domingo, 29 de septiembre de 2024

Libro: Odas. Pindaro. Colección Biblioteca Gredos

 

 

Nada hay mejor que el agua: brilla el oro
como luciente llama en noche oscura
entre las joyas de real tesoro.

¿No ves, ¡oh, musa!, en la celeste altura
que, en medio al solitario firmamento,
ninguna estrella como el sol fulgura?

Si celebrar victorias es tu intento,
a la olímpica lid lleva tu lira,
que otra no habrá más digna de tu acento.

Ella a los vates el cantar inspira
del Tonante en honor, con que resuena
la augusta casa do Hierón respira;

Primeras estrofas de la Oda I. A Hierón, rey de Siracusa, vencedor en las carreras de caballos

 

La poesía de Píndaro, aunque pertenece a otro universo espiritual y nos ha llegado sin sus originales componentes de música y danza, sigue emocionando por su intensidad expresiva y la fuerza de sus imágenes. De la extensa obra poética de Píndaro (Tebas, h. 520 a.C.-h. 438) tan sólo nos han llegado los cuatro libros de sus Epinicios u odas triunfales; sólo cuatro de los diecisiete libros en que los filólogos antiguos ordenaron su producción, y unos cuantos fragmentos. Pero bastan para mostrarnos la grandeza artística del mayor poeta coral de la Grecia clásica. Fue un espíritu hondamente religioso y ligado a las tradiciones de la patria helena. Pero Tebas no se adhirió a la causa democrática, y pactó con los persas y los ideales de la vieja aristocracia.La de Píndaro es una poesía densa, de imágenes audaces, expresada en piezas de encargo muy formalizadas. Aunque no nos ha llegado el acompañamiento original de la letra (la música, la danza), estos versos siguen conmoviéndonos por la fuerza de sus imágenes y la intensidad de su inspiración.

 

PINDARO

(Cinoscéfalos, actual Grecia, 518 a.C. - Argos?, id., 438 a.C.) Poeta lírico griego. De su extensa producción se han conservado 45 odas triunfales o epinicios, divididos en cuatro libros (Olímpicas, Píticas, Nemeas e Ístmicas), que constituyen una de las mejores muestras de lírica coral griega.  

Ya en su tiempo fue uno de los poetas griegos más famosos, como lo demuestra el interés que en la Antigüedad tardía despertó su figura: fue objeto de seis de las Vidas que escribió Plutarco, en las que los datos creíbles se mezclan con significativas leyendas, como la que cuenta que, siendo niño, las abejas bañaban sus labios en miel mientras soñaba.

Parece seguro que Píndaro pertenecía a una familia de la aristocracia tebana y que se educó en Atenas, donde se formó musicalmente, en un momento en que estaba surgiendo el lirismo coral y el ditirámbico. Sus modelos literarios fueron sobre todo Homero y Hesíodo, aunque en su poesía influyeron también poetas locales, como las poetisas Myrtis y Corinna.

Fiel a sus orígenes aristocráticos, se mantuvo al lado de Tebas durante las Guerras Médicas, y su estrecha relación con Egina, líder tebano conservador a quien dedicó once odas, lo mantuvo al margen de la incipiente formación de la democracia en Atenas. Píndaro se consagró definitivamente como poeta panhelénico tras una estancia en Sicilia durante la soberanía de Hierón de Siracusa y Terón de Agrigento, en un momento de gran prosperidad que inspiró al poeta sus odas más sublimes, dedicadas a cantar las victorias de los juegos panhelénicos.

Su estilo grave y solemne, de largas frases que violentan la sintaxis y en las que predominan los sustantivos, con un léxico grandilocuente heredado de la tradición épica, fue admirado por sus coetáneos, por lo que se convirtió a partir de entonces en modelo preceptivo del lirismo coral, a la vez que favoreció el paso al drama. En la modernidad, su obra despertó el interés de los autores románticos, seducidos por la sublimidad de sus versos y lo insólito de sus imágenes.

 

MÁS INFORMACIÓN

 

Autor(es): Pindaro

Editorial: Gredos

Páginas: 

Tamaño: 14,5 x 22 cm.

Año: 2022