El periodista Eduardo Ugarte y Chocano presenta su último poemario. 
Está inspirado en un recuerdo transgresor, la de una dama y un pastor 
evangélico. 
Todos los jueves el niño esperaba en su ventana la misma 
rutina. Lo observaba todo con un telescopio que alguien le regaló en su 
cumpleaños.
Una señorita, vestida con prendas sugerentes, salía de su pieza en la calle Jorge Chávez, centro de Arequipa.
Alzaba la mano, paraba un taxi y, sin regatear, se subía a 
este. Tres cuadras más allá el taxi se detenía ante la figura de un 
hombre. Claro, era un religioso. El vehículo se perdía en el horizonte 
de los barrios miraflorinos. Corrían los años cincuenta.
Puede decirse que el niño conocía muy bien a la pareja de amantes.
Ella
 salía por las mañanas al techo de su casa a tomar el sol. Allí vivía 
junto a otras mujeres con las que iba los domingos a la iglesia para 
purificar sus almas. Las noches en esa casa de Miraflores eran muy 
movidas. Allí funcionaba el prostíbulo Flor de Lima, muy conocido en 
aquella época.
El religioso era un pastor evangélico 
que adoctrinaba en la avenida Progreso. Convocaba a los niños con la 
trampa de la gelatina y las galletas para hablarles de Cristo. Pero los 
jueves se transformaba. Se decía que había comprado la belleza de la 
joven prostituta. Pero solo podía poseerla un día a la semana.
Los recuerdos del niño, hoy un hombre de 73 años llamado Eduardo Ugarte y Chocano, se detienen allí; pues se entremezclan con otros, más reales o ilusorios, y que culminan en su último poemario Opacidad de la quietud.
El
 poemario recientemente publicado, explica Ugarte y Chocano, se fue 
escribiendo solo y sin rumbo en un principio. "Hasta que pensé que podía
 hacer una mezcla con un pintura ilusionista", cuenta.
Entonces puso esa búsqueda en el navegador de internet y vio La apoteosis de San Ignacio,
 de Andrea Pozzo (fresco que se encuentra en la iglesia de San Ignacio 
de Loyola, en Roma). Fue su momento de éxtasis. De pronto todo empezó a 
fluir.
La pintura le ofreció el enlace entre la 
realidad de sus recuerdos, esos de los cincuenta de la dama y el 
religioso, el simbolismo e imaginación para crear un poemario único, y 
que además se cuenta como una historia vivida. 
Mutaciones
El punto de partida es el pastor evangélico que se enamora de la prostituta. Pero en el poemario el pastor se transforma en el pintor. Y la ciudad pasa a ser un puerto sin nombre en algún lugar del mundo.
Mutaciones
El punto de partida es el pastor evangélico que se enamora de la prostituta. Pero en el poemario el pastor se transforma en el pintor. Y la ciudad pasa a ser un puerto sin nombre en algún lugar del mundo.
Todas
 las mañanas el pintor llega a casa de su amada a pintar un mural. Pero 
su arte cambia todos los días. Demora, "la hace larga", para tener la 
oportunidad de ver el mayor tiempo posible a la prostituta. Ella llega 
por las mañanas también pero a dormir. 
Y por las 
tardes se despide del pintor -porque también está enamorada- con un beso
 infinito.  Después de tanto, el amor de ambos se desborda hasta el 
punto en que quieren amarse, solos, juntos hasta la eternidad.
El
 pintor se lo pide. Ella no accede. Deben irse hacia la eternidad en 
forma de mar y olas. Pero al final la catástrofe los separa. Él muere.
Entonces la prostituta, con el dolor de su corazón, llora como nube de aguas rojas. Pero no alcanza el consuelo...
Es entonces cuando se entremezcla el simbolismo de la vida con la imaginación y se convierten en poesía. 
Fuente: http://larepublica.pe
  6 Ene 2018 | 11:58 h 
MÁS INFORMACIÓN
Autor(es): Eduardo Ugarte y Chocano
Editorial: La Travesía Editora
Páginas: 54 
Tamaño: 13 x 15 cm.
Año: 2017 
Precio: S/30.00
