Nada hay mejor que el agua: brilla el oro
como luciente llama en noche oscura
entre las joyas de real tesoro.
¿No ves, ¡oh, musa!, en la celeste altura
que, en medio al solitario firmamento,
ninguna estrella como el sol fulgura?
Si celebrar victorias es tu intento,
a la olímpica lid lleva tu lira,
que otra no habrá más digna de tu acento.
Ella a los vates el cantar inspira
del Tonante en honor, con que resuena
la augusta casa do Hierón respira;
Primeras estrofas de la Oda I. A Hierón, rey de Siracusa, vencedor en las carreras de caballos
La poesía de Píndaro, aunque pertenece a otro universo espiritual y
nos ha llegado sin sus originales componentes de música y danza, sigue
emocionando por su intensidad expresiva y la fuerza de sus imágenes. De la extensa obra poética de Píndaro (Tebas, h. 520 a.C.-h. 438) tan sólo
nos han llegado los cuatro libros de sus Epinicios u odas triunfales;
sólo cuatro de los diecisiete libros en que los filólogos antiguos
ordenaron su producción, y unos cuantos fragmentos. Pero bastan para
mostrarnos la grandeza artística del mayor poeta coral de la Grecia
clásica. Fue un espíritu hondamente religioso y ligado a las tradiciones
de la patria helena. Pero Tebas no se adhirió a la causa democrática, y
pactó con los persas y los ideales de la vieja aristocracia.La de
Píndaro es una poesía densa, de imágenes audaces, expresada en piezas de
encargo muy formalizadas. Aunque no nos ha llegado el acompañamiento
original de la letra (la música, la danza), estos versos siguen
conmoviéndonos por la fuerza de sus imágenes y la intensidad de su
inspiración.
PINDARO
(Cinoscéfalos, actual Grecia, 518 a.C. - Argos?, id., 438 a.C.) Poeta
lírico griego. De su extensa producción se han conservado 45 odas
triunfales o epinicios, divididos en cuatro libros (Olímpicas, Píticas, Nemeas e Ístmicas), que constituyen una de las mejores muestras de lírica coral griega.
Ya en su tiempo fue uno de los poetas griegos más
famosos, como lo demuestra el interés que en la Antigüedad tardía
despertó su figura: fue objeto de seis de las Vidas que escribió Plutarco,
en las que los datos creíbles se mezclan con significativas leyendas,
como la que cuenta que, siendo niño, las abejas bañaban sus labios en
miel mientras soñaba.
Parece seguro que Píndaro pertenecía a una familia de
la aristocracia tebana y que se educó en Atenas, donde se formó
musicalmente, en un momento en que estaba surgiendo el lirismo coral y
el ditirámbico. Sus modelos literarios fueron sobre todo Homero y Hesíodo, aunque en su poesía influyeron también poetas locales, como las poetisas Myrtis y Corinna.
Fiel a sus orígenes aristocráticos, se mantuvo
al lado de Tebas durante las Guerras Médicas, y su estrecha relación con
Egina, líder tebano conservador a quien dedicó once odas, lo mantuvo al
margen de la incipiente formación de la democracia
en Atenas. Píndaro se consagró definitivamente como poeta panhelénico
tras una estancia en Sicilia durante la soberanía de Hierón de Siracusa y
Terón de Agrigento, en un momento de gran prosperidad que inspiró al
poeta sus odas más sublimes, dedicadas a cantar las victorias de los
juegos panhelénicos.
Su estilo grave y solemne, de largas frases que
violentan la sintaxis y en las que predominan los sustantivos, con un
léxico grandilocuente heredado de la tradición épica, fue admirado por
sus coetáneos, por lo que se convirtió a partir de entonces en modelo
preceptivo del lirismo coral, a la vez que favoreció el paso al drama.
En la modernidad, su obra despertó el interés de los autores románticos,
seducidos por la sublimidad de sus versos y lo insólito de sus
imágenes.
MÁS INFORMACIÓN
Autor(es): Pindaro
Editorial: Gredos
Páginas:
Tamaño: 14,5 x 22 cm.
Año: 2022