Con cierta frecuencia se vuelve a analizar la importancia de la inversión en investigación.
Para entender este debate debemos definir rápidamente qué es
investigación. Se entiende como tal al desarrollo de un conjunto de
actividades con la finalidad de generar conocimiento. La investigación
se basa en el ya conocido método científico, que no es más que un
instrumento de validación universal utilizado en las ciencias (naturales
y sociales) e ingeniería (ciencia aplicada). Pero este método no es
ningún descubrimiento actual, sino que es algo racional del ser humano
desde que es humano. La actitud científica la viene aplicando el hombre
desde sus inicios para conocer el mundo que lo rodea y poder sobrevivir,
observando e infiriendo conclusiones a dichas observaciones.
A
partir del s. XVI con el auge del saber por saber, de analizar y
reflexionar, sin tener como objetivo hallar rendimiento alguno más que
la satisfacción del conocimiento, es cuando esta actitud científica se
consolida como el método utilizado actualmente, controlando e imponiendo
rigor en cada una de sus fases y produciendo el desarrollo de lo que
denominamos ciencia e investigación básica. Esa ciencia e investigación básica son la base de la investigación aplicada, porque toda la tecnología que nos rodea es producto de la ciencia.
Sin ciencia no hay tecnología
y si no recordemos los muchos ejemplos que nos muestra la historia: ni
Newton pensaba en el desarrollo de la carrera espacial cuando planteaba
la ley de la gravitación universal, ni Faraday desarrolló sus leyes de
inducción para ser usadas en los motores de los autos, ni Curie pensaba
en crear una nueva fuente energía cuando descubría el plutonio y la
radiactividad, ni si quiera Fleming fue consciente de la importancia de
los antibióticos al descubrir la penicilina sino hasta su uso en la II
Guerra Mundial, ni Einstein pensó que su teoría de la relatividad
serviría de aplicación en satélites y GPS.
Estos
y muchos ejemplos más no hacen más que reforzar que ciencia y
tecnología van de la mano y que con ellas se mejoran las sociedades
porque producen bienestar poblacional. Y, de esta manera, pasamos del
binomio ciencia y tecnología al trinomio ciencia, tecnología y sociedad.
Todos
los avances conseguidos con las dos primeras nos indican que, en
términos generales, el mundo está mejor preparado que hace un siglo.
Pero a pesar de que muchas veces vayamos por delante, como por ejemplo
controlando epidemias como el sarampión, rubéola, cólera, etc., otras
veces aún vamos por detrás como con el cáncer, dengue o la pandemia
producto del Covid 19; y esto nos indica que debemos seguir impulsando
la investigación. Esta pandemia revelará nuestras debilidades como país y
sociedad, pero a cambio nos enseñará lo que debemos trabajar y mejorar.
En las últimas semanas hemos visto como grupos peruanos de investigación ponen a disposición de la sociedad todos sus conocimientos como armas frente a la pandemia.
Van desarrollando, contra reloj, respiradores, equipos de protección
personal, algoritmos de seguimiento de casos positivos, etc.
Y
esto nos recuerda lo importante que es que las universidades peruanas
(públicas y privadas) retomen el concepto dual de Universidad por
definición: institución no solo de enseñanza superior sino también de
investigación. Nos recuerda que es desde las universidades desde donde
se genera conocimiento y es desde donde se debe promocionar, fomentar y
potenciar la investigación, la formación de investigadores y la
cooperación con grupos de investigación internacionales.
Y a la vez, todo esto nos muestra que es el Estado peruano quien debe apoyar a estas instituciones y otras empresas privadas, gastando e invirtiendo en Ciencia y Tecnología. Gastando
más en ciencia porque la ciencia genera conocimiento sin obtener
necesariamente un rendimiento inmediato. Invirtiendo más en tecnología
porque la tecnología aprovecha los conocimientos para desarrollar
productos que sí producen rendimiento y bienestar poblacional inmediato.
El
conocimiento científico genera sociedades más exigentes, sociedades
capaces de desarrollar la tecnología necesaria para solucionar los
problemas. Ciencia, Tecnología y Sociedad (I+D+i) son las armas más
potentes que tenemos para salir de esta situación. En resumen, más científicos (ciencia) e ingenieros (tecnología), y mejores políticos (sociedad).
Fuente: https://peru21.pe
Por: Nicola Tarque, doctor en ingeniería y docente PUCP
CADENA DE CITAS