miércoles, 1 de noviembre de 2023

Libro: El Principito

 

 

¿Por qué leer El Principito?

¿Aún no has leído El Principito de Antoine de Saint-Exupéry? Pues si es así, has de saber que estás perdiendo muchas oportunidades. Vamos a darte algunos motivos para quien se pregunte por qué leer El Principito.

Aunque no hayas dado el paso todavía de viajar por sus páginas, al menos esperamos que alguna vez hayas tenido este libro único en tus manos o al menos frente a frente. En este caso, habrás comprobado que se trata de una obra minúscula en cuanto a tamaño, porque no deja de ser un libro pequeño en este sentido, aunque sea gigantesco en todo lo que transmite. 

¿Es El Principito un libro para niños?

Vamos a darte razones tanto para que la respuesta sea negativa como positiva:

El Principito no es un libro para niños

A pesar de que la obra de Antoine de Saint-Exupéry es recomendada en ocasiones en edad infantil, lo cierto es que muchos de sus mensajes no serán captados por los lectores más jóvenes. Su falta de experiencia vital a buen seguro no les permitirá ver qué se esconde tras algunas de los mensajes que propone su autor.

De hecho, quizás bajo la creencia o no de que El Principito no es un libro para niños, en los últimos tiempos han aparecido algunas adaptaciones para hacerlo más accesible. Esta obra única incluso llegó a la gran pantalla.

El Principito sí es un libro para niños

Independientemente de que algunos mensajes sean difíciles de descifrar para el público más inexperto, con menos experiencia de vida, lo cierto es que la propia concepción del libro hace que El Principito sea un libro para niños también.

La confección de los personajes que aparecen y la relación del protagonista principal con su entorno son por momentos tan poco cotidiana, que únicamente los niños son capaces de ver más allá de lo real. Y es que es cierto eso que propone el autor francés de que hay cosas que no pueden verse únicamente con los ojos.

Por qué leer El Principito

El Principito, ahora que están de moda especialidades como el mindfulness y el coaching y la psicología positiva, es un libro muy actual, que nunca pasa de moda.

El escritor francés supo plasmar en su obra una filosofía de vida que aún hoy en día puede ayudar a muchas personas a vivir de una manera satisfactoria. Sí, porque El Principito es una filosofía de vida, una propuesta para encarar tu vida de una forma positiva y cargada de valores.

Razones para leer El Principito... y releerlo

1. El Principito es un libro para pequeños y mayores, para niños y adultos. Es cierto que hablamos de un texto complejo por momentos, muy profundo. Es un libro para hacer reflexionar, pero con un gran poder de atracción. Su magnetismo quizás radique en la metáfora, en el ideal y puede que sea esa la razón por la que El Principito es un libro para todas las edades.

2. El Principito es un libro de cabecera. La obra original del escritor francés es uno de esos libros que ha de estar siempre a mano, en la mesita de noche. Es un libro de cabecera, al que acudir de vez en cuando para intentar reconducir, recomponer o reforzar nuestro camino en la vida.

3. El Principito es un libro para aprender y enseñar. Da igual la edad que se tenga. Si no se sabe leer aún, es un buen libro para que te lean. Si sabes ya leer, es una pieza única para disfrutar, mientras se aprende. Por supuesto, también es un libro para enseñar a vivir

Fuente: https://www.masleer.com

 

Viví Así, Solo, Sin Nadie con Quien Hablar Verdaderamente, Hasta que Tuve una Avería en el Desierto del Sahara, Hace Seis Años. Algo Se Había Roto en mi Motor. Y como No Tenía Conmigo Ni Mecánico Ni Pasajeros, me Dispuse a Realizar, Solo, una Reparación Difícil. Era, para Mí, Cuestión de Vida o Muerte. Tenía Agua Apenas para Ocho Días. La Primera Noche Dormí Sobre la Arena a Mil Millas de Toda Tierra Habitada. Estaba Más Aislado que un Náufrago Sobre una Balsa en Medio del Océano. Imaginaos, Pues, mi Sorpresa Cuando, al Romper el Día, me Despertó una Extraña Vocecita que Decía: —Por Favor. . . , ¡Dibújame un Cordero!

 

ANTOINE DE SAINT-EXUPERY

Antoine Marie Jean-Baptiste Roger, conde de Saint-Exupéry (Lyon, 29 de junio de 1900 - Mar Mediterráneo, cerca de Marsella, 31 de julio de 1944), conocido como Antoine de Saint-Exupéry, fue un aviador y escritor francés, autor de la famosa obra El principito.

El 29 de junio de 1900 nació el novelista y aviador francés, Antoine de Saint-Exupéry. Quedó huérfano de padre a la temprana edad de 4 años y se crio en el entorno femenino de una familia aristocrática de la ciudad de Lyon (donde su madre trabajaba como enfermera). Terminó el bachillerato en 1917, en el colegio marianista Villa Saint-Jean de Friburgo (Suiza) , y tras ser rechazado en la escuela naval, se hizo piloto cuando estaba cumpliendo el servicio militar en 1921, en Estrasburgo.​

No tardó en integrarse en la escuadrilla de pilotos que cubrían los tramos de «la Línea» que transportaba el correo entre Toulouse, Barcelona, Málaga, Tetuán, Sahara español, hasta las antiguas colonias francesas, en lo que luego sería Senegal. A finales de 1927 fue destinado como jefe de escala a Cabo Juby, entonces bajo administración española, donde inició con cierta constancia su vocación literaria. En 1928 se trasladó a Sudamérica. En 1929 se publicó Courrier sud y a finales de 1930 Vol de nuit, que le supuso un gran éxito al obtener el premio Femina; ambas giran en torno a sus experiencias como aviador.

Vivió en Concordia, Argentina, pero fue en Buenos Aires donde conoció a quien sería su esposa, la millonaria salvadoreña Consuelo Suncín. Recibió el cargo de director de la empresa Aeroposta Argentina, filial de la Aéropostale, donde tuvo la misión de organizar la red de América. A partir de 1931, la progresiva bancarrota de la Aéropostale puso término a uno de los capítulos más épicos de los pioneros de la aviación, aunque todavía se extenderían sus hazañas hasta la revolución aeronáutica provocada por la Segunda Guerra Mundial.

Desde 1932, Saint-Exupéry se consagró al periodismo y la escritura. Hizo reportajes sobre la Indochina Francesa (hoy Vietnam) en 1934, sobre Moscú en 1935, y sobre España en 1936, previos al inicio de la Guerra Civil. Sin embargo, no dejó de volar como piloto de pruebas, participando en algunos «raids» o intentos de récords, que en ocasiones se saldaron con graves accidentes, como el ocurrido en la zona del Sahara vecina a Egipto en 1935.

Sus reflexiones sobre el humanismo las recogió en Terre des hommes, publicado en 1939. Ese mismo año, fue movilizado por el Ejército del Aire, como piloto de una escuadrilla de reconocimiento aéreo, caracterizada por misiones suicidas y estratégicamente absurdas, en pleno arrollador avance alemán. Tras el armisticio forzado por la ocupación alemana de Francia, abandonó Francia, y a través de sus agentes literarios se instaló en Nueva York llegando a participar en alguna de las campañas orquestadas para que los estadounidenses entraran en la guerra.

Descontento con su participación pasiva en el conflicto y habiendo sido rechazado sistemáticamente como piloto, por fin, en la primavera de 1944, fue destinado a Cerdeña y luego a Córcega en una unidad de reconocimiento fotográfico del frente alemán en los prolegómenos del desembarco aliado en Provenza. El 31 de julio de 1944, a las 8:45 horas, Saint-Exupéry despegó a bordo de un Lightning P-38 para una misión de reconocimiento sin armamento de una base aérea en Córcega, con una autonomía de vuelo de seis horas, sobre los movimientos de las tropas alemanas en el valle del Ródano poco antes de la invasión aliada del sur de Francia. No regresó jamás.

 

MÁS INFORMACIÓN

 

 Autor(es): Antoine De Saint-Exupéry

Editorial: Mundicrom

Páginas: 

Tamaño: 20 x 27 cm.

Año: 2015