de julio de 1904-Santiago de Chile, 23 de septiembre de 1973), fue un poeta y político chileno. Neruda es considerado entre los más destacados e influyentes artistas de su siglo; además de haber sido senador de la república chilena, miembro del Comité Central del Partido Comunista, precandidato a la presidencia de su país y embajador en Francia. Entre sus múltiples reconocimientos, destacan el Premio Nobel de Literatura en 1971 y un doctorado honoris causa por la Universidad de Oxford. El escritor Gabriel García Márquez se refirió a él como «el más grande poeta del siglo XX en cualquier idioma» y el crítico literario Harold Bloom señaló: «ningún poeta del hemisferio occidental de nuestro siglo admite comparación con él», quien lo considera uno de los veintiséis autores centrales del canon de la literatura occidental de todos los tiempos.

EL POETA SE DESPIDE DE LOS PÁJAROS

Poeta provinciano,
pajarero,
vengo y voy por el mundo,
desarmado,
sin otrosí, silbando,
sometido
al sol y su certeza,
a la lluvia, a su idioma de violín,
a la sílaba fría de la ráfaga.

Sí sí sí sí sí sí,
soy un desesperado pajarero,
no puedo corregirme
y aunque no me conviden
los pájaros a la enramada,
al cielo
o al océano,
a su conversación, a su banquete,
yo me invito a mí mismo
y los acecho
sin prejuicio ninguno:
jilgueros amarillos,
tordos negros,
oscuros cormoranes pescadores
o metálicos mirlos,
ruiseñores,
vibrantes colibríes,
codornices,
águilas inherentes
a los montes de Chile,
loicas de pecho puro
y sanguinario,
cóndores iracundos
y zorzales,
peucos inmóviles, colgados del cielo,
diucas que me educaron con su trino,
pájaros de la miel y del forraje,
del terciopelo azul o la blancura,
pájaros por la espuma coronados
o simplemente vestidos de arena,
pájaros pensativos que interrogan
la tierra y picotean su secreto
o atacan la corteza del gigante
o abren el corazón de la madera
o construyen con paja, greda y lluvia
la casa del amor y del aroma
o jardineros suaves
o ladrones
o inventores azules de la música
o tácitos testigos de la aurora.

Yo, poeta
popular, provinciano, pajarero,
fui por el mundo buscando la vida:
pájaro a pájaro conocí la tierra;
reconocí dónde volaba el fuego:
la precipitación de la energía
y mi desinterés quedó premiado
porque aunque nadie me pagó por eso
recibí aquellas alas en el alma
y la inmovilidad no me detuvo.


Más información: Historia de Emergencia 019: Las alas. Pablo Neruda

MÁS INFORMACIÓN