viernes, 30 de agosto de 2024

Cuento agosto 2024: Historias de una combi por María Luisa Pinto García

Me llamo Luciana. Soy una combi del año 1997. Soy de color rojo. Tengo 210 caballos de fuerza. Peso once toneladas. Tengo un tatuaje en la parte trasera que dice: “tu envidia es mi progreso”. Desde hace ocho años recorro la ruta “A” de la empresa Oriol. La conozco de memoria. Todos los días salgo muy temprano del terminal. Trabajo todo el día. He visto a miles de personas subir y bajar. Conozco sus vidas y sus tristezas.

Hablaré de cinco personas cuyas historias me han inspirado.

Hoy es un día normal de trabajo. La primera persona que recogí es Daniel. Él trabaja en el mercado Andrés Avelino Cáceres, cargando sacos. Es un joven fuerte. Él se sentó, como siempre, en el segundo asiento al lado de la ventana. Le gusta ver la calle vacía. Hoy está distraído. Piensa en sus hijos, a quienes dejó dormidos. Casi nunca los ve, pues trabaja hasta tarde.

La segunda persona que recogí es Roxana. Hoy lleva un maletín. Ella bajará en el terminal terrestre. Hoy viajará a Puno. Está embarazada y visitará a su madre para contarle la feliz noticia. Ella trabaja frente al hospital Escomel, vendiendo empanadas. Todo el dinero que gana lo manda a su familia. Ella es quien los mantiene. Pues su padre está enfermo y su mamá está atendiendo a sus cinco hermanos.

En el reservorio de Guardia Civil sube Miguel. Su pasión es el fútbol. Él trabaja en el colegio Jorge Basadre como profesor de Educación Física. Cuando era joven él jugaba fútbol en un equipo. Lamentablemente tuvo una lesión que le impide pertenecer a cualquier equipo. Sufrió mucho, pues no quería hacer más en su vida que jugar. Sin embargo, descubrió que transmitir sus conocimientos a niños y jóvenes también es apasionante.

Ana y su pequeño hijo Pedro suben en el grifo Monterrey. El niño estudia en el Polivalente. Es muy habilidoso y está aprendiendo el lenguaje de signos. Su madre se esfuerza mucho para que su hijo tenga una vida normal. Está ahorrando dinero para una operación que podría hacer posible que Pedro escuche. 

En el paradero del cementerio La Apacheta recogí a José, quien estudia en el SENATI en la carrera de Automatización Industrial. Es el mejor de su clase. Se esfuerza mucho. Hay días que no duerme, otros que no come. Pero nada de eso le importa porque hace lo que más le gusta. Sus padres están muy orgullosos de él porque saben que será un gran profesional.

Arequipa es un lugar hermoso. La publicidad sólo muestra los volcanes y la plaza. Todos conocen sus platos típicos y sus bailes. Sin embargo, yo creo que el verdadero valor que caracteriza a los arequipeños es su esfuerzo y su trabajo. Ellos lo hacen todo y lo dejan todo por sus seres amados. Luchan hasta conseguir sus metas y todos ellos merecen ser admirados.

Fuente: https://www.ulasalle.edu.pe

Por: María Luisa Pinto García. Mención Honrosa del Sexto Concurso de Cuento Corto “Arequipa, contigo toda una vida”.


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