martes, 8 de septiembre de 2020

Cita DXXIX: Esa información sobre el COVID-19 que nos falta conocer por Elmer Huerta

 

 

Polifarmacia es la práctica en la que un paciente recibe de tres a cinco medicinas en forma simultánea, aumentando su riesgo de reacciones adversas e interacciones medicamentosas.

Hoy veremos cómo, debido a la falta de una campaña educativa acerca de cómo manejar la infección por SARS-CoV-2 en el hogar por parte del Ministerio de Salud (Minsa), la población peruana ha entrado en pánico, apelando –apenas sospecha que pudiera estar infectada– al uso de múltiples e inútiles medicamentos y sustancias químicas. 

—Las enfermedades virales no tienen curación— 

Al momento de escribir estas líneas, no existe enfermedad viral alguna que pueda curarse con un medicamento. A diferencia de la gran mayoría de infecciones bacterianas, que pueden curarse permanentemente con un antibiótico, los antivirales, lamentablemente, no son específicos y no curan las infecciones virales.

Al ser el COVID-19 una infección causada por el SARS CoV-2, o nuevo coronavirus, tenemos que asumir la sobria realidad de que no tiene curación. Al igual que el sida, paperas, hepatitis A, B y C, sarampión, poliomielitis, zika, ébola, o herpes genital, no existe medicamento alguno que lo pueda curar. Ese es un mensaje fundamental de educación pública. 

—La infección se cura espontáneamente— 

Probablemente, debido al incesante bombardeo de noticias que recibe la comunidad, en la que los reflectores apuntan a los casos graves, se ha creado la falsa y peligrosa percepción de que toda infección por el nuevo coronavirus se va a convertir en un caso grave, que va a necesitar de hospitalización, de unidades de cuidados intensivos y respiradores artificiales.

Dicha percepción esté muy lejos de la realidad. Desde el primer estudio publicado en JAMA el 24 de febrero, en que se describieron más de 72.000 casos de COVID-19 en China, se supo algo fundamental: de cada 100 personas infectadas, el 81% presenta síntomas leves, 14% síntomas más severos y solo 5% son casos críticos. Esa distribución de severidad de los casos se ha repetido en diversas series de pacientes de varios países.

Esa información nos dice que el 95% de los casos de COVID-19 se recuperan espontáneamente en la casa y que solo 5% van a necesitar de cuidados especializados en centros hospitalarios. 

—No existe medicamento que prevenga el avance de la enfermedad— 

Este es otro concepto fundamental que no hemos sido capaces de transmitirle al público durante esta pandemia. Es frustrante, pero hasta este momento la ciencia no ha descubierto ningún medicamento que pueda detener el avance de la infección, es decir, que pueda prevenir su agravamiento. Ni la hidroxicloroquina, ni la ivermectina, ni la azitromicina, ni el zinc, ni las dosis altas de vitamina C, ni el ozono, ni el kion, ni los ajos, cebollas o peligrosos brebajes de dióxido de cloro.

Reiteramos: el 95%de las personas con el coronavirus se curan espontáneamente y el 5% se complican, no importa lo que se haga. 

—Las complicaciones del COVID-19 pueden detectarse temprano— 

Este es otro concepto fundamental. Múltiples estudios de historia natural del COVID-19 han establecido que la principal complicación de la enfermedad es el compromiso pulmonar, el cual se manifiesta con una rápida pérdida de la capacidad de los pulmones de llevar oxígeno a la sangre. Eso se llama desaturación y puede ser fácilmente detectada en casa, con un pequeño dispositivo llamado oxímetro de pulso.

El valor normal de saturación –a nivel del mar– es de 95 a 100. Si está entre 92 y 94, el paciente se vigila muy de cerca. Si es menor de 92, debe hospitalizarse. Una hospitalización temprana mejora el pronóstico del paciente. 

—Uniendo los cuatro conceptos— 

Si sabemos que no existe medicamento que cure la infección viral, que el 95% de los casos se curan espontáneamente, que no existe medicina que impida el progreso de la enfermedad, y que la complicación pulmonar puede detectarse en la casa con un simple dispositivo, ¿por qué no se unen esos cuatro conceptos y se diseña una activa campaña educativa? ¿Por qué no se ha hecho lo suficiente para educar a la población sobre el manejo adecuado de la infección en la casa? ¿Por qué se ha alentado la polifarmacia entre el público? 

—Acciones— 

No hay duda de que la recomendación del Minsa –del 29 de marzo y modificada el 8 de mayo– avalando la hidroxicloroquina y la ivermectina para casos leves y moderados del COVID-19 ha contribuido a la desorientación del público y de los médicos, haciéndoles creer de que esta nueva enfermedad tiene un tratamiento específico.

El resultado ha sido la polifarmacia, en el que una persona infectada desesperada, toma ivermectina, hidroxicloroquina, azitromicina, paracetamol, zinc, vitamina C, aspirina, y muchos, como la peligrosa dexametasona, al ser usados en casos leves o moderados pueden agravar el cuadro.

Pensamos que es urgente que el Minsa revise sus recomendaciones actuales y reconsidere el uso de hidroxicloroquina e ivermectina –que casi ningún país de la región lo hace–, pues solo ha creado confusión. El esquema colombiano es un buen punto de partida.

La continuación y refinamiento de la reciente campaña para prevenir el contagio es vital, pero además, basados en los cuatro conceptos antes mencionados, debe planearse y ejecutarse una campaña muy activa centrada en educar al público en el manejo de la enfermedad en la casa, adiestrando y facilitando el descubrimiento temprano de casos complicados en coordinación con el sistema primario de salud. 

—Corolario— 

Sin dudas, el mundo se ha conmovido con el 5% de casos graves de COVID-19, proporción que pese a ser relativamente pequeña, es enorme cuando se presenta de manera súbita. Ese hecho ha causado que colapsen, no solo los sistemas de salud, sino también la salud mental de los pobladores de los países afectados.

 

Fuente: https://elcomercio.pe

Por: Elmer Huerta

 

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