En 1527, las tropas del emperador Carlos V se plantaron ante las puertas de Roma. Conformadas por un buen número de luteranos, la animadversión mutua entre el emperador y el Papa Clemente VII propició que los soldados protestantes y, con ellos, el resto del ejército imperial saquearan la ciudad durante varios días. Aquel saqueo conmocionó a toda Europa Occidental. Desde los lejanos tiempos de Carlomagno, el emperador era el garante de la seguridad de los Papas y en ese año de 1527 fueron los ejércitos imperiales los que estuvieron a punto de asesinar al Sumo Pontífice. Pero además, ese saqueo puso un punto final al intento de los Papas por dominar Italia y construir un Estado propio, algo que ya tuvimos ocasión de ver con más detalle en La ContraHistoria cuando vimos el arte del alto Renacimiento, un alto Renacimiento que concluyó de manera brusca e inesperada ese mismo año de 1527.
A partir de ahí, era necesario restaurar, por un lado, la relación entre el Emperador y el papado y, por otro, la propia autoridad papal totalmente cuestionada por la reforma protestante que acababa de dar comienzo en Alemania. El arte no fue ajeno a estas convulsiones, a lo largo de las siguientes cuatro décadas, hasta el final del concilio de Trento, los artistas se enfrentaron a una realidad convulsa que les obligó a adaptarse a las situaciones más diversas: desde los que pretendieron seguir los parámetros del alto Renacimiento hasta los que trataban de innovar, pasando por los que se aferraban con fuerza a las tradiciones medievales.
En estos años centrales del siglo XVI, los historiadores del arte
consideran que se forjó un estilo llamado manierismo que, unos años más
tarde, terminaría por ponerse al servicio de la contrarreforma católica.
Pero si los estilos artísticos, como recetarios que seguían los
artistas de un momento determinado, suelen ser corsés que revientan con
facilidad cuando se les enfrenta a la realidad, en el caso del
manierismo ni siquiera es posible establecer ese recetario.
Hoy con Alberto Garín vamos a tratar de desentrañar las claves del
llamado estilo manierista en Italia desde el saqueo de Roma hasta el
final del concilio de Trento.
Fuente: Podcast: La ContraHistoria
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