MANUEL SCORZA
Poeta y novelista peruano nacido en Lima en 1928. Terminados sus primeros estudios en Acoria, ingresó en 1945 a la Universidad Nacional de San Marcos. Desde muy joven se dedicó activamente a la lucha política, razón por la cual, a los veinte años, viajó como exiliado a México. Allí publicó su primera obra importante, "Las imprecaciones". Diez años después, ya depuesto el General Odria, regresó a Lima donde continuó su carrera literaria como poeta y novelista, sin olvidarse de su lucha por los derechos sociales de los indigenistas. En 1970, y debido nuevamente a su actividad política, se exilió en Paris, donde trabajó como lector de español en la "Ecole Normale Superieure de Saint Cloud". Obtuvo el premio de los "Juegos Florales de la Universidad Nacional de México" y el "Premio Nacional de Poesía Peruana" en 1956. De su obra también deben mencionarse "Los adioses" 1959, "Desengaños del mago" 1961, "Poesía amorosa" 1963, "El vals de los reptiles" 1970, "Poesía incompleta" 1970, "La danza inmóvil" en 1983 y "Obra poética" en 1990. Falleció en un accidente aéreo en el año de 1983.
PATRIA POBRE
Yo conocí en mi patria sólo rostros vacíos,
hombres de mirada prematuramente cana,
balnearios de hueso
donde antes de tiempo veraneaba la muerte.
Yo sólo recuerdo ojos en la niebla
Así era mi padre:
un hombre que miraba la lejanía
como si él mismo estuviera por venir;
así son los que en mí caminan cuando duermo,
así son los hombres, las cárceles, los pueblos.
Yo no conocía el rostro de mi patria.
Tuvo que caérseme el corazón a un pozo;
tuve que verla con su cartel de ciego en los suburbios,
tuve que oírla llorar de miedo en las prisiones,
para comprender que la patria
era quien me dolía bajo tanto dolor.
Porque no es cierto que en mi patria
crezca una flor de espuma inmóvil,
no es cierto que el crepúsculo
coma en la mano azul de las muchachas.
Yo sólo vi pueblos ojerosos,
sementeras de gritos,
gemidos tan grandes
que ni por las calles más largas podían pasar.
Yo no tengo tardes fulgurantes
ni muchachas risueñas de amor.
Yo apenas recuerdo un país tan pobre,
que ni en el ocaso da sombra.
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