sábado, 1 de enero de 2022

RFI: La Paz por los aires. Visita guiada al teleférico más grande del mundo

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Por: Gabriela Orozco (Bolivia)

 

En Bolivia, el sistema de transporte Teleférico La Paz - El Alto es una telearaña gigante cuyas 10 líneas, que unen las ciudades de La Paz y El Alto, funcionan con energía limpia. Además de un paísaje único, el dispositivo ofrece servicios diversos así como actividades culturales y deportivas.

Es la red de teleféricos más larga y alta del mundo. Mide 31 km que se expanden en 10 líneas, cada una de un color, conectando estratégicamente a los barrios de La Paz, y a la ciudad de El Alto, a más de 4.000 metros sobre el nivel del mar.

Seguro y cómodo

“Me ha dado confianza, nunca he tenido miedo de subir, desde el primer momento que subí, inclusive he subido al Alto en tormenta, en lluvia, porque La Paz es así, pero yo confío en el teleférico”, dice Bárbara Iñiguez, usuaria de este servicio de transporte público.

El arquitecto Teddy Aguirre, gerente de Proyectos de la empresa estatal Mi Teleférico, afirma que este tipo de transporte tiene una seguridad del 99%, incluso más que el terrestre que incluye a metros, trenes, vehículos y buses.

“Es seguro porque las pinzas con las que se agarra al sistema tienen una característica de medición de la capacidad con la que te estás asegurando para poder salir. Si éstas detectan, y se detecta en el sistema que no están con la capacidad suficiente para agarrar a los pasajeros en la misma cabina, el sistema se detiene”, explica.

Dentro de la cabina uno siente que no se mueve a gran velocidad, apenas entre 18 a 21 km por hora. Sin embargo, por los frecuentes embotellamientos, resulta ser más rápido que el bus, el minibus o el taxi. Por lo menos así lo siente Rosmery de Peredo: “Es un medio de transporte cómodo, yo lo siento inclusive rápido, muchos dicen que es lento, pero yo lo siento rápido, directo y es una obra maravillosa que tiene La Paz”.

Para Franz Durán, el teleférico es ideal para la topografía de La Paz que tiene forma de hoyada enclavada entre cerros:“Principalmente el trasladarse desde los lugares de los cerros, desde las montañas, es más dificultoso yo creo para los habitantes, ¿no? Pero con esto se puede avanzar distancias más grandes y que aproximan a los lugares más alejados”.

Decenas de miles de pasajeros por semana

Esta telaraña gigante ha transportado desde mayo de 2014, cuando comenzó operaciones, cerca de cinco millones de pasajeros. Por la pandemia del coronavirus disminuyó su flujo, pero lo está recuperando de a poco.

“Tengo un dato de 19.000 a 20.000 pasajeros que estamos moviendo por semana en toda la red actualmente, pero los números eran mucho más grandes antes de la pandemia, movíamos aproximadamente unos 30 a 35.000 pasajeros semanales”, precisa el arquitecto Teddy Aguirre.

La idea es que Mi Teleférico crezca en los próximos años hasta 25 líneas, integrándose en tierra con los buses municipales de las dos ciudades, para transportar a los pasajeros a más destinos. Por ahora, más del 60% del trasporte público de La Paz está copado por los minibuses sindicalizados.

Ecología y turismo

Otra de las ventajas comparativas con los vehículos del transporte terrestre, es su funcionamiento con energía limpia. “La cabina, el funcionamiento de sus puertas, el funcionamiento de sus cámaras, de su iluminación y todo lo que tiene adentro, la megafonía y todo lo demás, funciona con energía solar”, detalla Aguirre.

Se ha proyectado que los paneles solares también funcionen en las cubiertas de las estaciones y éstas permitan captar la suficiente energía para todo el sistema. Al tema ambiental se suma el turístico. Mirar la ciudad de La Paz, desde las alturas, es una experiencia singular que muestra una vista de contrastes económicos y sociales de acuerdo a zonas y barrios.

Sin embargo, esto no impide admirar un paisaje único. Las viviendas de ladrillo parecieran colgar de los cerros, desafiando la gravedad o queriendo subir hacia el cielo, como afirma Elena Inofuentes:“Subimos tanto, inclusive el morado, hay un momento en el que uno sube casi perpendicularmente y claro pues estamos más cerca del cielo, de pronto estamos en la Ceja de El Alto, ¿no?”.

Centralidad urbana y cultura

El costo total del teleférico de La Paz fue de casi 700 millones de dólares, precio alto según sus detractores, en comparación a teleféricos de otros países, pero justificado según sus promotores, por tener condiciones más allá del sistema electromecánico, como el sistema de seguridad con cámaras de vigilancia internas y externas, el moderno sistema de billetaje y la infraestructura de sus estaciones, que propician el nuevo concepto de centralidad urbana.

“Las estaciones están pensadas en ese sentido, es decir que se conviertan en centralidades, que podamos tener bancos, que podamos tener supermercados, que podamos tener patios de comida, que podamos tener actividades que sean alternas para el ciudadano”, comenta Aguirre.

Además de servicios generales, dentro y en el entorno de estaciones, como la Roja, que fue la histórica estación central de trenes, donde hay ofertas gastronómicas que funcionan dentro de antiguos vagones, generando sintonía con un ambiente de antaño, escenario de atractivos espectáculos artísticos.

Danzas típicas como la Diablada y la Morenada se proyectaron en la fachada de la antigua estación de ferrocarriles, una presentación de luces y música a partir de la recreación a pequeña escala de la tradicional entrada del Gran Poder, que en diciembre de 2019 fue declarada por la UNESCO patrimonio inmaterial e intangible de la humanidad.

David Aruquipa, ejecutivo de la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia, aliada de Mi Teleférico, comenta que esta importante declaración internacional no pudo celebrarse oficialmente porque el país atravesaba serios conflictos sociales y políticos que, en ese momento, derivaron incluso en un cambio de Gobierno: “Por ello es que decidimos realizar esta acción grande de fomento a la creatividad, a la producción de arte popular, por eso la creación de la máscara más grande que está ahora expuesta allí, la producción artística de los talleres, los bordados, también el tema del arte sonoro, todas las artes por distintos creadores artísticos pues están en este espacio”.

Conductas ciudadanas

Más allá de la diversidad de las creaciones artísticas, lo que se quiere, explican los responsables del teleférico, es aplicar un concepto que denominan Cultura Teleférico, el mismo que tiene que ver con conductas ciudadanas dentro de las estaciones y en su entorno. “Esa apropiación que tiene el ciudadano, es algo que ha logrado el teleférico hasta el momento y en realidad el ciudadano se siente bien al venir a las estaciones de los teleféricos, con estaciones limpias, con estaciones que están ordenadas”, explica el arquitecto Teddy Aguirre.

Sin embargo, la limpieza y el orden no son lo único que le importa a Mi Teleférico, le interesa también que los ciudadanos tengan una actitud y un comportamiento inclusivos en todo sentido y en particular con las personas con discapacidad. Es por ello que existe accesibilidad para ellas en las estaciones y en las cabinas.

“Deselitizar el arte”

Pero, además, Mi Teleférico, tiene un acuerdo para el funcionamiento en sus predios, del Centro de la Revolución Cultural, uno de los brazos de la Fundación del Banco Central que impulsa un concepto más amplio de lo que es cultura.

“Deselitizar el arte, deselitizar el tema de la mirada de la cultura, quienes son cultos, quienes no y cómo se abre a esta posibilidad de diversidad cultural como un aspecto fundante, que se está recreando, dinamizando constantemente y hay mucha creatividad entre medio”, dice David Aruquipa.

En este concepto diverso entra el Parque de las Culturas y de la Madre Tierra de la línea roja, que cuenta con varios teatros y que propicia encuentros culturales, artísticos y sociales. Recientemente, se realizó un espectáculo de encuentro artístico musical entre Bolivia y México, sobre la fiesta de muertos.

“Entender la vida y la muerte desde nuestros pueblos indígenas hasta nuestras sociedades contemporáneas, pues siempre está basado a partir de estos elementos de la música, de la danza, de la creación. Se ha hecho un puente entre Bolivia y México para poder entender esto ya como una acción cultural contemporánea que nos sigue revitalizando y provocando”, comenta Aruquipa.

Además de las particularidades y coincidencias en cómo se celebra esta festividad en ambos países, la nota simpática y anecdótica del espectáculo fue la musical. El reconocido compositor boliviano Willy Claure interpretó cuecas en ritmo de mariachi y vestido de charro, logrando así la fusión de dos géneros musicales tradicionales de Bolivia y México.

“Ha sido realmente el encuentro de dos mundos musicales fusionados, pero dando, como ellos mismos lo han planteado, una criatura. Ha generado que ahora Willy debería dedicarse a ser charro en las festividades con tan bellas cuecas que han interpretado… Ha sido un trabajo que les ha costado bastante poder concretar”, agrega Aruquipa.

Warmis sobre ruedas

Entre las varias actividades que apoya el teleférico también están las deportivas. En la estación Naranja se instaló una pista de patineta, en la que practican el moderno deporte, las warmis sobre ruedas. Warmis significa mujeres en quechua, un grupo de jovencitas que reivindica la figura de la chola boliviana, patinando incluso vestidas con la tradicional pollera y el cabello trenzado.

“Una cholita es una poderosa, porque por más de que trabaje, no se rinde, siempre va a querer el bien de su familia y siempre va a luchar por más de que las cosas estén un tormento”, nos explica Nayeli Huaycho.

Como Nayeli Huaycho, Aydé Choque proviene de una familia donde la chola boliviana es protagonista. La chola es una de las representaciones más emblemáticas de la mujer boliviana, de origen indígena, pero también mestizo, es decir mezcla de sangre indígena y española. Y, aunque estas jovencitas ya no se visten cotidianamente como sus abuelas, tías y madres, ellas las admiran y les rinden homenaje usando su vestimenta en las prácticas de patinaje.

Las warmis sobre ruedas comparan este deporte con la vida misma, que consiste en un caerse y levantarse. “Desde que me he subido a la patineta, yo he aprendido a caerme, a levantarme y así es en la vida, tú te caes, tú te levantas, entonces es un deporte que te enseña y te exige mucho, porque hay muchas personas que se suben, se caen y ya no quieren volver, entonces es un deporte para personas valientes, para saber levantarse”, comenta Aydé Choque.

Ellas celebran que Mi Teleférico haya construido este espacio deportivo: “Sería ideal que haya muchos espacios más, porque hay gente nueva que quiere aprender más. Este espacio está adaptado para personas que están iniciando y me parece muy buena la iniciativa del teleférico”, concluye Choque.