jueves, 7 de marzo de 2024

Podcast La ContraHistoria: Breve historia de la publicidad

 

 

Decía Mark Twain que muchas cosas pequeñas se han hecho más grandes gracias a la publicidad adecuada. Cuando el novelista estadounidense dijo esto a finales del siglo XIX la publicidad exterior era ubicua en las ciudades estadounidenses y europeas. Occidente se encontraba en plena revolución industrial y las empresas querían hacer llegar los productos que fabricaban en masa a un mercado en expansión cuyo consumo crecía año tras año. Pero la publicidad no nació en aquella época por más que hoy se conozca a aquellos vistosos anuncios de hace siglo y medio como publicidad clásica. Para sus contemporáneos de clásicos tenían poco. Eran anuncios muy trabajados que incorporaban ya infinidad de técnicas de persuasión para conseguir el objetivo que los creativos se habían propuesto: impulsar las ventas y conseguir que su cliente se adelantase a la competencia.

Para encontrar los orígenes de la publicidad seguramente tengamos que irnos a los orígenes mismos del ser humano. El intercambio es connatural a nuestra especie. Siempre necesitamos adquirir algo que nos falta y, para hacerlo, vendemos algo que nos sobra. Entre medias se sitúa la publicidad como herramienta para que vendedores y compradores se encuentren. Los primeros compiten entre ellos y los segundos esperan siempre la mejor oferta. Esto, que debió ya estar presente en las primeras comunidades humanas, se fue sofisticando conforme también lo hacía la tecnología. Sabemos, por ejemplo, que ya en el Egipto de los faraones se elaboraban mensajes comerciales en papiros, y que los anunciantes la antigua Roma pintaban murales en las paredes.

En tanto que la cantidad de gente que sabía leer era pequeña, desde sus inicios la publicidad abundó en los elementos visuales y auditivos que permitían identificar el producto y la oferta con rapidez. Todavía hoy muchos comercios utilizan simbología propia de su gremio y es común que en los mercadillos callejeros los vendedores anuncien el género en voz alta. La invención de la imprenta y la alfabetización progresiva de la población a partir del siglo XVII dio alas a los creativos. Luego llegó la revolución industrial, que se tradujo en una desconocida abundancia de bienes y servicios a la venta para una población cuyo poder adquisitivo se incrementaba sin descanso.

La revolución industrial trajo nuevos soportes publicitarios. Primero la prensa diaria y las revistas, luego la radio, la televisión e internet. La publicidad exterior pasó de simples murales a elaboradas vallas y carteles luminosos que pronto se apoderaron del centro de las ciudades, creando nuevos paisajes urbanos hoy convertidos en iconos como Picadilly Circus en Londres, Times Square en Nueva York, el cruce de Shibuya en Tokio o la plaza del Callao en Madrid. Los nuevos medios de transporte como los trenes, los autobuses y los aviones no tardaron en llenarse de anuncios. Nuestro mundo sería irreconocible sin la publicidad, ese arte de los persuasores que ha acompañado a la civilización desde sus inicios.

Pues bien, hoy en La ContraHistoria vamos a hablar de la historia de la publicidad. Lo haremos con María de los Ángeles Varvaró, toda una especialista en publicidad que hace cosa de un mes me propuso hacer un programa sobre eso mismo. Le dije que lo haría, pero a condición de que ella participase. Aceptó y hoy la tenemos aquí dispuesta a tratar conmigo la evolución histórica de algo tan omnipresente en nuestras vidas que a veces se nos olvida que también tiene su propia historia.

Fuente: La ContraHistoria  

 

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