"El estudio de una deidad tiene una primera explicación antropológica que la define como ente o ser con poderes y caracteres sobrenaturales. Así, dios o deidad, son objetos de culto religioso. Los poderes son adscritos por las sociedades que los crearon, adscripciones que generalmente se renuevan en ceremonias y ritos de acuerdo a calendarios establecidos y administrados por un cuerpo sacerdotal, el que transmiste o acerca a los creyentes la 'imagen visible' de esa deidad.
El icono de la deidad es su representación por medio de un dibujo, escultura o pintura, mostrando los atributos que la definen y diferencian. Estos atributos son los elementos sacralizantes que -en algunos casos- pueden ser un 'cinturón sobresaliente', los pies divergentes, 'triángulos escalonados', un tipo de posición para ser vista de frente y con los brazos abiertos y, algunos otros 'signos elementales' que narran o hacen referencia de sus poderes, origen y jerarquía, configurando de esta manera y con estos otros signos, una metáfora.
Una metáfora es un constructo ideal, algo más complejo, que expresa los caracteres de la deidad y exige una manera de cómo debe ser vista y entendida. Para el pensamiento occidental cristiano -por ejemplo- su dios hizo el mundo y al hombre a su imagen y semejanza. En cambio para el pensamiento andino, el hombre hizo el 'mundo' y sus dioses. Los seres sacralizados fueron hombres extraordinarios o -huaca- con carácter de héroes culturales, capaces de reordenar el mundo desde el caos o 'pachacuti'. Y el 'mundo', como conjunto de las cosas, lo hicieron de acuerdo con sus necesidades y requerimientos, asumiendo su propia pequeñez humana y la escasez de su medio ambiente, su destrucción recurrente y el caso derivado. Recurrente porque era destruido por sequías, terremotos o inundaciones. Esa era su verdad."
Paisaje, cosmovisión e iconografía en Chan Chan. Por Cristóbal Campana Delgado. Páginas 92-100. Arkinka. Enero 2012. Año 16 - Num 194. Lima, Perú.