viernes, 1 de noviembre de 2019

Letra 356: El carro de Juan Perro

SANTIAGO AUSERÓN MARRUEDO

También conocido como Juan Perro (Zaragoza, 25 de julio de 1954), es un cantante y compositor español. Fue compositor y vocalista del grupo musical Radio Futura (1979-1992), que fue inicialmente enmarcado en la llamada «Movida madrileña», y posteriormente emprendió una carrera musical en solitario con el sobrenombre de Juan Perro. Es Doctor en Filosofía por la Universidad Complutense de Madrid. Es hermano de Luis Auserón (n. 1955), bajista y también integrante del grupo Radio Futura.

EL CARRO

Sobre el polvo estrellado
De los caminos
Viene un carro de mulas
de andar cansino

Dónde vas con el carro
Si ya está oscuro
A buscar en la noche
Sitio seguro

Una mula olfatea
Ya su poblado
La otra tira el hocico
Del otro lado

Tiene el carro dos ruedas
De la fortuna
Una rueda es el sol
Otra la luna

Un camino de estrellas
Hay en lo alto
Y en el mío tinieblas
Y sobresaltos

Hay un carro en el cielo
Pintado a mano
Los chavales quisieran
Subir en vano

Déjales tú las riendas
A los chavales
Que las mulas conocen
Los arrabales

Sobre el polvo estrellado
Que cae del cielo
Iba un carro de mulas
Rayando el suelO


Entre las doce canciones selectas que componen Vagamundo, el disco de Santiago Auserón con la Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia, esta versión de El carro –composición publicada por vez primera en el álbum de Juan Perro, Mr. Hambre– destaca por la conjunción de la voz y de la orquesta, bajo la dirección vigorosa y matizada del maestro Ricardo Casero, y por las calidades del arreglo de Amparo Edo Biol, que ha sabido extraer, a partir del ritmo de tango africano conocido popularmente como habanera, un espectro de colores que van de las costas del viejo Mediterráneo a las del Nuevo Mundo. A lo largo del arreglo se escuchan acentos de ultramar –casi de canto rioplatense– que acompañan la melodía hasta desembocar en un pasodoble característico del Levante ibero, ejemplo de la deriva intercontinental de nuestra música popular que Santiago Auserón ha investigado en su escritos, de las virtudes sonoras de la España interétnica. Tejido musical adecuado –por su amplitud de miras, por su paleta tímbrica y por su vivacidad– para dar dimensión a las imágenes de la letra, en cuyos versos el avance lento de un carro de otro tiempo se compara con la constelación que lleva el mismo nombre y las pasiones contrarias del camino se abandonan al influjo de los astros. Fulgores lejanos dialogan con las sombras circundantes, fantasmas peninsulares que reaparecen para contemplar el horizonte futuro. La fusión de palabra y música ensancha de este modo el espacio poético.