¿Es posible que una o dos copas diarias mejoren nuestra salud? Durante
muchos años, las influyentes pautas alimentarias del gobierno federal
de Estados Unidos dieron a entender eso al afirmar que existía evidencia
de que un consumo moderado de alcohol podría reducir el riesgo de
padecer una enfermedad cardiaca y disminuir la mortalidad.
No
obstante, ahora un comité de científicos que ayuda a actualizar la
edición más reciente de las Pautas Alimentarias para Estadounidenses
adoptó una postura más rigurosa respecto al alcohol. En una conferencia
telefónica reciente, el comité afirmó que planeaba recomendar que los
hombres y mujeres que beben se limiten a una sola copa de vino, una
cerveza o una copa de licor al día. No bebas porque piensas que mejorará
tu salud, el comité dice que no es así. Además sostiene que, por lo
general, beber menos es mucho más benéfico para la salud que beber más.
Ese mensaje representa una ruptura con las pautas anteriores, que desde
1980 han definido como consumo “moderado” de alcohol hasta dos copas
diarias para los hombres y una para las mujeres. Las agencias
gubernamentales también han definido desde hace mucho que una copa estándar
equivale a 355 mililitros de cerveza normal, 147 mililitros de vino y
45 mililitros de bebidas destiladas (con 40 por ciento de alcohol),
cantidades que los estadounidenses superan con frecuencia.
Entre 1990 y 2010, muchas ediciones de las pautas, que se actualizan
cada cinco años, no aconsejaron el consumo excesivo de alcohol, y
advirtieron a las mujeres embarazadas y a las personas con ciertas
condiciones médicas que no bebieran. Pero también señalaron que el
consumo moderado estaba relacionado con menos ataques cardíacos y una
menor mortalidad. Las pautas de 2010 mencionaron que el consumo moderado
puede incluso “ayudar a mantener intacta la función cognitiva con la
edad”.
La nueva
recomendación sería una victoria para los expertos que han cuestionado
por mucho tiempo el halo de salud en torno al consumo moderado. Dicen
que los estudios que demuestran que puede proteger la salud son
profundamente defectuosos y que cualquier beneficio cardiovascular que
se podría tener, sería superado por el hecho de que el alcohol es una de
las principales causas de cáncer que son prevenibles. Según el
Instituto Nacional de Cáncer, incluso una bebida al día aumenta el riesgo de cáncer de mama, esófago y oral.
“Esto
es significativo, porque el comité finalmente se ha alejado de esta
idea de que una pequeña cantidad de alcohol es buena”, dijo Thomas
Gremillion, director de política alimentaria de la Federación de
Consumidores de Estados Unidos, un grupo de interés público que ha
impulsado que haya advertencias sobre el cáncer en el alcohol.
“Realmente están tomando una posición y dicen que beber menos es siempre
mejor. Ese es el mensaje correcto y creo que se merecen el crédito por
hacer ese cambio”.
La nueva pauta aún
no es definitiva. Se espera que el comité asesor la incluya en un
informe que publicará a mediados de julio y remitirá al Departamento de
Agricultura y al Departamento de Salud y Servicios Humanos. Está
previsto que estas dos agencias publiquen las pautas alimentarias a
finales de este año.
De ser aceptada,
la nueva recomendación hará de Estados Unidos el país más reciente en
emitir una pauta más estricta en cuanto al consumo de alcohol. En los
últimos años, Australia, Gran Bretaña, Francia y otros países han
emitido nuevas pautas que reducen los límites recomendados de consumo de
alcohol diario y semanal. Las autoridades en salud en esos países han
afirmado que la evidencia sugiere que consumir menos alcohol es más
seguro y que incluso una copa diaria aumenta el riesgo de padecer
cáncer.
El debate científico en torno al consumo moderado de alcohol se remonta a la década de 1970,
cuando los investigadores de California se dieron cuenta de que los
abstemios padecían más infartos que las personas que bebían
moderadamente. En las décadas posteriores, muchos estudios observacionales que analizaron poblaciones numerosas documentaron lo que se conoce como la curva en J entre el alcohol y la mortalidad
debida a cualquier causa, en especial los padecimientos cardiacos: los
índices de mortalidad se redujeron entre quienes bebían moderadamente,
en comparación con quienes no bebían y luego aumentaba entre aquellas
personas cuyo consumo excedía una o dos copas diarias.
No
obstante, los estudios observacionales solo pueden mostrar una
correlación, no una causalidad, además de que tienen otras limitaciones.
Un factor que provoca mucha confusión es que el estatus socioeconómico
es un gran indicador de salud y esperanza de vida, y tiene una relación
cercana con los niveles de consumo de alcohol. Los estudios muestran
que, en comparación con los bebedores empedernidos y los abstemios, las
personas que beben moderadamente suelen ser más acaudaladas y tener un
nivel educativo más elevado. También suelen tener mejores servicios de
salud, hacer más ejercicio, llevar dietas más saludables y presentar
menos obesidad.
Un estudio que
comparó a los no bebedores con los bebedores moderados (que se definen
como esas personas que beben dos copas al día en los hombres y una en
las mujeres) reveló que 27 de los 30 factores de riesgo sólidamente
establecidos para las enfermedades cardiacas tenían una “prevalencia
significativamente mayor” entre los no bebedores. En otras palabras, en
lugar de mejorar la salud, el consumo moderado de alcohol puede ser
indicador de un mayor nivel socioeconómico y otros factores del estilo
de vida que favorecen una vida más larga.
Otro
problema de los estudios de observación es el sesgo en la selección. En
algunos estudios grandes, las personas clasificadas como “no bebedoras”
podrían ser en realidad antiguas bebedoras empedernidas o padecer problemas de salud que les impidan beber. En los estudios se ha comprobado que los no bebedores tienen mayores índices de discapacidades físicas, problemas psiquiátricos y enfermedades preexistentes. Cuando los estudios rigurosos tienen en cuenta estos factores, revelan que el efecto protector del consumo moderado de alcohol desaparece.
“La
aparente protección se desvanece como la niebla en un día de otoño al
salir el sol”, afirmó Timothy Stockwell, investigador del tema del
alcohol y director del Instituto Canadiense de Investigación de
Adicciones de la Universidad de Victoria. “Cuando haces un análisis
forense de todos estos miles de estudios, la mayoría de ellos tienen
defectos terribles y están abiertos a estos sesgos sistemáticos”.
Una
manera de superar estas limitaciones es a través de estudios genéticos.
Algunas personas son portadoras de una variante genética que altera su
capacidad para metabolizar el alcohol, lo que les provoca enrojecimiento
de la piel, irritación y otros síntomas desagradables cuando beben. En
consecuencia, suelen abstenerse o beben muy poco. En teoría, si el
alcohol fuera benéfico para la salud cardiaca estas personas deberían
padecer más enfermedades cardiacas en comparación con otras. En cambio,
como reveló un amplio análisis publicado en la revista BMJ en 2014,
tienen “un perfil cardiovascular más favorable y un riesgo reducido de
padecer enfermedades coronarias que aquellos que no tienen la variante
genética”.
El estudio concluyó lo siguiente: “Esto sugiere que la reducción en el
consumo de alcohol, incluso entre los bebedores ocasionales y moderados,
beneficia la salud cardiovascular”.
No todo el mundo
coincide en que los beneficios para la salud de un consumo moderado de
alcohol son ilusorios. El alcohol tiene propiedades anticoagulantes y el
vino tinto en particular contiene polifenoles que tienen efectos benéficos sobre el microbioma,
aseguró Erik Skovenborg, médico familiar y miembro del Foro
Internacional sobre el Alcohol, un grupo internacional de científicos
que estudian la relación entre el alcohol y la salud. El alcohol también
eleva las lipoproteínas de alta densidad (HDL, por su sigla en inglés),
a menudo denominado colesterol “bueno”, aunque estudios recientes han
puesto en duda que sea cardioprotector.
Skovenborg
señaló que la información observacional dejaba claro que el consumo
moderado de alcohol era más que un indicador de un estilo de vida
saludable.
“En estos estudios hay
muchos participantes que presentan todos los factores de un estilo de
vida saludable”, dijo, “y si a eso le añadimos un consumo moderado de
alcohol, aumenta los beneficios relacionados con una vida más larga y
menos problemas de salud”.
Skovenborg
dijo que su consejo general para los pacientes que beben es seguir la
tradición mediterránea: toma un poco de vino con tus comidas, bebe
lentamente, disfrútalo y no bebas para emborracharte. Haz ejercicio
regularmente, evita fumar, come alimentos nutritivos y mantén un peso
normal. “Es un patrón de cosas que deberías estar haciendo, no solo una
cosa”, agregó.
Mostrar
definitivamente que el consumo moderado protege la salud del corazón
requiere realizar un ensayo clínico prolongado, uno que asigne
aleatoriamente a algunas personas a tomar una bebida diariamente y a
otras a abstenerse. En 2014, los Institutos Nacionales de Salud lanzaron
un ensayo clínico diseñado para hacer precisamente eso. Pero fue
cerrado en 2018 después de que una investigación de The New York Times reveló
que los funcionarios de los institutos habían presionado a las
compañías de cerveza y licores para obtener fondos y sugirieron que los
resultados del estudio apoyarían el consumo moderado. Como resultado,
los expertos han expresado su preocupación sobre la influencia de la industria en los estudios sobre el alcohol.
Los miembros del comité asesor declinaron comentar sobre sus
recomendaciones hasta que el informe sea publicado. Stockwell dijo que
estaba de acuerdo con la recomendación de un trago al día pero que lo
expresaría de una manera ligeramente distinta. “Yo probablemente diría
siete tragos a la semana para hombres y mujeres y no más de dos tragos
en un día”, dijo. “Tendría un poco de flexibilidad”.
Fuente: https://www.nytimes.com
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