La madre de todas las teorías de la conspiración es el asesinato de John
Fitzgerald Kennedy. La semana pasada vimos con detalle los hechos en La
ContraHistoria. El 22 de noviembre de 1963 el presidente y su esposa,
Jacqueline Kennedy, viajaron a Dallas para realizar una visita oficial.
Nada más descender del avión se embarcaron en una caravana por la ciudad
a bordo de una limusina descapotable en compañía del gobernador de
Texas, John Connally. Recorrieron el centro de Dallas, cuyas calles se
habían engalanado para la ocasión y estaban repletas de gente. Ya casi
al final de su recorrido, cuando la caravana atravesaba la Dealey Plaza,
el vehículo presidencial fue tiroteado.
La investigación realizada tras el magnicidio concluyó que un
tirador llamado Lee Harvey Oswald había realizado tres disparos con una
carabina Carcano desde la sexta planta del edificio que albergaba el
Almacén de Libros Escolares de Texas. El presidente recibió dos impactos
de bala. El primero le entró por la parte superior de la espalda y le
salió por la garganta. Cinco segundos después otra bala le alcanzó en el
cráneo. Kennedy ingresó aún con un hilo de vida en el Parkland Memorial
Hospital donde fallecería poco después. En paralelo a su agonía la
policía de Dallas detuvo a Lee Harvey Oswald, a quien los indicios
apuntaban como presunto asesino, en un cine localizado en un suburbio
del suroeste de la ciudad donde se había escondido tras haber matado a
un agente que le acababa de dar el alto.
Lee Harvey Oswald fue trasladado a comisaría y allí le interrogaron
los inspectores de policía durante dos días, al término de los cuales el
juez ordenó que el reo fuese llevado de las dependencias policiales a
la cárcel del condado. La expectación era máxima. Los medios de
comunicación se arremolinaron en la puerta de servicio de la comisaría
para retransmitir en directo la salida del detenido. En ese momento el
dueño de un club nocturno de Dallas llamado Jack Ruby se abalanzó sobre
Oswald y le disparó a quemarropa acabando con su vida. Muerto el
principal sospechoso la investigación se detuvo, la policía dio el caso
por cerrado, algo que disgustó a la opinión pública que empezó a pensar
que ahí había gato encerrado.
Una semana más tarde y tras consultarlo con Edgar Hoover, director
del FBI, el presidente Lyndon B. Johnson creo una comisión presidencial
presidida por Earl Warren, presidente del Tribunal Supremo, razón por la
cual pasó a ser conocida como Comisión Warren. El informe con las
conclusiones de la comisión se presentó diez meses más tarde. Los
comisionados resolvieron que el presidente Kennedy había sido asesinado
por Lee Harvey Oswald que actuó completamente a solas y por motivos
estrictamente personales. Respecto a Jack Ruby, que en esos momentos se
encontraba en prisión, también determinó que actuó solo movido por el
afán de vengar el asesinato de Kennedy.
Con esto ya se daba completamente por cerrado el caso, pero era sólo
el principio de una serie de teorías de la conspiración que no han
hecho más que crecer y sofisticarse desde entonces. Las hay para todos
los gustos y todas coinciden en la búsqueda e identificación de un
culpable que consiguió salir indemne tras la investigación oficial. Unas
apuntan hacia el propio Gobierno de Estados Unidos que conspiró contra
el presidente con la colaboración de la CIA, otras señalan a la Unión
Soviética, otras a la Cuba de Fidel Castro y otras a la mafia. Hay
decenas de teorías, algunas sencillas de exponer y otras mucho más
enrevesadas. El hecho es que un porcentaje nada despreciable
(aproximadamente un 60%) de los estadounidenses siguen creyendo que
Kennedy fue víctima de un complot. En La ContraHistoria de hoy, y por
deseo expreso de los contraescuchas, vamos a ver las principales teorías
de la conspiración de un asesinato que la opinión pública nunca
considerará del todo cerrado.
Fuente: La ContraHistoria
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