lunes, 16 de noviembre de 2015

Tomasio (14/11/2015): Las princesas olvidadas


Jugaron con las muñecas hasta que alcanzaron esa edad que les indicaba internamente que ya debían ir dejando esos juguetes y comenzar a tomar la vida seriamente; mientras sus madres les explicaban cómo ser unas señoritas y saber comportarse, ya que eran unas princesas.

Cuando dejaron de jugar con las muñecas y conversaban entre ellas sobre las cosas de la vida que iban desarrollando a su alrededor, aprendizaje continuo y estableciendo comparaciones. Les inculcaban que rápidamente debían casarse y tener hijos, esa era la continuación a la forma de vida que las rodeaba. Pero los tiempos evolucionan, y ellas estaban cambiando, con más estudios, más lectura, más conversaciones y reflexiones sobre lo visto dentro y fuera de sus casas. No querían ser como sus madres dependiendo de la “voluntad económica” del esposo.

Ellas querían independencia profesional y económica. Querían viajar, conocer otras culturas, ser sus propias jefas tener su propia empresa o trabajar en una profesión independiente. Querían que sus madres las dejaran de llamar princesas y debían sentarse a esperar a su príncipe azul. Los príncipes azules no existen y menos los sapos se convierten en ellos. Ellas querían una  vida verdadera, real y nada de cuentos, por ello, “Seremos las princesas olvidadas, o mejor que se olviden de las princesas”, se decían.

“Mamá, la vida no es un cuento, deja de hablar de princesas y príncipes, olvídate de las princesas, quiero vivir una vida plena y real” le dijo una de las hijas a su madre, la dejó boquiabierta y no supo qué replicar a pesar que siempre tenía una respuesta para todo. “No quiero ser como tú, quiero desarrollar mis alternativas en la vida. Tendré a mis hijos oportunamente y no quiero ser solamente ama de casa, quiero ser arquitecta, y mis amigas quieren tener su propia profesión, médica, ingeniera, abogada, o cualquier otra profesión que escojamos. Qué mejor ser el ejemplo para nuestros hijos, para que sepan lo que es y se puede lograr”, concluyó.

Poder educar a nuestros hijos, con mejores perspectivas de desarrollo y orientación, sentando las bases con una sólida carrera y luego encontrar mi pareja que me valore por lo que realmente soy y produzco, no por una figura o apariencia, total el cuerpo se deteriora, pero mi personalidad y carácter mejorará con el tiempo y eso es lo que al final nos hará más fuertes y nos mantendrá unidos.

Los tiempos evolucionan dinámicamente y lo hacen rápidamente, así también deben hacer nuestras costumbres, sin perder su arraigo. Adecuémonos a las exigencias de la vida actual. La libertad de escoger lo que deseamos, no depender de nadie, ser libres en la vida y trabajo. La igualdad de género contribuye a un mejor desempeño, por la natural y sana competencia. Se debe educar a mujeres y hombres independientes, que se respeten y apoyen mutuamente, ello se logrará desde hogares en donde se crea en la igualdad de ambos sexos, cada cual con sus propias funciones, responsabilidades y características, buscando y generando las mismas oportunidades que beneficiarán a todos.

Vamos al espacio para explorar nuevos planetas y todavía no logramos igualdad entre los que habitamos este mundo. Trabajemos juntos hoy para el futuro, los cambios tardan más en llegar cuando son pocos los que lo generan y promueven, hagamos un compromiso hoy, para con el futuro, para el bienestar de todos. Empecemos hoy, que ya es el futuro.

Antonio Tomasio. Autor de los libros Uno (Yo) y Mi hijo, mi maestro. Escríbe a atomasio@antoniotomasio.com con tus preguntas o sugerencias o visita la página http://www.antoniotomasio.com