viernes, 30 de agosto de 2024

Cuento agosto 2024: De Yura a la Luna por Sara Díaz Oporto

La luz suave del alba arequipeña interrumpió mi concentración mientras me anunciaba el comienzo de un nuevo día. El tiempo se pasaba exageradamente rápido, ojalá el día tuviera más horas. No había pegado un ojo en toda la noche, pero no me sentía cansado de soñar. El amanecer inundaba mi taller, hice una pausa para apreciar lo maravilloso del presente.

Un poco de sol juega con los metales desordenados a mi costado. Los despierta, los hace relucir, todos tan distintos de formas y colores, pero entusiastas porque saben que les espera un gran destino. La viruta y el polvo metálico forman una escarcha que lo cubre todo, como si hubiera nevado magia bajo mi techo.

Herramientas que creía perdidas, salían de su escondite, y se echaban a tomar el sol cual lagartijas. Los contenedores de vidrio llenos de líquidos multicolores dan lugar a siluetas arcoíris. Papeles arrugados decorando todo, repletos de garabatos e ideas, dibujos que cobrarán vida. A mi derecha, sobre mi escritorio, una taza grande manchada de reflexiones y café. A su costado, fruta del día anterior y un par de panes secos olvidados. Al parecer, la pasión que sentía por mi proyecto me quitaba el apetito.

Soy parte de una escena espectacular. La escena perfecta, que deseo recordar para narrar cada detalle de la mañana que revolucionó al mundo. Me apuro por terminar los últimos detalles, no hay lugar para imperfecciones. Finalmente está listo. Doy unos pasos hacia atrás para apreciar mi obra con orgullo.

Ya me imagino atravesando el espacio, cara a cara con las estrellas, viajando entre cometas y meteoritos, para llegar desde Arequipa hasta la Luna, mi destino soñado desde siempre.

Sacudo la cabeza y miro el reloj, es tarde. Me miro al espejo y mi cabello está inusualmente ordenado. Lo alboroto un poco para ser yo mismo. Lavo mi cara y noto unas oscuras ojeras. No importa, no es algo que una sonrisa no pueda disimular. Salgo apresuradamente hacia el patio, donde se llevará a cabo el espectáculo. Hay mucha gente, veo caras familiares, desconocidas, personas de la prensa, vecinos curiosos.

Llegó el momento. Anuncio que voy a empezar y doy una explicación breve sobre mi invento, sé bastante bien que sólo quieren verlo en acción.

Abordo mi nave confiado, estoy seguro de mi trabajo. Termina la cuenta regresiva y parto. Veo cómo mi Yura se hace cada vez más pequeña. Ya salí de la Tierra y puedo saborear el universo. Casi lo logro, estoy a un paso de ser el primer hombre en la Luna. Escucho la ovación de mi pueblo, gritan mi nombre:

-¡Pedro Paulet!

Lo escucho repetidamente: “¡Pedro Paulet!”.

Entonces abro los ojos.

-Señor Paulet, otra vez durmiendo en clase.

A mi alrededor mis compañeros de aula riendo. Sobre mi pupitre está mi libro favorito: “De la Tierra a la Luna” de Julio Verne. Miro por la ventana al cielo inmenso y azul de Arequipa.

Ya falta poco. Sonrío y sueño despierto.

Fuente: https://www.ulasalle.edu.pe

Por: Sara Díaz Oporto. Ganadora del Sexto Concurso de Cuento Corto “Arequipa, contigo toda una vida” organizado por la Universidad Católica San Pablo. Es Ingeniero de software egresada de Universidad La Salle - Arequipa.

 

MÁS CUENTOS