sábado, 26 de diciembre de 2020

P. Adolfo Franco, SJ: Comentario para el domingo 25 de Diciembre

NAVIDAD
Lucas 2, 1-14

 

1 Y ACONTECIO en aquellos días que salió edicto de parte de Augusto César, que toda la tierra fuese empadronada.

Este empadronamiento primero fué hecho siendo Cirenio gobernador de la Siria.

E iban todos para ser empadronados, cada uno á su ciudad.

Y subió José de Galilea, de la ciudad de Nazaret, á Judea, á la ciudad de David, que se llama Bethlehem, por cuanto era de la casa y familia de David;

Para ser empadronado con María su mujer, desposada con él, la cual estaba encinta.

Y aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días en que ella había de parir.

Y parió á su hijo primogénito, y le envolvió en pañales, y acostóle en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón.

Y había pastores en la misma tierra, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su ganado.

Y he aquí el ángel del Señor vino sobre ellos, y la claridad de Dios los cercó de resplandor; y tuvieron gran temor.

10 Mas el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo:

11 Que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor.

12 Y esto os será por señal: hallaréis al niño envuelto en pañales, echado en un pesebre.

13 Y repentinamente fué con el ángel una multitud de los ejércitos celestiales, que alababan á Dios, y decían:

14 Gloria en las alturas á Dios, Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres.

 

Hoy volvemos a celebrar este misterio de la Navidad, que manifiesta en su esplendor el amoroso mensaje que Dios tiene para nosotros. Esa escena de Jesús recién nacido, con la Virgen y San José a sus costados, es la presentación increíble de la salvación que Dios empieza a realizar; como si la escena estuviera presentada con este letrero: "Tanto ama Dios al mundo que le ha entregado a su Hijo Único" En este momento se han echado a andar ya los planes de Dios, y no tienen vuelta atrás, ni pausa. Todo se va a ir desencadenando como un torrente de maravillas, de bondad, de luz. Y es que parecería que Dios estaba impaciente por echar a andar "la segunda creación". Y ahora que ya ha llegado la plenitud de los tiempos, en que esa hoja del calendario, esperada por todos los siglos precedentes, finalmente ha aparecido, Dios ha empezado a manifestar la alegría que hay en los cielos, y nos ha enviado a un coro de ángeles a que nos digan: "Gloria a Dios en los cielos y Paz en la tierra a los hombres que Dios ama". Es el anuncio de Dios a nosotros: que estemos alegres, porque El nos ama, y su señal de amor es este Niño pequeño que es el Salvador.

Ahora desde este primer momento aparece el nuevo estilo de Dios, si es que se puede hablar así; porque en realidad Dios es siempre el mismo. Pero es evidente también que esta manifestación de Dios en un pesebre, recién nacido y necesitado de que lo cuiden, es algo completamente nuevo.

Al mirarlo ahí con los ojitos cerrados, con sus brazos buscando cariño, el asombro por Dios nos llena el corazón de emoción, de lágrimas, de risas. No sabemos lo que nos pasa, de tanta alegría que tenemos, al ver a Jesús recién nacido para nuestra salvación. Y miramos a nuestro alrededor y vemos una cueva completamente desnuda, abandonada; ha estado abandonada, el suelo está sucio: Jesús ha venido a nuestra tierra y ha escogido este rincón. Al fondo respiran fuertemente dos animales que dan un poco de calor a esa cueva tan fría, en la que brilla la luz de Dios y arde la hoguera de su amor.

¿Qué es esto? Hay que preguntárselo. Dios se ha manifestado, pero realmente en forma incomprensible. No es sólo una escena idílica y tierna, que lo es. Es principalmente un mensaje y un mensaje dirigido a nosotros. Y ojalá fuéramos capaces de leer este mensaje y asimilarlo. Es el principio de la historia de Dios en el mundo hecho hombre. Y es en síntesis su presentación. Dios, hecho hombre, el Hijo del Hombre, va a ser así, en los años en que como hombre viva entre nosotros. Esa es la forma que Dios tiene de hablarnos a nosotros.

¿Y qué dice ese mensaje? Hay que pensarlo mucho tiempo, y hay que dejar que desde el silencio de la contemplación de la escena, nos surja en el corazón la respuesta. Este mensaje nos dice, que "tanto ha amado Dios al mundo y a cada uno de nosotros, que nos ha dado a su Hijo". Este mensaje nos dice por tanto que el amor de Dios es invencible, y que no depende de nosotros, que El toma la iniciativa.

Este mensaje nos dice que nuestros valores están desorientados: que la importancia está en ser inocente y puro como un niño; que todas las riquezas se concentran en la pureza de corazón, en la humildad y en la bondad, y que todo lo demás es completamente superficial. Este mensaje pone al descubierto nuestra desorientación al buscar la felicidad fuera del portal de Belén: hay que buscarla en el gozo del Niño que se nos ha dado, en Jesús, y al que cantan sin cansarse los ángeles, y los hombres debemos acompañar también ese canto sin cansarnos.

Ese mensaje nos dice que Dios está con nosotros, que se ha hecho uno de nosotros y que quiere nacer también dentro de nosotros.


Adolfo Franco, SJ