El siglo XIX en España fue extraordinariamente agitado. Se sucedieron
las guerras, los pronunciamientos militares y los problemas políticos,
sociales y económicos. Fue en este siglo cuando los virreinatos
americanos se transformaron en repúblicas independientes y cuando la
España peninsular pasó de ser una monarquía tradicional propia del
antiguo régimen a una de tipo constitucional. Fueron, de hecho, varias
las constituciones que se proclamaron durante este periodo empezando por
la de Cádiz de 1812, dirigida a los españoles de ambos hemisferios, y
terminando por la de 1876, que preludió un largo periodo de estabilidad
política conocido como la Restauración.
La de Cádiz fue una de las muchas consecuencias que trajo la invasión
napoleónica de la península ibérica, momento que muchos consideran
fundacional de la España contemporánea. Tras esa invasión, que
desencadenó una larga guerra de independencia, Fernando VII recuperó el
trono y trató, como otros monarcas europeos, de revertir el proceso que
había dado comienzo en París en 1789. Pero fue en vano, a su muerte la
regente María Cristina de Borbón se rindió a la evidencia y fue
entregando parcelas de poder a los liberales. Eso dio origen a otro de
los elementos definitorios del siglo XIX español, el carlismo, un
movimiento legitimista que no reconocía la sucesión de Fernando VII en
su hija Isabel.
Mediado el siglo las reformas liberales se habían impuesto y, con
ellas, la construcción de un Estado-nación liberal como los que estaban
surgiendo en Europa y América. Esa puesta al día de la vieja monarquía
española no estuvo exenta de problemas políticos, pero, a pesar de
ellos, el país fue paulatinamente modernizándose. En la segunda mitad
del siglo, especialmente tras la convulsión del sexenio revolucionario,
la industrialización empezó a arraigar en algunas zonas de España al
tiempo que se iban creando las instituciones propias de un Estado
moderno.
Este periodo de la historia de España es bien conocido porque se
encuentra muy cerca de nosotros desde el punto de vista cronológico,
pero no siempre se entiende bien. Predominan las visiones negativas
cargadas de mitos que se perpetuaron en el siglo siguiente, por lo
general con interés político. Una de esas visiones es la del
excepcionalismo español, un tópico entre muchos historiadores y
divulgadores que consiste en creer que España es la gran excepción
europea de los dos últimos siglos. A la luz de los hechos documentados
esto no es cierto. No hay ni un solo episodio que no tenga su paralelo
en uno o varios países de Europa, pero se sigue insistiendo en que la
historia de la España contemporánea es única y necesariamente
calamitosa.
Para hablar del siglo XIX español nos visita hoy en La ContraHistoria
Daniel Aquillué, un joven historiador zaragozano que este año ha
publicado un libro monográfico sobre este mismo tema. Se titula “España
con honra” y lo publica la editorial La Esfera de los Libros. Con él y
con Alberto Garín vamos a sumergirnos en este siglo fascinante. No lo
haremos en su cuenta corta, la que comienza con las guerras napoleónicas
y termina con el desastre del 98 que veíamos la semana pasada en La
ContraHistoria, sino en su cuenta larga, la que va del estallido de la
revolución en Francia al golpe de Estado de Primo de Rivera en 1923.
Casi siglo y medio en el que pasó de todo y que vio nacer la España de
nuestro tiempo.
Fuente: La ContraHistoria
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