miércoles, 6 de mayo de 2020

Letra 376: Bolero de Ravel

MAURICE RAVEL

Joseph Maurice Ravel (pronunciación en francés: /ʒɔzɛf mɔʁis ʁavɛl/; Ciboure, Labort, 7 de marzo de 1875-París, 28 de diciembre de 1937) fue un compositor francés del siglo XX. Su obra, frecuentemente vinculada al impresionismo, muestra además un audaz estilo neoclásico y, a veces, rasgos del expresionismo, y es el fruto de una compleja herencia y de hallazgos musicales que revolucionaron la música para piano y para orquesta. Reconocido como maestro de la orquestación y por ser un meticuloso artesano, cultivando la perfección formal sin dejar de ser al mismo tiempo profundamente humano y expresivo, Ravel sobresalió por revelar «los juegos más sutiles de la inteligencia y las efusiones más ocultas del corazón» (Le Robert).

BOLERO

Precisamente el Bolero es un magnífico ejemplo de orquestación, ya que se trata de una misma melodía principal repetida una y otra vez con diferentes acompañamientos y combinaciones. Esta melodía comienza escuchándose de forma muy sutil sobre un ritmo marcado insistentemente por la caja, que no dejará de repetir durante toda la obra. Cada vez que la melodía llega a su fin, se añaden nuevos instrumentos de forma que los que antes se ocupaban de la melodía principal pasan ahora a hacer el papel de acompañantes, repitiéndose este esquema sucesivamente hasta completar todos los instrumentos de la orquesta, instante en el que, como es lógico, el volumen sonoro ya ha aumentado considerablemente.

Llega en este momento una parte en la que Ravel experimenta con diferentes combinaciones instrumentales, ya con la orquesta al completo sonando a todo volumen, para terminar con una serie de sonidos discordantes que, como si se tratara de una explosión sonora, marcan el agitado final de la obra.

Una vez analizado musicalmente, vamos a hablar de cómo fue concebida esta obra, ya que se trata de una combinación de dos de las características personales de Ravel, su pasión por los retos y su poca predisposición a trabajar más de la cuenta. La bailarina Ida Rubinsntein le pidió que compusiera una obra para ella, un ballet de carácter español. Parece ser que Ravel en un principio decidió emplear una obra ya escrita para piano por Albéniz y orquestarla, es decir, separar las diferentes voces de la partitura de piano y distribuirlas entre los instrumentos de la orquesta, pero cuando ya había comenzado el trabajo se enteró de que dicha obra estaba sujeta a derechos de autor y no podía utilizarla.

Aún con la idea de no emplear demasiado esfuerzo en este encargo decide elaborar una obra propia, pero con un único tema musical, lo que le simplificaría enormemente las cosas a nivel compositivo, pero que a la vez le supone un importante reto, ya que a pesar de la falta de diferentes melodías, la obra tendrá que tener tensión y no deberá resultar monótona, para lo cual deberá poner en marcha su genialidad repitiendo este único tema una y otra vez y haciendo lo que mejor sabe hacer: orquestar. Así surge el famoso Bolero.





MÁS INFORMACIÓN

CADENA DE LETRAS