domingo, 10 de mayo de 2020

Cita CDXC: Los hilados más antiguos del mundo





"EL ELEMENTO más característico de las arañas y por el cual todos las conocen es, sin duda alguna, la telaraña, construida por filamentos muy finos que ellas elaboran. Cualquier persona que pasee por los jardines de su casa, por la vegetación del campo o entre los árboles de un bosque, se topará en algún momento con una telaraña; estas finas estructuras se encuentran extendidas en los espacios que dejan entre sí las plantas o los objetos propios del lugar, como rocas, postes, muros y semejantes. También en sitios oscuros, poco frecuentados por el hombre, como cuevas, túneles, sótanos, tapancos, casas abandonadas y demás, las arañas encuentran sitios apropiados para construir sus telas y vivir sin que nadie las moleste. Algunas suelen penetrar a las casas y no es raro que, de pronto, enfrente de uno aparezca una de estas pequeñas criaturas suspendida en el aire, bajando o subiendo por el hilo que la sostiene del techo. Cuando el hombre hace contacto con alguno de estos filamentos, que se adhieren fácilmente a su piel o ropa, sabrá de inmediato que allí hay arañas; desde su más tierna infancia, todo ser humano ha aprendido a reconocer esta relación, pues tanto las arañas como el producto que secretan son frecuentes y a veces abundantes en el medio que habitan.

Uno de los primeros naturalistas, gran amante y observador de todos los fenómenos inherentes a la naturaleza, que se interesó por conocer la vida de estos animales, entre otros artrópodos, fue el francés Henry Fabré (1823-1915). En los 10 volúmenes de su obra Souvenirs entomologiques recopila infinidad de observaciones sobre los arácnidos y los insectos, hechas directamente en el campo. En sus escritos se lee que una de sus aficiones favoritas era seguir paso a paso el comportamiento de las arañas en la construcción de sus telas. Aunque después de él han habido numerosos especialistas interesados en el tema, sobre todo en los últimos años, sus escritos amenos y fidedignos, se mantienen aún hoy en día, como una de las lecturas favoritas de los estudiosos.

La producción de hilos de seda es un proceso fundamental en la vida de las arañas. Pero esto no siempre fue así. Existe la teoría de que durante el Devónico de la era Paleozoica, hace aproximadamente 320 000 000 de años, las arañas que entonces existían no poseían todavía la facultad de secretar e hilar la seda, como lo hacen en la actualidad. Igual que hoy, su alimento predilecto eran los insectos primitivos que en ese entonces no tenían alas. Se ha considerado como posible factor importante en el desarrollo de las alas de estos artrópodos, el hecho de que saltaran de un lugar a otro, tratando de escapar de sus depredadores. Cuando más tarde, en el Carbonífero (hace aproximadamente 260 000 000 de años) aparecieron los primeros insectos alados, los mecanismos empleados por las arañas para atraparlos se volvieron poco eficaces. Este es otro factor importante que tal vez influyó en la evolución de las arañas, favoreciendo la selección de aquellas formas secretoras de un líquido mediante el cual poco a poco comenzaron a construir redes, facilitando así, una vez más, la captura de los organismos alados que les servían de alimento.

Las arañas producen diversos tipos de seda, cada uno de los cuales es aprovechado de diferente manera. Desde el punto de vista químico, estos filamentos están hechos de proteínas llamadas fibromas. Tanto los machos como las hembras pueden elaborarlos en glándulas especiales que son de cinco o seis clases y que los especialistas han designado con los nombres de glándulas ampuladas, agregadas, flageliformes, aciniformes, piriformes y cilíndricas. Las propiedades fisicoquímicas de las sedas producidas en cada una de estas glándulas son diferentes, por lo que también se les da diversos usos.

La seda, en el momento de secretarse, es una sustancia líquida y soluble en agua, pero al instante de salir por las hileras se transforma en un material fibroso e insoluble. La fibroma se polimeriza a medida que se estira y el endurecimiento del hilo es resultado de la tensión. Este filamento tiene mucho más resistencia tensora que cualquiera de las fibras naturales conocidas; además, es sumamente elástico; su fuerza extensiva es mayor que la de la fibra de nylon.

El producto de las glándulas sale al exterior a través de estructuras conocidas con el nombre de hileras (del verbo hilar), situadas en el extremo posterior del cuerpo; son una reminiscencia de apéndices primitivos que, durante la evolución de las arañas se fueron modificando en estructuras tubiformes, con o sin artejos, movibles y que, originalmente, fueron cuatro pares, situadas en la región ventral. Este número todavía puede observarse en especies muy primitivas que conservan características de sus ancestros (género Liphistius); pero en la mayor parte de las arañas actuales se ha perdido el primer par de estas hileras, quedando tan sólo tres pares en posición terminal y que, de acuerdo con su situación, se designan como anteriores, medias y posteriores. Puede haber una reducción mayor en ciertas familias, como la de las tarántulas, que únicamente tienen dos pares, y hay los casos muy raros de arañas, como algunas Palpimanidae, con un solo par de hileras. El aspecto y tamaño de estas estructuras varía con las especies; son especialmente largas y notorias en la familia Dipluridae, así como en la familia Hersiliidae, que comprende arañas pequeñas de 7 u 8 mm, pero con las hileras posteriores tan largas que parecen colas. Hay, además, casos raros de arañas como las del género Hahnia de Tasmania, cuyas seis hileras están dispuestas en una sola fila.

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El maravilloso mundo de los arácnidos. Anita Hoffmann. Fondo de Cultura Económico. México D.F., México - 2013.

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