domingo, 2 de junio de 2024

Libro: El rayo verde. Biblioteca Julio Verne

 

 

Se habrá observado, sin duda, que en el momento en que Partridge acudió a la llamada de los hermanos Melvill, había dicho, al referirse a la muchacha: la señorita Campbell. Y es que, si el buen escocés la hubiera llamado la señorita Helena, es decir, con su nombre de pila, hubiera cometido una infracción a las reglas que señalan los grados jerárquicos; infracción que designa más particularmente la palabra esnobismo.

Efectivamente, la hija mayor o la hija única de una familia de la aristocracia, incluso cuando aún está en la cuna, jamás lleva el nombre con que ha sido bautizada. Si la señorita Campbell hubiera sido la hija de un par, la habrían llamado lady Helena; pero esta rama de los Campbell, a la que pertenecía, era sólo colateral y muy lejana de la rama directa del paladín sir Colin Campbell, cuyo origen se remonta a las Cruzadas. Desde muchos siglos atrás, las ramificaciones salidas del tronco común se habían desviado de la línea del glorioso antepasado, al cual se unen los clanes de Argyll, de Breadalbane, de Lochnell y otros; pero, por lejano que fuese el parentesco, Helena, por su padre, sentía correr en sus venas un poco de sangre de aquella ilustre y esclarecida familia.

Sin embargo, no por ser únicamente una señorita Campbell dejaba de ser una verdadera escocesa, una de estas nobles hijas de Thule, de ojos azules y cabellos rubios, comparable a las más bellas heroínas de las leyendas de su país.

Verdaderamente, la señorita Campbell era encantadora. La gente se prendaba de su hermosa carita de ojos azules -el azul de los lagos de Escocia, como se acostumbra a decir-, su cuerpo regular pero elegante, su porte un poco altivo, su expresión soñadora casi siempre, menos cuando un ligero aire burlón animaba sus facciones, y, en fin, toda su persona llena de gracia y distinción.

Y no sólo era hermosa la señorita Campbell, sino que al mismo tiempo era bondadosa. Era rica gracias a sus tíos, pero no gustaba de demostrarlo. Muy caritativa, justificaba el antiguo proverbio gaélico: «Ojalá esté siempre llena la mano que sabe abrirse.»

Por encima de todo, se sentía unida a su provincia, a su clan y a su familia, y tenía fama de ser una escocesa en cuerpo y alma. Su fibra patriótica vibraba como la cuerda de un arpa cuando la voz de un montañés entonaba a través de los campos algún pilbroch, canción de los Highlands.

De Maistre ha dicho: «Hay en nosotros dos seres: yo y el otro.» El yo de la señorita Campbell era el ser grave, reflexivo, considerando la vida más bajo el punto de vista de sus deberes que de sus derechos.

El otro era el ser romántico, un poco dado a las supersticiones, amante de las historias maravillosas que surgen con tanta facilidad en el país de Fingal

Extracto de El rayo verde

 

El argumento relata la difícil búsqueda de un fenómeno óptico, "el rayo verde", que puede verse en ciertas condiciones en el momento en que el sol desaparece en el horizonte del mar. La leyenda dice que dos personas que lo vean a la vez quedan automáticamente enamoradas la una de la otra. Es un momento mágico en que dos personas descubren el amor a la misma vez. Esta novela de Julio Verne es de las menos conocidas de su producción y se centra más en un interesante y hermoso viaje por las costas de Escocia, en busca del esquivo rayo verde, que decidirá el futuro de la joven Elena Campbell. Publicada por entregas en Le Temps desde el 17 de mayo (número 7003) hasta el 23 de junio (número 7030) e íntegramente el 24 de julio de 1882. Es considerado como el más romántico de los viajes extraordinarios

 

JULIO VERNE

Jules Gabriel Verne, conocido en los países hispanohablantes como Julio Verne​ (Nantes, 8 de febrero de 1828-Amiens, 24 de marzo de 1905),​ fue un escritor, dramaturgo​ y poetafrancés, célebre por sus novelas de aventuras​ y por su profunda influencia en el género literario de la ciencia ficción.​ Nacido en una familia burguesa, estudió para continuar los pasos de su padre, Pierre Verne, como abogado pero muy joven decidió abandonar ese camino para dedicarse a la literatura.​ Su colaboración con el editor Pierre-Jules Hetzel dio como fruto la creación de Viajes extraordinarios, una popular serie de novelas​ de aventuras escrupulosamente documentadas y visionaria entre las que se incluían las famosas De la Tierra a la Luna (1865), Veinte mil leguas de viaje submarino (1870), La vuelta al mundo en ochenta días (1872), La isla misteriosa (1874) o Dos años de vacaciones (1888).​ Ya antes había publicado Cinco semanas en globo (1863) y Viaje al centro de la Tierra (1864). Es uno de los escritores más importantes de Francia y de toda Europa gracias a la evidente influencia de sus libros en la literatura vanguardista y el surrealismo,​ y desde 1979 es el segundo autor más traducido en el mundo, después de Agatha Christie.​ Se le considera, junto a H. G. Wells, uno de los «padres de la ciencia ficción».​ Fue condecorado con la Legión de Honor en 1892​ por sus aportes a la educación y a la ciencia.

 

MÁS INFORMACIÓN

 

Autor(es): Julio Verne

Editorial: Colección Hetzel. RBA

Páginas: 398

Tamaño: 17 x 24 cm.