viernes, 8 de enero de 2016

Cita CCLXII: La olla arrocera


"Cuando las ollas arroceras eléctricas llegaron a los hogares japoneses y coreanos en los años 60, la vida cambió. Hasta entonces, la organización y el horario de toda la tarde venían dictados por la necesidad de cocinar arroz blanco glutinoso al vapor (piedra angular de cada comida). Había que poner el arroz al remojo, lavarlo y tener siempre un ojo en el recipiente de barro donde se cocinaba, para evitar se quemase.

La olla arrocera (un recipiente con un calentador en la base y un termostato) acabó con todo aquel trabajo y todas aquellas preocupaciones. En las versiones más modernas, lo único que hay que hacer es elegir la cantidad de arroz lavado y de agua, y accionar el interruptor y esta pasa de caliente a tibia. La mayoría de ollas arroceras deluxe conservan el arroz a una buena temperatura durante horas, e incluso tiene una función con temporizador para programarlas antes de irnos al trabajo.

Las ollas arroceras eran la combinación ideal entre cultura y tecnología, y los primeros modelos imitaban la lenta cocción de los recipientes de barro tradicionales (a diferencia de los microondas, que cambiaron toda la estructura de las comidas familiares, las ollas arroceras permitieron a las familias asiáticas seguir preparando sus comidas tradicionales, pero con una comodidad infinitamente mayor).

Where There are Asians, There are Rice Cookers [Donde hay asiáticos hay ollas arroceras] fue el título de una monografía de Yoshiko Nakano publicada en 2009. Nada de televisiones: la olla arrocera es el utensilio eléctrico más importante de los hogares nipones. Y el caso es que todo ocurrió a una velocidad endiablada. Las ollas arroceras eléctricas pertenecen al boom electrónico del "Fabricado en Japón" de los años 50. La primera olla automática fue puesta en el mercado por Toshiba en 1956. En 1964, menos de diez años después, un 88% de los hogares japoneses tenían una. Desde Japón viajaron a Hong Kong y luego a China continental y a Corea del Sur (donde se diseñaron nuevos modelos con mayor presión, para que el arroz quedase más suave, como gusta a los coreanos). Puede que en las diminutas cocinas rurales de China la olla arrocera sea el único fogón, el que se usa tanto para preparar viscosas gachas de arroz congee como para hacer un arroz al vapor."

La importancia del tenedor. Páginas 72 y 73. Bee Wilson. Turner Noema. Madrid, España - 2013.

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