jueves, 21 de diciembre de 2023

Podcast La ContraHistoria: Los orígenes de la Navidad

 

 

La Navidad es una de las principales celebraciones en el calendario festivo de los países de tradición cristiana. Durante la noche del 24 de diciembre y todo el 25 de diciembre se recuerda el nacimiento de Jesucristo. La historia la conocemos al dedillo, aunque, eso sí, sólo los evangelios de Lucas y Mateo hablan de la Natividad. Nos cuentan que Jesús nació en Belén de la Virgen María. El de Lucas da algo más de información del nacimiento. Cuenta que María y José se desplazaron desde Nazaret hasta Belén para empadronarse en un censo que había ordenado el emperador Octavio Augusto. Allí le sobrevino el parto, “lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada”. Los pastores que velaban por sus rebaños en las cercanías advirtieron el hecho extraordinario que acababa de acontecer porque un ángel se apareció y se lo dijo recordándoles que era el Mesías. Mateo cuenta también la historia de los magos de Oriente que llegaron hasta Belén siguiendo una estrella. Poco después José decidió llevarse el recién nacido a Egipto porque el rey Herodes había ordenado matar a todos los niños de Belén y sus alrededores menores de dos años.

No es mucho más lo que sabemos de la Navidad. Los Evangelios nos informan del lugar y las circunstancias, pero no de la fecha. Por esa razón los cristianos de los primeros siglos celebraban la Navidad, pero no en una fecha fija. No sería hasta el siglo IV, con el cristianismo ya convertido en la religión oficial del imperio romano, cuando se empezó a conmemorar el 25 de diciembre. Los patriarcados orientales, sin embargo, prefirieron llevarse las celebraciones al 6 de enero, fecha de la Epifanía, es decir, de la visita de los magos. No se movería ya de esa horquilla de fechas que en el concilio de Tours del año 567 se bautizaron como los Doce Días de Navidad (del 25 de diciembre al 5 de enero).

Con el paso de los siglos la celebración, que coincidía con el solsticio de invierno y era bien conocida por toda la población europea, se fue consolidando y ganando significado ceremonial y religioso. En el año 800 Carlomagno, el rey de los francos, fue proclamado emperador el día de Navidad, lo que serviría de inspiración a otros muchos reyes cristianos que elegirían esa misma fecha para sus coronaciones. Se asociaba la Navidad a eventos festivos en los que se cantaba, se bebía y se comía más de la cuenta. Durante la Edad Media surgió también la costumbre de hacerse regalos entre familiares y amigos.

La reforma protestante de los siglos XVI y XVII sí trajo algunos cambios. Luteranos y anglicanos no ponían pegas a las celebraciones navideñas, pero sí los calvinistas y las sectas puritanas, cuyos líderes aseguraban que la Navidad era un invento del Papa y una coartada para el bullicio y la diversión desordenada. Algo similar sucedió durante la revolución francesa, cuando la Convención Nacional jacobina prohibió celebrar la Navidad por considerarla una inaceptable herencia del cristianismo. Los católicos respondieron tratando de aumentar la carga religiosa de las ceremonias, pero siguieron defendiendo que algo como el nacimiento de Cristo tenía que celebrarse por todo lo alto.

Ese espíritu es el que se ha mantenido hasta el momento presente, aunque en los siglos XIX y XX se fue secularizando gradualmente. Hoy la Navidad es una fiesta de origen cristiano que incorpora muchos elementos tomados de distintas tradiciones europeas. Sigue habiendo diferencias en la forma de celebrarla, pero existe algo parecido a una Navidad internacional con elementos fácilmente reconocibles por todos.

Pues bien, para tratar este tema tan especial nos acompaña en La ContraHistoria Carlos Pérez Simancas, nuestro querido colaborador gomero que es todo un experto en estos temas.

Fuente: La ContraHistoria  

 

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