viernes, 2 de mayo de 2014

Poeta 235: Calímaco


CALÍMACO

(Grecia, -0310 aC--0240 aC) Poeta y gramático griego, y director de la famosa biblioteca de Alejandría. Nació en Cirene (actualmente en Libia), África, y estudió en Atenas. Después de enseñar en Eleusis, cerca de Atenas, Calímaco fue nombrado por Tolomeo II director de la biblioteca de Alejandría, un cargo que desempeñó durante veinte años. A través de sus enseñanzas y escritos Calímaco ejerció una gran influencia en los estudiosos y poetas de su época. Se afirma que escribió más de 800 libros. De sus obras en prosa una de las más importantes es Pinakes, un enorme catálogo de las obras contenidas en la biblioteca de Alejandría. Gracias a este catálogo, Calímaco se convirtió en el fundador de los estudios críticos de literatura griega. Como poeta se distinguió especialmente por sus poemas breves, de los cuales nos han llegado seis himnos y sesenta epigramas. También sobrevivieron fragmentos de su obra poética más conocida, Aítia, un conjunto de leyendas griegas en versos elegíacos, y el breve poema épico Hécale. Prefirió el poema breve, pero muy elaborado, frente a las formas más extensas en las que destacó su rival y anteriormente pupilo Apolonio de Rodas. Calímaco influyó mucho en los poetas latinos como Catulo, Ovidio y Propercio, y en Eratóstenes, que también había sido pupilo suyo.

Fuente: EPDL

MÁS INFORMACIÓN
 

A ZEUS
Himno I,
(fragmento)

Pero “de Zeus proceden los reyes”, pues nada hay más divino que los soberanos, hijos de Zeus. Por ello también te los escogiste como tu lote. Les otorgaste guardar las ciudades, mientras tú ocupas tu puesto en lo más alto de los burgos, como vigía de quienes con juicios torcidos al pueblo oprimen y de quienes, a la contra, lo llevan por buen camino. De opulencia los cubriste, de riqueza en abundancia: a todos, sí, pero no de la misma manera. Parece oportuno concluirlo del caso de nuestro soberano, que muy adelantado anda en excelencia. Lo que es aquél, a la tarde culmina lo que por la mañana idea, a la tarde, sí, las más grandes cosas, y las menores en cuanto las concibe. Los otros unas cosas en un año, otras ni en uno; a otros, en fin, tú mismo les impediste verlas realizadas y quebraste su afán.